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Entró a su casa, caminando despacio, para no hacer ruido más del necesario, y darle una sorpresa, entrando a la habitación. Pero...

"Papá, familia, papá."

Sonrío enternecido, y llegó hasta la cama, sentándose en el borde de la misma.

—¿Me extrañaste mucho, hijito? Ya falta menos para que nazcas, bebé —sonrió apoyando su mano en la panza de Martina.

La jovencita se quejó, y al abrir los ojos, miró sorprendida a Neal.

—Hola.

—Neal ¿Qué haces aquí?

—Quería verlos —le dijo en un tono bajo, bajando a su boca para besarla—. Los extrañaba.

Martina se corrió con cuidado en la cama, para hacerle lugar y que él pudiera acostarse también.

—¿Pero podías venir? ¿Saben qué estás aquí?

—No —sonrió, acostándose junto a ella, abrazándola—. Pero no importa, quería estar contigo y el bebé.

Ella sonrió levemente y lo abrazó. Neal le dio un suave beso en los labios, y luego apoyó su mejilla contra el pecho de ella, permitiéndole que le acariciara el cabello.

—Te amo, y no quiero que lo olvides. Tú eres la única mujer que amo, y que yo siento que es la indicada.

—Lo sé —murmuró—... No sé que me pasó el otro día, supongo que son las hormonas, el embarazo, no sé.

—O tal vez me quieras un poco también —murmuró.

Martina desvió la mirada, y continuó acariciándole el cabello. Neal levantó la cabeza y la miró, tocando su panza.

—¿Sientes algo por mí?

—Neal, sabés que no me gusta hablar de éstas cosas.

—Pero necesito saberlo, quiero saberlo, Tina. ¿Me quieres? ¿Sientes algo por mí?

—No voy a hablar de esto.

La tomó del rostro y lo giró suavemente para que lo mirara.

—Te amo, ¿Pero tú sientes algo por mí?

—Neal.

—Contesta.

—Sí —murmuró.

—¿Qué sientes por mí? —le preguntó en un tono bajo, acariciando su mejilla.

—Neal, por favor, no me gusta hablar de éstas cosas.

—Pero necesito saberlo. ¿Tienes idea de cómo me siento? ¿Has estado enamorada alguna vez? Sé que tú si tuviste una vida normal, que conociste muchas personas, que tienes amigos, que... Que no has vivido encerrada como yo. Martina, yo recién ahora estoy viviendo, estoy conociendo, aprendiendo, no quiero enamorarme de otra mujer, yo sólo quiero que seas tú.

—Pues si quieres enamorarte de alguien más, hazlo.

—¿Es lo único que has escuchado de todo lo que dije?

—Conoce, sal con mujeres, enamórate de cuantas mujeres quieras.

—No, no quiero eso, te estoy diciendo-

—No me interesa —le dijo alejándolo de ella—. Vete, Neal.

—¿Ahora ya no quieres que esté contigo? ¿En serio me estás echando?

—Sí, vete, yo no te pedí que vinieras.

—Me llamaste preguntándome cuando regresaría, que el bebé-

—Exacto, el bebé quería escucharte, vete ahora —le dijo saliendo de la cama, interrumpiéndolo nuevamente.

—Jamás aprecias nada de lo que hago por ti. Quisiste irte de la nación, y te seguí. Querías verme, y dejé todas mis obligaciones para venir a verte. Pero tú jamás valoras nada de lo que yo hago por ti.

—¿Ya lo ves? No soy una buena mujer —le dijo sintiendo sus ojos humedecerse—. Ve y enamórate de alguien más. O mejor aún, búscate una nueva mujer que caliente tu cama, sé que eso se te dará muy fácil y rápido.

La miró a los ojos, y luego salió de la habitación.

"No mamá, papá, mamá, familia, papá."

Escuchó la puerta cerrarse, y luego el auto de él, marchándose.

Sintió las primeras lágrimas mojar su rostro, y volvió a la cama, abrazando la almohada.

Él sólo la estaba presionando, obligándola a hacer y decir algo que ella no quería. Ella no se sentía preparada para eso, no era una mujer demostrativa, ni sentimental como él.

***

Había tomado la imagen de un hombre diferente, para que nadie pudiera reconocerlo, y estaba sentado en la barra de un bar, bebiendo.

Sabía que las bebidas normales a él no le causarían nada, pero por suerte, tenían una especie de licor para unidades sintéticas, y eso es lo que estaba bebiendo.

Lo único positivo de la noche, es que sabía que sólo era alcohol, que no había drogas, ni riesgos de tener los mismo síntomas que aquella vez, y terminar en la cama con una desconocida.

Tenía decenas de llamadas perdidas, sus asistentes y equipo estaban preocupados, ya que no sólo no atendía las llamadas y mensajes, el líder de la nación se había desaparecido.

Su relación con Martina lo estaba desestabilizando, no estaba siendo positiva para su pueblo... Y tal vez ya era hora de tomar una decisión.

La amaba, de eso no había dudas, pero tristemente para él, Martina no sentía lo mismo, ni lo sentiría.

Miró la botella de licor, que sólo quedaba un tercio de la misma, y se sirvió un poco más en su pequeño vaso.

—Brindo porque al menos uno de los dos, sea feliz con esto —murmuró Neal, levantando su vaso, antes de beberse todo el contenido.

***

—Meses después—

—Heather, y-ya no aguanto más —masculló apretando los dientes, sudando por el dolor.

—Lamentablemente no puedo ayudarte, las drogas no funcionan en tu cuerpo, y podrían afectarle al bebé. ¿Quieres que llame a tus papás?

—No —jadeó, cerrando los ojos, tomándose de las sábanas.

—Intenta respirar profundo, de hablar con el bebé, de tranquilizarlo también. Sé que duele mucho, yo también pasé por esto, y puedes hacerlo.

—S-Sí.

—Neal llegaré en cualquier momento.

La jovencita abrió los ojos, y la miró desconcertada.

—¿Pensabas qué él no iba a estar para conocer al bebé? Yo no sé que pasó entre ustedes, porque se distanciaron, pero eso no cambia el hecho de que Neal sea el padre del bebé, y quiera estar aquí para su nacimiento.

"Mamá, duele, bebé."

—Lo sé, mi amor —pronunció con lágrimas en los ojos, llevando una mano hacia su vientre, temblando—. Y-Ya falta poquito, bebé.

—¿Quieres qué te traiga otro almohadón?

Negó con la cabeza, tomando la almohada para morderla. Jamás en su vida creyó que los dolores podrían ser tan fuertes, que ella siendo una unidad sintética, pudiera sufrir de algo de así.

Y gracias a eso también sabía, que no volvería a tener otro hijo. No pasaría por el mismo dolor una vez más.

...

Mío por derechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora