Un Mundo Sin Ti [[[2ª TEMPORADA]]] [CASTELLANO]

~CAP 15~NOS HAN ENCONTRADO

POV HIPO

Ha pasado una semana desde aquella conversación que tuve con mi padre. Esa noche, Astrid me dijo que ella ya lo sabía. Pero, claro, teníamos una orden de alejamiento y no pudo decírmelo. También me dio su apoyo y estuvo un rato más conmigo, dejándome en claro que Camicazi nunca más podrá hacerme daño. La verdad, me siento muy aliviado por tenerla. Es agradable el saber que ella siempre estará ahí, pase lo que pase.

En fin, por ahora todos estamos bien. Hemos conocido un poco más a Derek y me he enterado de que le gusta la herrería, como a mí. También he notado que es un poco perfeccionista. En fin, como yo. Pero algo sigue sin cuadrarme en ese hombre.

¿A qué venía aquella conversación sobre Astrid la primera vez? Mi padre me dijo que Derek vino para ayudar a traer los recursos al Confín, pero... ¿por qué él y no otra persona? Bueno, hay muchas cosas que no entiendo de Derek, pero ahora no es momento para pensar en ellas.

Lo que ahora me preocupa es Astrid.

Me contaron todo lo que ocurrió mientras yo estaba enfermo, por cierto, otra cosa que no entiendo. ¿Cómo demonios me puse enfermo? Y me han dicho que varias personas la vieron allí, en Ahozaven. A parte de Dylan, claro.

Astrid me dijo que Dylan se comportó muy raro y que algo estaba tramando. ¿Mi opinión? Creo que no le sirvió el puñetazo que le di hace unos meses. A lo mejor le viene bien otro.

–¿Hipo? ¿Estás en casa? –preguntó una voz que reconocí al instante entrando ya por la puerta.

Yo estaba sentado en el borde de la cama, acariciando a Desdentao.

–¡Estoy arriba! –avisé.

Subió y se sentó a mi lado, acariciando también a Desdentao. A juzgar por su expresión, ahora mi amigo se encontraba en la gloria.

–¿Cómo estás? ¿Te encuentras bien? –preguntó preocupada mientras yo rodaba los ojos y sonreía.

–Sí, Astrid. Después de haber pasado más de una semana y de habérmelo preguntado cinco veces a cada minuto, sí, Astrid. –reí.

–Aajj... –suspiró y enrrolló mi brazo con los suyos, reposando su cabeza en mi hombro– ¿Eres consciente del susto que me diste? ¿Sabes la angustia que fue verte cerrar lentamente los ojos? Mocoso hasta sugirió darte una patada para despertarte. –dijo molesta.

–Lo siento. –reí de nuevo, a lo que, merecidamente, me llevé un puñetazo en el brazo.

–No te rías. ¿Qué es tan gracioso? Yo no me río, ¿ves que me esté riendo? –decía aún más molesta por mi despreocupación, cruzándose de brazos.

–No es gracioso, M'lady. Es que se me hace tierno cómo te preocupas. –me incliné hacia ella para dejarle un beso en la mejilla.

–Idiota...