Un Mundo Sin Ti [[[2ª TEMPORADA]]] [CASTELLANO]

~CAP 36~SOLUCIÓN MORTAL

POV NARRADOR

Ahí estaba su objetivo.

Estaba tomando una jarra de vino de Andesita, otra isla aliada mientras charlaba con otras personas.

Se acercaba lentamente, desenfundando un pequeño cuchillo que trató de no dejar muy a la vista. A cada paso se le tensaban todavía más los sentidos y fruncía las cejas, fijando bien su objetivo y el destino de aquel objeto afilado que sostenía oculto en su capa, una capa verde oscuro que robó de uno de los guardias para cubrirse el rostro y pasarlo desapercibido.

Mientras se acercaba, observaba por, probablemente, última vez la odiosa cara del pelinegro. Fijó su mirada en aquella sonrisa... tan característica en él. Y se estaba cargando de tanto odio, tanta repulsión, tanto rencor... que inconscientemente aceleró sus pasos.

Y el chico no era consciente, pero esos pocos metros que le quedaban para ser atravesado por el cuchillo... esos escasos segundos de vida que le quedaban... Eran el límite de tiempo que tenía para reaccionar, defenderse y sobrevivir... O ser defendido por alguien más.

—¡Por todos los dioses! —se desesperó Liam, siendo espectado por Hailey, quien acababa de llegar, Finn e Hipo— ¡¿Es que esta chica no puede aguantar un solo día sin meterse en líos?!

La chica se acercó al rubio y puso la mano en su brazo suavemente.

—¿Qué ha pasado?

—¡Que va a conseguir que la maten, eso es lo que ha pasado!

–¿Cómo? ¿Por qué?

Él se giró y la miró indeciso por unos segundos. Pasó su mirada por Hipo, quien se encontraba igual de indeciso que él, y finalmente por Finn, quien le aseguró con la mirada junto con un asentimiento.

Fijó su vista en los ojos de azules de aquella pelinegra de la que, con el paso del tiempo, acabó enamorándose.

—Hailey... Escucha... —la cogió de las manos— Sé que sabes muy bien lo mala persona que puede llegar a ser tu hermano —decía con lentitud— y el peligro que puede llegar a causar... —señaló con la cabeza al castaño, quien permanecía herido y en silencio; si intentara hablar, le supondría un gran y doloroso esfuerzo. Ya intentó intervenir en este mismo suceso, pero era incapaz de siquiera intentar levantarse.

—¿Qué estás intentando decirme, Liam? No te andes con rodeos y dímelo, por favor —exigió con seriedad y calma.

Bajó la cabeza y, tras un suspiro cargado de valor y paciencia, comenzó a hablar:

—Astrid ha estado conspirando contra Dylan...

—Bien... Ahora, ¿podrías decirme algo que no sepa? —sonrió ligeramente, con algo de ironía.

—Pero de una forma diferente: creo que ha ido a asesinar a tu hermano, Hailey.

Entonces, esa pequeña sonrisa se borró por completo en cuestión de milésimas de segundo.