Un Mundo Sin Ti [[[2ª TEMPORADA]]] [CASTELLANO]

~CAP 11~ENVENENADO

POV NARRADOR

«Envenenado», esa palabra se repetía constantemente en la cabeza de Astrid. Tanto Astrid como Estoico, podían jurar que su corazón dejó de latir. Es decir, ¿por qué a él? ¿Qué había hecho Hipo Haddock para merecer esto? No lo comprendían.

–No es tan grave, solo son los síntomas los que son fuertes. Pero solo es mortal si se pasa de una semana sin tratarlo. –dijo Patapez con la intención de tranquilizar.

Pero Astrid, al igual que Estoico, seguían sin habla.

–¿Cuál es la cura? –preguntó Bocón.

–Si no me equivoco, para hacer la cura se necesitan dos elementos... –dijo pensativo– Simplemente un vaso de agua y... una flor.

–¿Una flor? Bien, –dijo Mocoso intercalando una palmada– Iré fuera a buscar un buen ramo de flores.

–No, Mocoso –le detuvo– No ese tipo de flores. Es una flor especial que solo crece en un lugar.

Revisó el papel que tenía sobre los tipos de plantas y sus lugares de crecimiento.

–¿Dónde? –preguntó Heather.

Cuando el rubio vikingo vio su lugar de procedencia en su libro de botánica, su rostro completo palideció,

–En Ahozaven.

Todo el mundo quedó en silencio. Nadie sabía qué decir.

–Suena...peligroso... –dijo Brusca esbozando una sonrisa.

–Suena... arriesgado... –le siguió su hermano.

–Oye, ¿qué tal si esperamos a que se recupere solo? –sugirió Mocoso con algo de temor– Es decir, no es que no me guste un buen combate por las mañanas, pero ir a Ahozaven... ¿no sería un poco...?

–Iré yo.

Todos miraron a la ojiazul.

Entonces, su preocupada amiga tenía que intervenir:

–¿Qué? Astrid, es demasiado arriesg...

–Tengo que hacerlo. No permitiré que pase de esta semana. –miró a su chico dragón, que estaba inconsciente y sin movimiento descansando en la cama– No puedo permitirme perderlo.

Tal cual terminó de decirlo, salió de la cabaña y preparó a Tormenta. Los demás salieron y se acercaron.

–Vosotros quedaos aquí y cuidadle. –ordenó Astrid montándose en su dragona.

–Yo iré contigo. –intervino Estoico, dispuesto a subirse a su dragón y partir de inmediato.

–No, Estoico. –negó Astrid firmemente.

¿Ahora ella le estaba ordenando a su jefe? Suponía que el hecho de que Hipo esté al borde de la muerte le estaba afectando más de lo que le gustaría.