𝐓𝐇𝐈𝐑𝐓𝐘 𝐅𝐎𝐔𝐑

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Eunsan ; You're my world.
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"Tú eres mi sueño,
tú eres mi mundo,
por siempre."

Sanha se encontraba recostado en su cama, soñando despierto, algo normal en él. Aquel peli-negro estaba volviéndolo loco y ahora hasta llegaba a tener sueños de una vida junto a él, incluso estando despierto. Se incorporó, observando a su alrededor. Vacío; pensó. No tenía con quien compartir aquel oscuro departamento, se sentía tan solo, que realmente lo único que deseaba era ir a buscar a Lee Dongmin y confesarle todo. Su amor, sus sueños, etc.

"¿Podrías ser mi sueño?
¿Podrías ser mi mundo?
En tus brazos que son los
más cálidos."

Tomó su teléfono y le escribió al mayor para poder verlo en un parque, necesitaba hablar con él. Trazó lineas, unas pequeñas frases en una hoja, aquellas frases tan lindas que se le habían ocurrido en ese preciso momento. Guardó aquel papel en su bolsillo y tomó su abrigo, necesitaba hablar con Dongmin si quería averiguar que sentía el mayor por él. Debía ser honesto consigo mismo, llevaba tiempo deseando estar en los brazos de aquel joven, que era más bajo que él. Quería sentir esa calidez que tanto buscaba, pero quería sentirla como algo más que una simple amistad, quería estar con el mayor.

"¿Podría ser tu amor?
¿Podría ser tu esperanza?
Te recompensaré con
calidez."

Observó por última vez la hoja. Ya se encontraba sentado en una pequeña banca, esperando a que Dongmin apareciera, pero sabía bien que siempre llegaba tarde y eso no era algo que cambiaría. Observó su teléfono, el peli-negro era tan tierno con él, que a veces llegaba a sentir que al menos tenía una oportunidad en un millón. Suspiró, ¿y si Dongmin no lo aceptaba? Él sólo quería ser más que su amigo, quería ser su amor, quería ser aquella esperanza que el mayor había perdido tras llevar una relación tóxica que terminó en un cruel engaño. Pero él no era así, él sólo quería brindarle la calidez de un amor real, de un amor sincero y especial.

"Puedes entrar en mi corazón.
Deja que esto aspire a alcanzarte
algún día."

Sus ojos bajaron del cielo y de la imaginación, para ver su reloj. Habían pasado veinte minutos desde que salió de su casa y le envió el mensaje al mayor, lo ponía nervioso, pero Dongmin era así y jamás desearía cambiarlo. Quería mantener a ese chico en su corazón sin importar qué, porque él y sólo él lo hacía sentir mil mariposas en su estómago. A veces sentía que no podría estar con aquel chico, creía que jamás llegaría a ser correspondido porque veía a Dongmin como alguien inalcanzable. Ojalá me permitas alcanzarte algún día... Si no es hoy, quizá en otro día... De otra primavera; pensó.

"Lo recordaré en tu corazón.
Voy a encontrarte, no estoy
triste ahora"

Pasó una hora, ni rastro de Dongmin. Se deprimió bastante, creía que el mayor lo había dejado plantado, pero se calmó cuando recibió un mensaje suyo donde decía "Bebé, lamento no haber llegado pero no podré ir. Me dieron horas extra en el trabajo y apenas si puedo enviarte un mensaje a escondidas. Te quiero". Sanha sólo le respondió "Está bien, de todos modos no era nada muy importante. También te quiero hyung". Su corazón no dolía, después de todo sabía que el mayor a veces trabajaba de más por culpa de su jefe explotador e insoportable. Sin embargo, la tristeza no lo invadió, porque aquel "Te quiero", significó mucho para él. Una idea llegó a su cabeza. ¿Por qué no esperarlo a la salida de su trabajo? No importaba cuanto tiempo lo haría, quería estar ahí para decirle todo y además, llevarle algo de comer.

"Gracias, muchas gracias...
Te abrazaré."

