12

2.1K 335 30
                                    

Luego de aquel intento fallido por llevarse bien con ella, Neal había viajado hacia la isla donde su media hermana estaba viviendo, quería conocerla en persona.

No había sido difícil encontrarlas, ya que eran las únicas extranjeras en aquel lugar. El problema, sería como reaccionaria ella o su madre al conocerlo.

Caminó por la playa, y llegó hasta una casa que estaba muy cerca de la orilla. Fue hasta ella, y golpeó la puerta, acomodándose un poco la ropa y el cabello.

—Voy —pronunció una jovencita del otro lado.

Al abrir la puerta, miró sorprendida al muchacho que estaba allí.

—Hola, soy Neal Bennett, sé que no me conoces, pero soy tu medio hermano. Soy hijo de Noah también.

—¿M-Mi hermano?

—Sí, y vaya, tú te pareces mucho a nuestra abuela —sonrió, emocionado—. Sólo que ella tenía los ojos verdes.

—G-Gracias, papá siempre decía eso.

—¿Cómo fue él? Tú pudiste conocerlo.

—Era una bebé, no tengo muchos recuerdos de él. Lo poco que sé, es lo que me ha contado mi mamá, Josh, o algunos amigos de él. También por videos, pero no tengo recuerdos de nuestro padre.

—Ah ¿Tú no tienes memorias de cuándo eras una bebé?

—No, eso sería muy raro —rio incómoda—. Pero... Ellos nunca hablaron de ti.

—Lo sé, mi madre me mantuvo oculto, principal motivo por él que no lo conocí. Pero tenía mucha curiosidad de conocerte a ti, es bueno saber que tengo familia también.

—Oh, sí, es verdad, no estás solo —sonrió la jovencita—. Creo que en tú mirada, hay algo de él.

—¿Lo crees?

—Sí, tus rasgos son un poco más suaves, y tú nariz más pequeña, pero tienes un parecido a Noah.

***

—No tuve mucho tiempo de acomodar, pasen.

—Estar tirada en el sillón cansa mucho, ¿No, Martina?

—Tú cierra la boca, nadie te estaba hablando a ti.

—Yo soy él que dice lo que nadie más se atreve —sonrió divertido aquel jovencito.

Ethan era el hijo menor que Adam y Laura habían tenido. El adolescente tenía casi doce años, y había nacido producto de Adam... Aquella noche, quién se había dejado llevar era él.

Laura no se estaba cuidando, ya que sabía que su marido era muy riguroso con aquel asunto, que no quería más hijos. Es por eso que la llegada del niño, había tomado por sorpresa a ambos, especialmente a la castaña.

Y esta vez, Adam no había podido decir nada.

—¿Quieres qué te ayude a acomodar?

—No, ma, luego lo haré, siéntense a dónde quieran —les dijo dirigiéndose a la cocina, siendo acompañada por su mamá.

—O dónde se pueda —murmuró el jovencito, ganándose una mirada de advertencia por parte de su padre.

¿Pero por qué lo regañaban a él? Si Martina era la desordenada. Había ropa y zapatos por toda la sala, envolturas de papas y nachos, botellas de refresco, platos sucios.

Eran tan desastrosa como Adam.

—Creo que debiste pagarle una señora de limpieza también —se quejó Ethan, corriendo unas camisetas para poder sentarse en el sillón.

—Sí, comienzo a creer que podría hacerlo ahora.

—Yo también quiero una cuando me compres una casa.

—¿Una casa a ti? ¿Pero tú que crees, niño? ¿Que voy al baño y cago dinero?

—Básicamente, es lo qué haces. No te veo esforzándote mucho por obtenerlo, y eres millonario. Así que no sé, dime tú viejo ¿Cómo haces dinero?

—A los dieciséis te dejo las maletas en la calle.

—Perfecto —sonrió divertido—. Y quiero una casa de un solo piso, no soy tan ostentoso.

—Como mucho obtendrás una casa de dos habitaciones.

—¿Soy menos que Martina?

—Jamás, eres peor de insufrible que ella —le dijo con fastidio su progenitor, encendiendo el televisor.

—Y aún te quedan cuatro años más para comprobarlo —sonrió divertido.

Si Martina era la consentida de Laura, Ethan era el mimado de su madre. ¿Qué no hacía esa mujer por su hijo? Estaba enamorada de su pequeño, quizás era porque le recordaba a su marido después de todo.

Sólo que Ethan, no tenía ese hambre exagerado que compartían su esposo e hija mayor. Él más bien era como Eva, de un temperamento más tranquilo, pero con lo cínico de Adam.

¿Por qué sus hijos tenían que nacer arrogantes? ¿Por qué ninguno había sacado su temple? Esos muchachos querían llevarse al mundo por delante, y terminarían como Adam, cuando se encontraran a alguien mejor como Neal..

***

Había sido lindo poder conocer a su hermana, y pasar la tarde juntos. Incluso Alenka lo había invitado a cenar, tomándolo por sorpresa.

A excepción de Josh, todos los demás no lo habían tratado con tanta amabilidad. Neal las había invitado a regresar a la nación, pero ambas se negaron a hacerlo.

No sé sentían ni cómodas ni seguras allí. Sabían que vivir en la nación de Noah, significaba perder la libertad. ¿A quién le podía gustar vivir monitoreado?

Eso es algo que Neal cambiaría, a él no le interesaba saber que es lo que hacían los ciudadanos. Y estaba seguro, que a ellos tampoco debía importarles que es lo que hacían los demás.

Luego de cenar, y pasar la noche en una posada muy bonita cerca del mar, Neal regresó a la Nación, sintiéndose más feliz, cargado de energía positiva.

¿Era momento de pedirle el liderazgo a Adam? ¿O debía investigar más a fondo? Los experimentos y pruebas que se llevaban allí acabo, no eran de conocimiento público.

El ciudadano común, no tenía ni idea de lo que se hacía en el laboratorio privado de Noah. Incluso él no lo sabía con exactitud, ya que en la mente de Adam, no había mucha información al respecto.

Debía encontrar a alguien que trabajara allí, y utilizarlo para obtener información. Y sería la primera vez que tendría que recurrir a usar una imagen diferente a la de él.

...

Mío por derechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora