Mío por derecho

33

—Semanas después—

El hijo de puta de Neal le había puesto una captura internacional, y ella no podía cambiar de imagen en su estado actual. Aunque no habían síntomas, ni prueba de nada, ella seguía insistiendo en que estaba embarazada.

No podía acudir tampoco a un centro de salud, ya que la reconocerían, y la Nación no era una opción.

Había tenido que ir a pie hasta un pueblito alejado, del país donde actualmente estaba viviendo su tío. Algunas veces le enviaba un mensaje a Laura, para avisarle que estaba bien.

Y Martina no volvería, hasta sentir que el bebé había regresado, que tanto él como ella estaban seguros.

***

No la había escuchado, no le había querido creer, y había terminado convenciendo a Belén de hacer la transición. A su joven esposa le había parecido una muy buena idea, ya que de ese modo siempre podría estar con él.

Y disfrutar de su fortuna.

Pero nada salió como Neal había esperado. Fue algo casi inmediato, el tratamiento con sus células comenzó en la joven, y su organismo no lo soportó, colapsando.

Y Heather se lo había advertido, ella no era viable para hacerlo. No todos los humanos podían hacer aquella transición, la mayoría terminaba muriendo en el momento, o a los pocos días, por una sepsis generalizada.

Sus glóbulos rojos bajaban en picada, debido a que las células de ellos, atacaban a los glóbulos, viéndolos como una amenazas, y seguían con los blancos, que aumentaban por la presencia de un agente extraño.

Es ahí cuando el colapso era inevitable. A veces, y en muy raras ocasiones, luego de la muerte se producía un regeneración en base a las células de unidades sintéticas utilizadas, trayendo a la persona a la vida.

Pero era muy extraño que ocurriera, por lo general, el cuerpo se terminaba consumiendo a si mismo.

O como en le caso de Belén, que se le habían producido horribles tumores y necrosis en varias zonas de su cuerpo, especialmente las extremidades. A Neal no le había quedado más remedio que dejarla ir.

Esa no era cálida de vida.

Y los problemas no habían terminado allí, la familia de ella lo había acusado de homicidio, a pesar de que ella había firmado un consentimiento.

Su imagen se había deteriorado mucho en los medios, por culpa de aquella muerte. Y para intentar calmar los ánimos de sus ex suegros, había tenido que darles una importantísima suma de dinero.

¿Es qué nunca podría vivir en paz? ¿Tomar una buena decisión? Neal comenzaba a creer que lo mejor, era abandonar todo, e irse con su madre de allí.

***

Se había sorprendida de no ver más en las noticias su imagen y pedido de captura, pero Laura en un mensaje, le había contado que Neal había retirado la órden.

¿Por qué? Nadie los sabía. Su madre le había dicho que hacía días no se sabía nada de su líder, que luego de la muerte de su mujer, no lo habían vuelto a ver en la Nación.

De todos modos, Martina no se sentía segura de volver allí.

Tocó su panza, que a penas tenía una curvita, y comió una barra de chocolate, mientras preparaba unas alitas de pollo, y papas fritas.

Sabía que su opción de almuerzo no era muy saludable, pero deseaba demasiado comer aquello. 

—Oye, cuando te sientas seguro podrías hablarme —habló mientras giraba en el aceite algunas alitas—. Sé que sería raro tener una conversación entre ambos, pero alguna palabra que me digas, sería suficiente.

Tapó el sartén, y se lavó las manos, dejando que las alitas se siguieran friendo, mientras se dirigía al refrigerador para tomar un bote de halado que había comprado la noche anterior, de tres litros, y aún le quedaba por la mitad.

Se sirvió un poco en una copa, y se sentó luego en un puf, comiendo helado de chocolate, vainilla y fresa, mientras miraba unos videos de cocina.

No sabía si era por la ansiedad, pero se la pasaba comiendo, más que antes. Y quizás por eso también le había crecido la panza en esas tres semanas.

Se llevó una cucharada de helado a la boca, y leyó la noticia de una mujer que se había reencontrado con su familia luego de cincuenta años. Había estado en una especie de coma, debido a una enfermedad extraña, a la cual le había encontrado la cura ahora.

Una nueva enfermedad que podría ser erradicada gracias a los avances de la tecnología en la medicina, y obviamente, de la Nación de Noah.

Le resultaba fascinante por un lado, el que hubiese regresado y poder reencontrarse con su familia de nuevo. Pero era también triste, el saber que había perdido cincuenta años de su vida, y de la vida de su familia.

Familia.

Se quedó casi sin respirar al escuchar aquello, sin saber si había sido o no producto de su ansiedad, o era real.

—Oh Dios —jadeó, llevándose una mano a la boca—. Sí, Fetito, somos familia, somos familia, bebé —pronunció con tanta emoción, que sentía que no cabía dentro de su pecho—. Si estuvieras aquí, te abrazaría muy fuerte, y te daría muchos besos. Pero hasta entonces, sólo puedo darte unas caricias sobre la panza —sonrió con lágrimas en los ojos, tocando su vientre.

***

Había matado a una persona, indirectamente o no, había convencido a Belén para que hiciera la transición, y ahora no podía con la culpa.

Desde el velorio, se había encerrado en su habitación, y no había querido salir más. Incluso había hablando con su madre, para decirle que quería renunciar a su puesto.

Desde que había llegado a la Nación, nada bueno había ocurrido. Tal vez ese lugar estaba maldito... O simplemente él no podía tomar una buena decisión.

Llamada urgente.

Desganado, permitió recibir la llamada, sin salir de la cama.

—¿Sí?

"—Neal, Neal soy Martina. Sé que no soy la persona a quien quisieras escuchar, pero tienes que venir."

—¿Por qué siempre tienes qué volver a  aparecer? Ya no lo hagas, Martina. Si vas a irte, no vuelvas más.

"—Ven y te lo diré, te pasaré la ubicación exacta para que me encuentres."

—No voy a ir.

"—Te pido por favor que vengas, y si luego no quieres verme ya, te juro que no volveré a aparecer en tu vida."

...

¿Alucinación? ¿Psicosis? ¿O real? 🤔