Compró un pastel de vainilla con fresas y corazones de chocolate, era un lindo toque para lo que planeaba decirle al peli-negro y una forma de agradecerle por todo lo que había hecho por él. Tomó un autobús hasta el trabajo de Dongmin, pensando en todo lo que habían vivido juntos. Después de todo se conocían desde su comienzo en la universidad y desde entonces no se separaban ni por un segundo, o bueno, sólo cuando era requerida su distancia. Llegó a su parada y bajó con apuro, quería estar junto al peli-negro lo más pronto posible. Se sentó en una banca, sacudía sus pies con emoción, sólo quería poder ver aquel lindo rostro que tanto lo enloquecía. Pasaron dos horas, pero al menos el pastel seguía intacto. Por fin la puerta se abrió, dejando ver a Dongmin saliendo con dos chicos más, Jungkook y BamBam, quienes también conocía de la universidad. El peli-negro se despidió de ellos y volteó hacia donde él estaba sentado, observándolo con una expresión de sorpresa.

— Sannie, ¿qué haces aquí? Está refrescando y es muy tarde. ¿Cuánto llevas ahí sentado? — Dijo con preocupación, acercándose a la banca y sentándose a su lado.

— Sólo llevo dos horas aquí, la tercera la pasé en el parque y como no pudiste ir, pensé en esperarte. — Sonrió. — Te traje un pastel.

— No hacía falta, tu precensia aquí me basta para ser feliz. — Sonrió acariciando la mano del menor.

— T-Tengo algo que decirte. — Habló rápidamente, sus mejillas se tornaron rojas en un instante.

— Estás rojo. ¿Te encuentras bien, bebé? — Dijo con un tono de preocupación, tocando la frente del menor. Pero este tomó su mano, la alejó de su frente y la sostuvo sobre el lado izquierdo de su pecho. — ¿Q-Qué sucede?

— Hyung... Mi corazón late muy rápido cuando estoy contigo... Y-Yo... — Cerró sus ojos con fuerza y le extendió aquel papel al mayor, donde estaban aquellas pequeñas frases, que juntas eran como el estribillo de una canción.

— Sanha... — El menor insistió, pegando el papel en su pecho, de modo que Dongmin lo tomó y comenzó a leerlo.

Un silencio se hizo presente, sumiendo poco a poco al pequeño Sanha en un mar de temores, desesperación y deseos de salir corriendo, con el pastel claro, era delicioso como para no comer aunque sea un pedazo. Dongmin leyó y releyó la carta una y otra vez, aquellas frases, sobre todo la frase final...

"Eres mi mundo."

Elevó su rostro, viendo como Sanha aún tenía sus ojos cerrados, su cabeza agachada y apretaba un poco sus puños contra sus muslos. Tan tierno; pensó.

— Sanha, mirame, por favor. — Pidió, pero el menor negó diciendo un corto "No puedo". Tomó con su mano la barbilla del rubio y elevó su rostro, para así verlo a los ojos por fin después de un largo rato de meditar todo. — ¿Lo dices enserio?

— Así es... Y quiero que seas mi pareja, sólo si tú quieres. — Comenzó a jugar con sus manos. — Viviríamos juntos, adoptaríamos un gatito, desayunaríamos juntos y yo te abrazaría por las noches para sentirme seguro. — Tragó en seco. — Se que no has tenido una buena experiencia en el amor, pero yo puedo darte una que sí valdría la pena. Porque te amo como a nadie y si no me quieres de ese modo lo entenderé pero...

Dongmin cortó el balbuceo del menor con un dulce y lento beso, un beso que dejó helado a Sanha, pero a la vez le dió una calidez y paz increible. Poco a poco el mayor se separó con una sonrisa, sin embargo no se hizo presente la distancia, ya que juntó su frente con la del rubio, sonriendo como nunca.

— Suena perfecto para mí. — Dijo acariciando las manos del menor.

— Eres mi mundo... — Sonrió con timidez.

— Y tú el mío.

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Basada en una de las nuevas canciones de mis bebitos.

Honestamente, AMÉ el albúm y es arte puro. Pero mi canción favorita fue esta.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora