Mío por derecho

7

Qué lindo era despertar de ese modo, hacía tanto no se sentía así, tan feliz con él. Miró a Adam que aún seguía durmiendo, y le dio varios besos en los labios, antes de salir de la cama e ir hacia el baño.

Debía darse una ducha, y luego ir a preparar el desayuno para los tres. Después de eso, convencería a su hija y marido de armar las maletas para irse de viaje.

La casa de Brook y Daniela estaba a unas dieciocho horas en avión... Ellos realmente se habían ido muy lejos de la Nación de Noah, en verdad querían alejarse de ese nuevo mundo.

Y ahora los entendía, porque ella quería hacer lo mismo.

***

Había sido casualidad encontrarlos de camino al edificio principal, en verdad no estaba buscándolos, y su mirada quedó en la hija de ellos.

Adam llevaba en brazos a una niña de piel blanca, cabello castaño y grandes ojos café. Era innegable que la pequeña se parecía a su madre, era preciosa.

El líder frunció el ceño, al ver cómo ese tipo miraba a su hija, y la abrazó a él.

—¿Qué quieres ahora? Ya te dije que te daré el maldito puesto ¿Por qué sigues persiguiéndonos?

—Fue casualidad, a veces el destino es así de caprichoso —sonrió levemente, sin saber que era aquello que estaba sintiendo.

Laura lo miró con desconfianza, y luego tomó una de las manos de Adam.

—Vamos, volvamos a casa.

—Sí —pronunció serio, marchándose de allí.

Neal siguió observando a la niña, que lo estaba mirando también, abrazada del cuello de su padre. Ella no parecía tenerle miedo, no sentía curiosidad, ni nada, su mirada penetrante, estaba clavada en los ojos de él.

Y entonces el muchacho lo supo, esa vibración en todo su ser, no era por nada. Ella era la correcta, no era a Laura a quien quería, era a su hija.

Se fue directo al departamento, e hizo caer todos los sistema de allí, para poder hablar tranquilo con su madre.

—Ma, ma necesito que vengas aquí.

"—¿Qué pasó? ¿Estás bien?"

—T-Tú, tú dijiste que cuando conoces a la persona de tu vida, sientes algo extraño en el pecho, y en el cuerpo, y no sabes explicarlo con exactitud, pero sabes que es ella, porque lo sientes desde lo más profundo de tu ser.

"—¿Estás enamorado? —le preguntó con confusión."

Su hijo podía ser un narcisista, arrogante, tan loco como ella, pero si algo tenía, es que no conocía nada de la vida. Había estado toda su vida encerrado.

Heather lo había protegido tanto del mundo, con temor a que pudieran hacerle algo malo, que por eso Neal no estaba muy bien de la cabeza tampoco.

—Sí, eso, estoy seguro que es amor. Pero el problema, es que es una niña aún, necesito que vengas cuántos antes, debes hacerla crecer.

"—¿Q-Qué? ¿Cómo qué una niña? Neal ¿Estás demente? Quiero que regreses cuánto antes aquí ¿Lo entiendes?"

—No me gusta la niña, mamá ¿Por qué clase de enfermo me tomas? No es ella quien me gusta, sino la mujer que será.

"—Neal, hablo enserio, no me hagas enojar, quiero que vengas a casa ahora."

—¡Pero si no estoy haciendo nada malo! —exclamó molesto—. Sólo te estoy pidiendo un favor.

"—A ver, hijo —respiró profundo, intentando hacerlo razonar—. Es una niña ¿De acuerdo? No está bien lo que quieres hacer, ella debe vivir su vida, crecer, como cualquier otra persona normal."

—Pero-

"—El verdadero amor es paciente, si tú crees que ella es quien será la mujer de tu vida, entonces esperarás a que sea mayor."

—Faltan demasiados años para eso, yo quiero que la hagas mayor ahora.

"—No haré eso. Vuelve aquí, conoce a otras personas hasta que ella sea mayor, y luego ve a buscarla si quieres."

—Falta mucho tiempo para eso ¿Qué se supone que haga mientras espero? ¿Perder el tiempo? ¿Acostarme con cualquiera? ¡Me niego!

"—¿Qué tal dormir?"

—¿Dormir? —preguntó curioso.

"—Puedes dormir hasta que ella sea mayor, y de ese modo el tiempo no habrá pasado para ti. No la extrañarás, ni estarás pensando en ella."

—¿Y si ella conoce a alguien más mientras yo no estoy? No voy a perderla.

"—No vas a perderla, Neal, confía en mí ¿Sí? Pero es momento de que regreses a casa."

—No sé si quiera regresar —murmuró.

"—Te estaré esperando, te amo."

Cortó la llamada, y miró su habitación. ¿Podría esperar tanto tiempo?

***

No había sido difícil escabullirse en la casa de Adam, y entrar en la misma. Eran cerca de las dos de la madrugada, y él estaba allí, buscando la habitación de Martina.

Subió las escaleras con cuidado, y vio que una de las puertas del pasillo, tenía un cartel rosa con flores, con el nombre de la niña.

Se fue rápidamente hasta la habitación, y no se hizo más que cerrar la puerta, que al voltearse, se encontró con la pequeña sentada en la cama, mirándolo confundida.

—No grites ¿De acuerdo? No voy a hacerte daño —pronunció en un tono bajo.

—¿Cómo entraste en mi casa?

—Desactivé el sistema de seguridad por un momento —sonrió—. ¿Sabes quién soy?

La niña asintió con la cabeza, abrazando un peluche de oso a su pecho. Neal se sentó en el borde de la cama, y la tomó de las manos, sonriendo.

—Tú eres muy parecida a mí, creo que no hay dos seres como nosotros, y de algún modo, siento que estamos destinados a estar juntos. Sé que ahora se ve mal, porque tú eres una niña aún, pero cuando crezcas-

—Yo no quiero un hombre como tú —le dijo frunciendo el ceño, quitándole sus manitos, haciéndolo reír—. Yo no necesito un hombre, sé lo que soy y valgo.

—Creo que te estoy subestimando por tu imagen, es difícil verte tan pequeña, y saber que piensas como alguien mayor.

—Cuando sea mayor, no voy a buscar a un hombre. No pienso en esas cosas, porque como tú dijiste, no existen dos seres como yo, nadie jamás podrá merecerme.

Neal la observó divertido, aguantándose la risa.

—De acuerdo, pequeña soberbia, veremos si dices lo mismo cuando regrese.

—Lo harás —le dijo inmutable.

—Volveré cuando tengas dieciséis ¿O a los dieciocho eres legal? ¿Cómo funcionan las cosas aquí?

—No importará cuando regreses, nada habrá cambiado —le aseguró la pequeña de casi seis años.

...

A no juzgar a Neal >:u no juzgaron a Jacob, mucho menos al loco este jajajaj