𝐅𝐈𝐅𝐓𝐘 𝐓𝐇𝐑𝐄𝐄

211 30 9
                                    

━━━━━━━━━━━━━━━━━━
Eunsan ; Wishing Hole.
━━━━━━━━━━━━━━━━━━

Sanha se encontraba junto al viejo pozo del castillo, estaba limpiando el suelo del lugar, pero aquel pozo siempre había sido algo que realmente amaba. Su madre solía decirle que si pedía un deseo en aquel pozo, se cumpliría. Su padrastro era un hombre cruel, que siempre lo obligaba a vestirse con arapos y lo obligaba a hacer las tareas del castillo, sin importar que pudiera contratar a campesinos que necesitaran un empleo, para hacer las tareas. Limpió un poco el pozo y se acercó a este, su rostro se reflejaba en el agua. Comenzó a cantar una canción lenta, una que su madre y su padre solían cantarle antes de dormir.

Dongmin paseaba por el bosque o más bien, trataba de escaparse de sus acompañantes que lo seguían a donde fuera. Estaba harto de tener que mantenerse siempre callado por las ordenes que su padre daba, siempre debía ser asfixiado por sirvientes y no podía estar tranquilo ni un segundo. El peli-negro había perdido a su madre y desde ese entonces, su padre lo sobreprotegía en demasía, sin darse cuenta de que el menor sólo quería estar solo por unos minutos y poder respirar de su agetreada vida como heredero al trono.

Por coincidencias de la vida, Dongmin llegó al palacio oculto en el bosque y oyó un canto dulce, uno que cualquiera querría pararse a oír. Sanha se mantenía concentrado en la canción, sólo quería desear algo en aquel pozo aunque supiera que era totalmente inútil, un mito y ya. Dongmin se quedó un momento tras la pared, observando a aquel joven de cabello castaño, parado frente a aquel pozo de piedras cubierto con una pequeña y seca enredadera. Observó sus facciones, cada detalle. Tomó el cuaderno que utilizaba para dibujar aves y comenzó a trazar líneas y líneas con diversas direcciones y formas, para dibujar al joven. Sanha cesó su canto y se acercó un poco más al pozo, cerró sus ojos y comenzó a hablar.

— Deseo que alguien me rescate de este agujero y me dé su amor, sólo quiero ser feliz. — Dijo y abrió sus ojos para dar un suspiro. — Que bobo...

— No eres bobo. — Dijo Dongmin, guardando su cuaderno en su bolso y llevando a su caballo hasta el menor, quien daba pasos hacia atrás con temor. — No te asustes, vengo en son de paz... Más bien, sólo pasaba escapando de mis sirvientes y... Te oí cantar. Cantas muy bello.

— G-Gracias. — Dijo Sanha, casi en un susurro.

— Ven conmigo, yo puedo sacarte de aquí. Se mi esposo. — Sonrió. Sabía que aquello enloquecería a su padre, pero le daba igual si podía seguir oyendo la hermosa voz de aquel joven.

— N-Ni siquiera nos conocemos. — Sanha estaba sorprendido, deseoso de aceptar, pero no conocía a aquel chico.

— Soy el príncipe Lee Dongmin, pero llamame Eunwoo. — Dijo, haciendo una reverencia. — Prometo hacerte feliz.

— Soy... El príncipe Yoon Sanha... O más bien un sirviente más. — Dijo, agachando su cabeza, la cual Dongmin elevó.

— Prometo que si vas conmigo, vivirás la vida que mereces, pequeño. Anda, casate conmigo. — Le pidió, tomando su mano.

— Ven a verme cada noche, a las once, siempre a esa hora. Trataré de confiar en ti si prometes dejarme conocerte mejor antes de huir contigo. — Dijo el castaño.

— Vendré sin falta cada noche con tal de oir tu hermosa voz. Te veo esta noche, pequeño ángel.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora