¡Domingo al fin! Ahora sí tendría un día de descanso entero ¿Quién la había mandado a estudiar? Con el dinero de su papá, ya tenía la vida hecha por mucho tiempo.
Y aunque le gustaba lo que sería, era muy tedioso tener que ponerse a estudiar, y hacer exámenes, y que la regañaran... ¡Era igual de floja que Adam!
Eran cerca de las cuatro de la tarde, y Martina estaba paseando por el centro, mientras comía una paleta y miraba algunas tiendas. No era muy fanática de comprar ropa, pero necesita un vestido.
Una de sus primas se casaría en unas semanas, y ella estaba invitada.
—¡Ay bebé! No, no, ven aquí, ¡mira este! —exclamó la joven al ver uno de los vestidos que estaba siendo lucido por un maniquí—. Ese de ahí me gusta, es perfecto para la próxima noche.
Martina desvió la mirada para ver quién era esa mujer escandalosa, y al ver a la novia de Neal, rápidamente se giró para marcharse.
Lo que menos quería, era verlo o que él la viera.
Ni siquiera sabía porqué él estaba en la Nación. Desde que había comenzado su relación con esa jovencita, se la pasaba de viaje, presenciando actos, eventos, y demás actividades políticas.
La Nación prácticamente estaba siendo administrada por su madre.
Giró en una de las esquinas, y luego se colocó unos lentes negros, para caminar más tranquila. Tomó su celular, y maldijo al ver la hora.
Se suponía que pasaría tiempo con su familia, y ya se le estaba haciendo tarde.
***
—¿Y cómo te está yendo con los estudios?
Martina negó con la cabeza, mientras le daba una gran mordida a su hamburguesa.
—Una mierda —habló mientras masticaba—. Me arrepiento.
—Te dije que mejor era buscar un empleo y luego hacer tu propio negocio —rodó los ojos Adam, tomando una pata de pollo.
—Sí, ya estoy pensando en eso —le dijo su hija, tomando papas fritas—. Dudo mucho que me vaya bien en los finales, así que..
Se encogió de hombros y se llevó las papas a la boca, continuando comiendo. Laura observó a su marido e hija, y negó con la cabeza, suspirando.
—¿Sabes qué deberías hacer? Cambiar tu imagen —le dijo Ethan señalándola con una porción de pizza—. Te pones más tetas, culo y te buscas un tipo como Neal. Y listo, la vida solucionada.
Adam miró a su hijo, y luego asintió con la cabeza.
—Pues sí, dinero fácil. Lo convences de poner tu propia empresa y-
—Dios ¿Pero qué dicen los dos? ¿Son idiotas? —pronunció molesta Laura—. No pasa todo por el dinero, si fuera así, no me habría quedado con su padre.
—No estaría entendiendo eso, siendo que tenemos millones —le dijo Adam sin mirarla, agarrando una porción grande de pizza.
—Jamás te hubiera elegido por el dinero, llega un punto en una relación, dónde lo que menos te importa es lo material.
Miró a su hija, y la observó con el ceño fruncido.
—Quiero que te valgas por ti misma, para que el día de mañana, nadie intente rebajarte, ni echarte nada en cara.
Ethan empezó a reír al escuchar aquello, ganándose la mirada curiosa de sus padres.
—¿Qué es lo gracioso? —le inquirió molesta Laura.
—Le echarán más reclamos en la cara, si decide estar con alguien por dinero —rio nuevamente.
—En serio no sé a quién salió —murmuró Adam.
—Sí, yo tampoco —pronunció con obviedad su mujer.
***
—Mm, un cono de vainilla y arándano, por favor —sonrió, antes de volver la vista a su celular.
Era una noche bastante cálida de primavera, y de camino a su casa, le pareció una buena idea pasar primero por la heladería.
El domingo se estaba terminando ya, y a la mañana siguiente volvería con su rutina de estudio.
—Un cono de chocolate.
Al escuchar aquella voz, sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo por entero, y se negó a despegar la vista del teléfono. Pagó su helado, y luego de tomarlo, se apresuró a salir lo más rápido que pudo del negocio.
Miró hacia ambos lados, y cruzó a la vereda de en frente. Respiró profundo, y después de caminar una cuadra, recién entonces probó su helado, ya más tranquila por haberse alejado.
Tomó un poco de helado de vainilla en su cucharada, y se lo llevó a la boca, cerrando los ojos.
—¿Huyes de mí?
Tosió al escucharlo detrás de ella, escupiendo lo que tenía en la boca, antes de negar con la cabeza, sin voltearse.
—N-No, no huía de ti.
—Hoy también te escabulliste en la tienda.
¿La había visto? Pero si ella estaba en un costado, y su novia prácticamente la había tapado. Era imposible.
—No sé de qué hablas —le dijo comenzando a caminar.
—Creí haberte visto hoy en la tienda de vestidos, esa dónde-
—No, te habrás equivocado —lo interrumpió.
Siguió caminando, y su helado siguió derritiéndose, por lo que no le quedó más que tirarlo. Apenas le había dado una probadita. Maldita su suerte.
—Martina.
Rodó los ojos y se volteó para mirarlo.
—¿Qué?
Sí ¿Qué? ¿Qué iba a decirle? ¿Qué excusa pondría por haberla seguido? No había pensado en eso cuando comenzó a caminar detrás de ella.
La joven castaña arqueó una ceja, y no tuvo mejor idea que aquella... Quizás por ser lo único que se le vino a la mente.
—Belén hará una fiesta, y tal vez tú-
—Ni de broma, tu noviecita plástica no es de mi estilo. Demasiado chillona, y superficial hasta para mí. Se cree mucho por estar contigo, y es una simplemente humana asiliconada.
—Por ahora.
—Genial, la harás una unidad sintética, no le hará más falta gastar dinero en implantes —sonrió cínica, antes de voltearse.
La observó marcharse, y se quedó mirándola, hasta perderla de vista. Hacía cinco meses ellos habían terminado, y aunque ya no dolía verla... Algún sentimiento aún quedaba por ella, escondido.
...
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Mío por derecho
Science FictionEste libro pertenece a la segunda parte de la serie "Amor Artificial", que desde ahora se llamará Syntetics Boy. Los libros que pertenecen a esta segunda subserie, son los siguientes, y se recomienda leer en este orden. 1-Syntetics Boy 2-Leader 3-S...