𝐓𝐖𝐄𝐍𝐓𝐘 𝐓𝐇𝐑𝐄𝐄

503 54 3
                                    

━━━━━━━━━━━━━━━━━━
Eunsan ; Halloween.
━━━━━━━━━━━━━━━━━━

Sanha caminaba frustrado por las calles desoladas, llegando a un horrible callejón oscuro y frío. Aquel lugar daba más miedo que la casa decorada de los vecinos por Halloween. Oía pasos detrás suyo, pero no se atrevía a voltear, quería salir vivo de ese lugar, quería correr, maldecía de las mil y un formas a Jinwoo por haberlo dejado plantado en plena noche de brujas. Miró de reojo, un hombre lo estaba siguiendo, no se podía ver su rostro, pero a juzgar por su cuerpo seguro lo era. Siguió caminando con desesperación hasta llegar a aquel viejo callejón, ahí se escondió sin dejar rastro, no podía morir tan joven, apenas tenía dieciseis años de edad. Bufó varias veces y se quedó sentado bajo la poca luz que transmitía aquella farola que parpadeaba por lo destrozada que estaba.

Una motocicleta paró frente a él y un joven lo observó fijamente. Se veía malo, pero a la vez angelical, aunque si estaba ahí, seguramente era malo. Se levantó del suelo y retrocedió cinco pasos, contando los segundos para que el chico se fuera, sin embargo, este no parecía tener intenciones de hacerlo.

— ¿Qué hace un niño vestido de vampiro para Halloween, aquí? No pareces un niño malo. — Rió burlonamente.

— M-Me perdí, es todo. Pronto vendrán por mí, es más, llamaré ahora mismo a mis pap... — El castaño tocó sus bolsillos y no estaba su teléfono.

Busco por cada rincón posible de su traje y el teléfono no estaba, se lo habían robado o... Lo olvidó nuevamente sobre su escritorio por la emoción de ir a pedir dulces con Jinwoo y Minhyuk. El peli-negro rió, tapando su boca.

— ¿Qué es tan gracioso? — Bufó el menor, apretando sus puños.

— Nada, niño bonito. Anda, toma, ponte este casco y te llevo hasta tu casa, alguien como tú es presa fácil en este barrio. — Habló, extendiéndole un casco negro con su nombre en el.

— No gracias, "Dongmin hyung". Prefiero quedarme aquí hasta mañana que ir con un raro que parece querer matarme. — Dijo, cruzándose de brazos.

— Te dejan ver demasiadas películas. — Dijo, rodando sus ojos. — Sólo tómalo, no te haré daño.

Sanha lo dudó, pero no quería morir en aquel feo lugar, así que tomó el casco y se subió a la motocicleta, esperando salir vivo de aquella situación. Al darle la dirección al mayor, este tomó rumbo hacia la casa dicha, pero Sanha aún tenía miedo, miedo de salir mal de aquel lío.

( Voy a matarte, Jinwoo hyung. )

Se aferró al cuerpo del peli-negro, intentando no llorar por su miedo, pero el calor del cuerpo de Dongmin era muy reconfortante y le transmitía mucha seguridad. Sanha sintió que la motocicleta se detuvo, de modo que bajó torpemente y ahí estaba su casa. Volteó hacia el mayor y le entregó el casco con una sonrisa de alivio.

— Gracias. — Dijo alegremente.

— No hay de qué. — Dongmin tomó un papel y se lo extendió. — Llámame si te pierdes de nuevo, soy de gran ayuda.

— No creo perderme. — Rió avergonzado y tomó el papel. — Pero... Si por casualidad llegara a pasar... Ya sé a quien acudir.

— Dime Eunwoo. — Sonrió colocándose el casco para cubrir sus mejillas sonrojadas.

— Sanha. — Rió con algo de nervios, aquel chico era muy lindo. — Espero verte de nuevo, hyung.

— Lo mismo digo... Y aunque no estés perdido... Llámame. — Sonrió y puso en marcha la motocicleta. — Adios, niño bonito.

El mayor se alejó y Sanha se quedó observándolo con atención. Sin duda se perdería más seguido para tener una excusa y así llamar al peli-negro, porque era un chico malo, pero muy lindo a la vez.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora