Un Mundo Sin Ti [[[2ª TEMPORADA]]] [CASTELLANO]

~CAP 3~¿HASTA DÓNDE SABEN?

POV NARRADOR

Hipo se despertó primero, con los primeros rayos del sol entrando por su ventana. Despertó con la vikinga más hermosa y guerrera del archipiélago en sus brazos, con la cabeza descansando en su pecho. La observó con la alegría recorriendo cada parte de su cuerpo. La puso un mechón de pelo que le cubría la frente detrás de la oreja para poder contemplarla mejor.

No sabía hasta qué niveles había deseado esto. Ni siquiera recordaba cuánto tiempo había estado esperando hasta ahora. Suponía que mucho. Pero decidió no insistir en eso, debía centrarse en el presente, en el ahora. Dejar atrás el pasado y dar lo mejor de él a su rubia, que ahora yacía en su cama.

― ¿Qué he hecho para merecerte? ―se preguntó a sí mismo mientras se concentraba en su rostro.

―Mmmm... ¿Hipo? ―se fue despertando, pero con los ojos aún cerrados.

―Buenos días, M'lady. ―dijo con deleite.

― ¿Qué hora es? ―preguntó adormilada mientras se frotaba los ojos y se intentaba incorporar.

― ¿Qué más da? ―la atrajo a él y la volvió a tumbar encima.

―Pues que tengo que volver a mi cabaña o los chicos malpensarán. ―dijo con una sonrisa apretada.

―Que hagan lo que quieran. ―protestó con hartazgo― Me da igual.

― ¿Crees que esta era su intención desde el principio? ―preguntó Astrid después de unos segundos de silencio entre los dos, mirando hacia Hipo y apoyándose en sus codos.

―No tengo ni idea. ―dijo risueño― Pero conociéndoles...

―Cuando se lo proponen son bastante perspicaces y obstinados.

―Sobre todo obstinados.

Compartieron unos momentos matutinos de solamente risas y comentarios eróticos.

No les importaban si habían quedado para reunirse por la mañana con los demás o si tenían que hacer algún vuelo de reconocimiento. Al fin y al cabo, se lo merecían. No importan unos momentos de vigilancia en el Confín si llevan esperando este momento años... ¿No?

―Bueno, M'lady. Vamos con los demás. ―dijo y la dio un beso fugaz mientras se incorporaba y salía de la cama.

Ambos se prepararon y salieron de la cabaña. Caminaron hasta la sala común cogidos de la mano. Cuando llegaron, simplemente se soltaron y se sentaron con los demás a desayunar.

Durante el desayuno, Hipo se estaba empezando a incomodar. Sus amigos no apartaban su mirada de él y de Astrid. Y, para colmo, era una mirada de picardía y maldad. Llegó un punto en el que Hipo iba a explotar de lo rojo que se estaba poniendo.

― ¿Me diréis qué es lo que estáis mirando o...? ―preguntó irritado.

Todos a la vez bajaron la mirada a sus platos y continuaron comiendo. Pero volvieron a intimidarle con sus miradas cuando Hipo volvió a centrarse en su comida.