Capítulo 8: El Trato

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Narrado por Lizeth

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Narrado por Lizeth

Caroline subió a su habitación mientras todo siguió en silencio en la sala.

Ya no sabía qué pensar. Estaba preocupada por el estado de mis padres, el cómo se debían de estar sintiendo por estar viviendo esta pesadilla junto a nosotros.

Dylan se levantó y caminó hacia la cocina. Lo seguí para intentar hablar con él, necesitábamos distraernos en otra cosa.

—Qué ambiente tan más tenso creamos, ¿no? —me dijo en cuanto me vio entrar.

—Sí, demasiado diría yo.

—Saldremos de esta, ¿verdad? Lo hicimos en la graduación, lo haremos ahora.

—Sí, lo conseguiremos —dije dudosa. Las cosas eran completamente diferentes a lo vivido en la graduación. Amber y yo habíamos permanecido a salvo la mayor parte del tiempo en el salón.

—Evan es un hijo de puta. No sé cómo le hizo para raptar a nuestros padres y meterlos en este lío. El problema lo tiene contra nosotros.

—Lo sé Dylan, pero no sirve de nada intentar buscar la respuesta a lo que un loco enfermo está haciendo.

Nuevamente nos quedamos en silencio. Dylan se sirvió un vaso de agua, bebió de él y en seguida se fue de la cocina dándome las gracias. Lo único que hice fue asentir y quedarme sentada en uno de los bancos. No quería volver a la sala en donde no hacíamos nada, más que causar estrés.

Miré de reojo mi celular y vibró. La alerta de mensaje nuevo sonó fuertemente, pero lo silencié rápidamente. Abrí el mensaje y mi respiración comenzó a agitarse.

"¿Quieres recuperar a tus padres? Te veo en Domsville, en el centro. Sola."


Un escalofrío recorrió mi cuerpo al leer la última palabra.

Me las ingenié para salir de la casa sin causar revuelo. La cocina estaba cerca de la entrada principal, por lo que tendría que cruzarla inmediatamente. Sigilosamente caminé y giré la perilla de la puerta, crucé y volví a cerrarla con la misma cautela con que la abrí.

Tenía que aprovechar cualquier oportunidad que se me diera para salvar a mis padres. No podía dejar en manos de Evan su destino, ni el mío.


Llegué a la parada de buses y busqué el que iba directamente a Domsville. No debía perder tiempo.

Subí y me senté lo más lejos posible de la puerta de descenso para evitar que alguien me reconociera al toque. El bus partió hacia el destino y en cuestión de minutos ya estaba descendiendo en el centro de Domsville.

Busqué a mi alrededor el rostro de Evan entre la multitud que había, pero no lograba identificarlo. Saqué mi teléfono para mandar un mensaje al número desconocido. En seguida recibí respuesta, una persona comenzó a hacerme señas para que me acercara.

Stewartville (Libro III) |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora