Capítulo 3: ¡Qué comience el juego!

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Narrado por Amber

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Narrado por Amber

—¡Al demonio con esto! —grité aventando la carta a la mesa del centro.

—Amber, espera —escuché a Caroline decir, pero salí de la sala hacia la habitación.

Subí rápidamente y detrás de mí podía escuchar las pisadas de todos los demás. Entré a la recámara azotando la puerta para que nadie más ingresara, sin embargo hicieron caso omiso.

Comencé a guardar la ropa que había sacado dentro de mi maleta, pero Caroline me tomó del brazo deteniéndome.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó viéndome fijamente.

—¡No puedo Care! No estoy dispuesta a pasar otra vez por esto.

—Pero Amber... —dijo Danny que se acercaba a nosotras.

—No Danny. Yo no quería regresar, solo lo hice por ustedes dos. Y ahora, todo volverá a repetirse. No quiero revivir las sensaciones que pasé durante la graduación.

Giré mi vista de todos y seguí guardando mis cosas.

Me abrieron paso en cuanto bajé la maleta al suelo y caminé hacia la planta baja de la casa. No quería voltear a verlos, solo quería salir de ahí.

Escuché una última vez mi nombre, pero cerré la puerta sin dar vuelta atrás.


Caminé por Stewartville hasta que llegué a la antigua casa de mis padres. Seis meses después de la graduación se habían ido de aquí y, ahora la casa estaba completamente vacía.

Instintivamente crucé la cerca y caminé hacia la entrada. Vi a través de las ventanas, solo para comprobar que todo estaba desierto. Pensé tontamente en que la llave podría seguir debajo de una de las macetas, por lo que comencé a buscarla hasta que la encontré.

Abrí la puerta y entré por última vez al hogar en el que había crecido. Había telarañas cubriendo cada una de las esquinas, uno que otro mueble lleno de polvo. Pero lo que más me movió los sentimientos, fue la línea de mi estatura en una de las paredes.

Subí a lo que era mi habitación y aún quedaba un poco de la pintura violeta en las paredes. Tantos recuerdos comenzaban a invadir mi mente, tantas cosas vividas con Caroline en las pijamadas que hacíamos. Eran demasiadas las aventuras vividas en Stewartville, que no podía dejar así sin más.

Bajé tomando mis cosas para regresar a la casa de Trisha. No iba a dejarlos solos, no ahora.


Al entrar a la casa todos me sonrieron y comencé a llorar pidiendo disculpas por haber sido una tonta al dejarlos solos.

—Lo siento, en verdad.

—Te entendemos Amber. Sabemos lo difícil que estar aquí después de todo lo que sucedió.

—Pero era necesario regresar —completó Danny —. Es la única manera de cerrar todo y continuar con nuestras vidas.

Stewartville (Libro III) |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora