Mío por derecho

9

Luego de estar conduciendo por más media hora, Martina se giró y lo observó expectante.

—¿A dónde me llevas?

—A un lugar muy importante para mí.

—¿Un lugar importante aquí adentro? No entiendo cómo podría serlo, siendo que tú sólo estuviste dos días aquí.

Neal sonrió levemente, sin despegar la vista de la carretera.

—No es por el tiempo en que yo estuve aquí, sino por quien vivió en ese lugar.

—Mm ¿Quieres ir a la casa de tu padre?

—Sí, a una de las tantas casas que tuvo. Pero sé que en ésta él venía para estar sólo, que aquí vivió con su primera familia.

—¿Cómo se conocieron tu mamá y Noah?

—En un acto de caridad.

—¿Y ahí tuvieron un encuentro ocasional? ¿O tuvieron una relación oculta?

—Podría llamarlo encuentro ocasional —sonrió con diversión—. ¿Y los tuyos?

Él ya sabía aquello, ya que había estado en la cabeza de Adam, pero sólo quería saber que le habían dicho a Martin. Que pensaba ella de todo eso, y además, hacer su relación un poco más amena.

—Em, hace mucho tiempo me contaron eso. Creo que en ese momento mi mamá estaba en contra de Noah y todos los avances tecnológicos, y mi papá se había escapado del laboratorio donde lo habían creado. Creo que desde entonces están juntos.

—Sí, fue hace mucho tiempo atrás, como dos siglos.

—Así es —suspiró.

—¿Sigues odiando a tu padre?

—No, para nada. Ahora que soy mayor, que veo el mundo como él lo veía, entiendo porqué no quería hijos, y también entiendo a mi mamá el buscar un hijo. Sé que cuando ella estaba embarazada dijo todas esas estupideces en broma, pero yo me lo tomé muy a pecho.

—Pero ya lo perdonaste.

—Sí.

—¿Y su relación de tanto tiempo? ¿Te parece amor de verdad?

—Creo que ya están acostumbrados a tenerse —sonrió—. Dudo que el amor dure tanto tiempo.

—A mí me gusta creer que sí.

—Crees en cuentos de niños entonces.

Unos diez minutos después, llegaron hasta la casa de Noah que había ocupado con Nina y Stephan. Aquel primer hogar donde todo había comenzando.

Martina se bajó del auto después de Neal, y lo acompañó hasta las puertas de la casa, esperando a que él las abrieras. Y así fue, sólo unos segundos le llevó tirar el sistema de seguridad.

—¿Estuviste antes aquí?

—Sí, cuando era bebé. Noah solía venir cuando estaba muy deprimido y extrañaba a su familia. No tengo muchos recuerdos de esto, ya que mi papá intentaba no hablar cuando yo estaba, pero sé que aquí había traído a Nina luego de "revivirla".

—¿Revivirla? ¿A qué te refieres? ¿La clonó?

—Sí, y nada salió bien.

—Amó demasiado a esa mujer —murmuró viendo los muebles, la alta escalera que llevaba a los pisos superiores, los cuadros que aún permanecían de Nina, Stephan y Noah.

—Yo creo que era culpa, por no haberla salvado antes.

—Tal vez... No imagino lo solo que se habrá sentido mi padre al estar aquí. Debe ser terrible perderlo todo.

—Pero si perdió todo fue por su culpa, Neal. Él cuando conoció a mis padres, y ver lo que las células de mi papá habían hecho en mi mamá, se le ocurrió comenzar a experimentar con ellas, sabiendo las consecuencias. Él quería ser inmortal, su familia no estuvo en su lista de prioridades.

—No sabemos realmente que pasó por su cabeza.

—Claro —le dijo rodando los ojos.

—Y... ¿Has estado con alguien estos años?

Martina giró su rostro para mirarlo, y sonrió divertida, al ver cómo Neal estaba observando un cuadro.

—No me interesa tener ningún tipo de relación sentimental.

—Entonces nunca estuviste con un hombre —le dijo mirándola.

Ella arqueó una ceja y sonrió.

—¿Necesito un novio para tener sexo? Eso es algo sumamente arcaico, Neal.

—¿Y con quién estuviste entonces? —le inquirió serio.

—¿Por qué debería responderte eso?

—No lo sé, quizás porque sabiendo que yo regresaría por ti, estuviste con alguien más —pronunció molesto.

—Te recuerdo que yo jamás te di esperanzas de nada, Neal. Tú solo te creaste un mundo donde estaríamos juntos —le dijo caminando hacia la puerta.

—No puedo leer tu mente, pero sí se que tú cuerpo reacciona a mí.

—Claro, Neal, lo que digas.

La siguió hasta el exterior de la casa, pero cuando él se subió al auto, ella no lo hizo, siguió caminando por la vereda.

—¿Qué haces? Sube.

—No, me volveré caminando a mi casa.

—Martina, por favor, sube, no actúes como una niña.

Ella lo ignoró y continuó caminando. Ningún hombre le iba a decir que hacer, y mucho menos el loco ese.

Neal la observó con fastidio, y se subió al auto, conduciendo lo más despacio que su auto se lo permitía. Era una terca caprichosa.

***

—Estoy bien mamá, había salido a dar una vuelta, y cuando me di cuenta, me había alejado mucho de la casa, y tarde más en regresar —le dijo a su madre, mientras hablaba por una llamada y cocinaba.

"—Aunque tu padre haya tenido la "brillante" idea de darte una casa, no significa que tú puedas hacer lo que quieras. Nosotras teníamos un acuerdo."

—Olvidé llevar el celular.

"—Sabes que puedes implantarte-"

—No, nada de implantes tecnológicos, prefiero ser una anticuada y seguir usando un celular, a terminar como un Cyborg.

"—Yo sólo quiero que me llames y me avises que estás bien. O mínimamente me envíes un mensaje."

—Lo haré, ma. Estoy cocinando ahora, luego hablamos, te quiero —le dijo cortando.

Se secó las manos, y tomó la bandeja para llevarla al horno, caminando con cuidado para que no se le cayera nada, mirando sólo el pavo y las verduras que estaba en el centro.

—¿Te comerás un pavo sola?

Al escuchar aquello, soltó la bandeja del susto, mirando con rabia al azabache que estaba parado en el umbral de la puerta de la cocina.

—¿Qué demonios haces en mi casa? —le preguntó molesta, agachándose para tomar las cosas.

—No quise asustarte, lo siento —se disculpó ayudándola a levantar todo del suelo.

—Una hora trabajando en este maldito pavo, y mira como quedó, todo explotado en el suelo.

Río bajo, ganándose la mirada asesinada de ella.

—Compra otro y ya, o te llevo a comer afuera, no seas tan exagerada.

—Pareces que tú aún no entiendes que no quiero nada contigo.

...