Mío por derecho

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Cuando estaba despierto, a Nick le encantaba que sus papás le hablaran, que lo hicieran jugar, que le leyeran, que le dieran todos los mimos posibles durante todo el día.

Pero a la hora de dormir, sólo lo podía hacer con su mamá. El pequeño bebé sólo podía dormir si estaba prendido al pecho de su madre, abrazándolo, mientras Martina le cantaba en un tono suave, y acariciaba suavemente su cabecita.

Amaba estar con su papá, que Neal le hablara, que le contara cuentos, porque a su semana de vida, era un niño muy atento y despierto, pero nada se comparaba como su mamá.

A diferencia de Martina, Nick no había creado resentimiento hacia su madre, después de lo que había ocurrido. Él amaba profundamente a su mamá.

Y no había sido fácil para los jóvenes padres tener que convivir y dejar sus diferencia de lado, por el bien de su pequeño bebé. Pero estaban haciendo lo mejor posible.

Neal y Martina estaban viviendo en una de las ciudades de la nación, bastante alejada del centro, y ésta noche, sería especial. Los tíos de ella vendrían a conocer al pequeño.

Neal finalmente conocería al famoso "tío Brook".

***

—Pa-pá —sonrió hablándole, teniéndolo acostado en sus muslos, mientras el pequeño sonreía y movía sus piernitas—. Vamos, Nick, di papá.

—Es muy pequeño aún para que hable —le dijo Martina, mientras hablaba por mensajes con sus padres, preguntándoles si su tío ya estaba con ellos.

—Pero puede balbucear ma ¿Por qué no podría balbucear papá o pa?

—Porque es lo más cercano que dice cuando llora —sonrió divertida.

Nick miró a su mamá y luego a Neal, sonriendo.

—Debes decir "pa", yo sé que tú puedes.

El bebé lo miro atento, y apretó sus puñitos, conteniendo el aire, por lo que su rostro rápidamente se puso rojo, haciendo reír a Neal.

—Okay, olvídalo —rio besándolo suavemente en la frente—. No te esfuerces, pequeño.

—Eso mismo hacía cuando estaba mi panza, y me trasmitía sus pensamientos.

—Sí, creo que él intenta hacer lo mismo —sonrió mirando a su hijo, acariciándole el cabello, que había comenzado a oscurecerse.

—Mi mamá dice que mis tíos ya llegaron a su casa, estarán aquí en una hora más o menos.

—Genial ¿Pediste la comida ya?

—Sí.

—Bien... Pero, debo decirte que me siento nervioso —le dijo en un tono bajo, enseñándole un peluche al bebé.

—¿Por qué? —le preguntó curiosa.

—Sé que no somos nada, sólo los padres de Nick, pero... No lo sé, no me siento cómodo con esto. La relación con tus padres, después de todo lo que pasó, jamás será algo "normal", y no sé cómo tus tíos también puedan actuar. Tal vez no debería estar ésta noche. Ellos vienen a conocer a Nick.

—Sí, pero tú eres su papá, y vives aquí con él, es entendible que quieran conocerte.

—Tal vez podría simplemente saludarlos y luego irme.

—¿Por qué tanto drama por conocer a mi familia?

Neal suspiró y negó con la cabeza.

—No es fácil para mí conocer a nuevas personas ¿Y que pensarán de mí? Tú tienes recién diecinueve años, y yo biológicamente tengo treinta y siete, pensarán... Que soy un degenerado, no sé.

Martina rodó los ojos.

—Eso es lo de menos. Ellos no son ejemplo de nada tampoco, Neal. Mi tío fue un asesino psicópata, recuperado y sano ya —aclaró rápidamente al ver la expresión de Neal—. No es peligroso, pero así conoció a mi tía, ella había sido una de sus víctimas. Incluso su hijo mayor, él lo trajo de vuelta a la vida, luego de causar de forma indirecta su muerte.

—Ya no sé si quiera esas personas cerca de mi hijo —le dijo serio.

—Neal, esto pasó hace años ya, tú ni habías nacido. Es parte del pasado de mi tío, él ahora es un hombre amoroso.

—No sé.

—Lo digo en serio, él es un hombre sano, y muy arrepentido por todas las cosas que hizo.

***

Habían quedado encantados con Nick, y al pequeño le encantaba ser el centro de atención de sus abuelos, y ahora de los tíos de Martina.

Y no era para menos, era el más pequeño en la familia. Nick era tan simpático, que fácilmente se había ganado a sus nuevos tíos.

Y mientras sus papás preparaban la comida para llevar a la mesa, él se había quedado en la sala con Laura y Adam.

—Creí que me habías dicho que tenías un primo —le dijo Neal, mientras colocaba la carne asada en una gran bandeja.

Ya conocía el apetito voraz que tenía la familia de Martina.

—Sí, es que nació como varón, a mi también me sorprendió que viniera a vernos como una niña... Tal vez ahora se sienta mujer, y por eso adoptó esa nueva imagen. Y se ve muy bonita —sonrió contando los platos.

—¿Tiene la misma edad que Ethan? —le inquirió curioso, mirando disimuladamente hacia donde se encontraban los adolescentes.

—Mm, casi, tiene como un años y medio o dos más que mi hermano.

—Oye, yo sé que no entiendo mucho de éstas cosas, y tal vez pienses que estoy mal de la cabeza, pero... Cómo que ellos se miran de un modo muy... No muy "fraternal"

—¿Pero que dices? Son primos, Neal —le dijo en un tono bajo, molesto—. ¿Cómo se te ocurre decir algo así?

—Lo siento, pero eso me pareció.

Martina se acercó a la puerta, y observó a su hermano, y ahora prima, que estaban solos en un sector de la sala, hablando, sonriendo... Y malditamente, quizás Neal tenía razón.

¿Qué demonio le pasaba por la cabeza a esos dos pendejos hormonales? ¡Eran primos!

—Tina.

—Luego de la cena hablaré con mis padres —pronunció seria.

—Sí, pero cuida tus palabras, tampoco es para que lo avergüencen.

—¡Pero es su prima! No puede verla de otro modo ¡Y ella tampoco!

—Tal vez sólo fue una mala impresión mía, no me hagas caso. Ven, llevemos la cena antes de que todo se enfríe.

—No, no fue una mala impresión tuya, porque yo también estoy viendo cómo se miran... Y está mal, son familia.

...