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—No entiendo porque ella no quiere vernos.

—Yo tampoco, tal vez piensa que vamos a juzgarla o algo así. Ni siquiera quiere que hablemos del bebé. Siempre que intento preguntarle por el embarazo, me cambia de tema o me dice que está ocupada —pronunció bajo Laura.

—Es mi culpa, de alguna forma, indirectamente, yo puse esa idea estúpida en su cabeza, que mientras no tuviera hijos, o pareja, ella estaría bien, y que yo estaría orgulloso de ella. Tal vez Martina tiene vergüenza, o piensa que no vamos a aceptar al bebé, o a Neal, no lo sé.

—Yo sólo quiero que ella entienda que nosotros no vamos a juzgarla. Y no quiero tampoco que nos prive de conocer al bebé. Tendremos un nieto, y si esto no cambia, no podremos conocerlo, Adam.

—Tal vez, si tú hablas con Neal, puedas hacer que la convenza de venir aquí.

***

Mamá, papá, mamá, papá.

—Ya, espera un segundo que no me responde —pronunció con fastidio.

El pequeño era muy insistente, y no era culpa de ella que Neal no respondiera a las llamadas.

"—Tina, estaba ocupado ¿Qué pasa?"

—Fetito quiere hablar contigo, y ya me está causando dolor de cabeza, así que háblale por favor —le dijo poniendo en alta voz la llamada.

"—Ey, bebé ¿Qué pasa? ¿Me extrañas cómo yo a ti? Papá ahora no puede ir a estar contigo, pequeño. Pero te prometo que pronto iré."

Familia, papá.

—Dice familia —suspiró la joven, abriendo un paquete de galletas de chocolate—. ¿Cuándo vendrás?

"—Creo que en dos semanas."

—¿No hay forma de qué tu mamá te cubra?

"—Mi mamá está trabajando en un nuevo proyecto, y no quiero molestarla. Ella ocupará mi lugar cuando nazca el bebé."

—De acuerdo.

"—¿Cómo estás tú? ¿Cómo te sientes?"

—Bien, exceptuando al insistente de tu hijo, estoy bien.

"—Yo creo que estás con muy poca paciencia —sonrió—. Ya falta menos, Tina. Pronto nacerá."

—Tú porque no tienes una vocecita en la cabeza diciéndote una y otra vez lo mismo —sonrió acariciando su panza—. Ahora ya se quedó tranquilo, pero te echa mucho de menos.

—Yo también los extraño mucho, y lo que más quisiera es poder estar con ustedes, pero hasta que-

—Neal, ya es hora de volver —pronunció una vez femenina.

—Sí, en seguida voy. Tina, debo irme, me-"

—¿Quién es esa mujer? —preguntó seria.

"—Una de las ministras, la de relaciones exteriores."

—Hm ¿Y por qué tiene qué estar contigo? ¿Por qué es la qué te fue a llamar?

"—Porque estamos juntos en la reunión —sonrió confundido—. Tina, debo irme."

—De acuerdo.

La joven terminó de decir aquello, y Neal cortó. ¿Por qué diablos esa mujer tenía que estar cerca de Neal? Lo último que necesitaba, es que una mujer quisiera quitárselo.

Mamá, mamá.

—Mami está enojada, bebé. Y si esa cualquiera intenta meterse con tu papá, mami la va a hacer desaparecer —pronunció molesta.

***

Luego de la reunión, Neal con su equipo habían ido a cenar, juntos con algunos dirigentes simpatizantes. Y obviamente, de dicha reunión hubieron fotos y videos.

Fotos y videos que subieron a sus redes sociales, y Martina vio. No sabía quién diablo era la ministra de relaciones exteriores, pero estaba segura que era esa rubia platinada junto a él.

En todas las malditas fotos, esa mujer estaba a su lado, sonriendo. Y sí, no iba a negar que era una mujer muy bonita, de rasgos finos y figura esbelta, nada exuberante.

Al parecer, Neal tenía tiempo para salir a hacer sociales, y no para llamarla.

—Mira bebé, yo la verdad no sé que busca tu padre. Si tú pudieras ver estas fotos, me darías la razón. ¿Por qué tiene que salir con ella? ¿Por qué esa mujer tiene que estar al lado suyo? Es evidente, que quiere algo más que una amistad —masculló comiendo helado de fresa.

Estaba por arrojar su celular al sillón de al lado, cuando esté comenzó a sonar.

—Y ahí está el idiota.

Papá, mamá.

—Sí, el idiota de tu padre —murmuró antes de contestar—. Neal.

"—Tina, recién me desocupo ¿Estabas durmiendo?"

—No, no, para nada, hablaba con un amigo.

"—¿Un amigo? ¿A casi las doce de la noche?"

—Ajá, recordando cuando íbamos juntos al secundario. Le conté que estaba embarazada, y estaba muy emocionada por volver a vernos. Quedamos en vernos el fin de semana.

"—Ah... Ya veo."

—¿Y qué tal la reunión?

"—Bien, nos quedan unos días más. Y estaba pensando en viajar, aunque sea para estar unos tres días con ustedes, los extraño mucho."

—De seguro estás muy bien acompañado.

"—¿Te refieres al equipo? Sí, somos varios, pero yo quiero estar con ustedes. Extraño dormir contigo."

—Claro.

"—¿Estás molesta? Siento que estás molesta por algo. ¿Es por Nadine?"

Así que Nadine se llamaba la rubia teñida.

—¿Nadine? ¿Quién es Nadine? —preguntó fingiendo confusión, apretando uno de los almohadones.

"—La chica que hoy vino a llamarme para continuar la reunión. Siento que de algún modo te molestaste por ella."

—Oh, no, no, para nada —rio falsamente—. Tú puedes hacer lo que quieras.

"—Pero no hice nada, Tina, sólo somos compañeros. Es decir, ella trabajaba para mí."

—Como sea —pronunció rodando los ojos, con fastidio.

"—Para mí no existe otra mujer, yo sólo pienso en ti, y en nuestro bebé. Sabes que es así, no se porqué te molestas por Nadine."

—Te casaste con una mujer que conociste en un viaje ¿Y esperas que crea eso?"

"—Lo hice porque me sentía solo, Tina... Pero dime entonces ¿Qué debo esperar de ti? ¿Nuestra relación va a funcionar? ¿O sólo seremos los padres del bebé... ¿Te espero o no?"

...

Momentos en que me dan ganas de mandar todo a borradores y desaparecer... Maldita inestabilidad emocional.

Sí no me ven seguido después de esto, ya saben porque es.

Mío por derechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora