—¿Qué es lo que estás pensando Georgina? —preguntó Claire mientras empacaban sus cosas para mudarse de suburbio.
—Recordé cuando Evan nos ayudó a escapar de aquel psiquiátrico.
—Una deuda que siempre le deberemos —dijo una voz cerca de la puerta. Richard esperaba que ya estuvieran listas para partir.
Ambas terminaron de guardar sus pertenencias y bajaron con Evan que ya estaba en el auto esperando.
Habían decidido seguir a uno de los sobrevivientes de la graduación, pero no sin antes cometer otros asesinatos a una familia nueva. Evan sabía que las autoridades lo estaban buscando, por lo que siempre viajaba en autos con cristales polarizados.
Mantenía su perfil lo más bajo que podía. No iba a permitirse que nadie lo encontrara, ni mucho menos nadie que arruinara sus planes.
Viajaron a través de carreteras por aproximadamente ocho horas. Cada que se podía, se iban turnando para que el otro descansara. Finalmente, llegaron cerca del destino en donde se quedaría Claire por un buen tiempo, vigilando a Amber.
Evan se había encargado de encontrar una mansión lejos de la civilización. Sabía que esa vivienda le pertenecía a una persona que él conocía: el doctor que había cuidado de su padre.
Pensó que sería divertido acabar con su vida.
—¿Por qué él Evan? —preguntó Georgina.
—No lo sé. Simplemente conseguí su nueva dirección y aquí estamos.
—¿Cuántos son en su familia?
—Tengo entendido que solo es su mujer y su hijo de nuestra edad.
—Tres contra cuatro —dijo Claire pensando en cómo se iban a repartir a la familia.
—Esta vez yo no haré nada —decidida habló Claire que salió del auto.
Los tres no dijeron nada, simplemente aceptaron la decisión que su compañera había tomado. Claire se quedó esperando a que ellos fueran a hacer su trabajo, mientras sacaba un cigarro para fumárselo.
Esta vez al volante fue Richard. Se estacionaron a una distancia considerable en donde no pudieran verlos, pero que también permanecieran cerca de su objetivo.
Evan sacó de una mochila tres cuchillos, que en seguida dio a sus compañeros. Avanzaron sigilosamente entre la maleza que rodeaba la casa. El plan de Georgina consistía en hacerse la víctima junto a Richard, fingiendo que habían sufrido un atraco.
Evan se encargaría de cortar la energía eléctrica, mientras el otro par ingresaba a la casa para reconocer el panorama en el que se daría su segundo asesinato en grupo.
Toc, toc.
La señora de la casa sorprendida se quedó viendo hacia la puerta. Eran altas horas de la noche para que alguien estuviera por su hogar. Su pareja se quedó igual que ella, pero salieron de su parálisis en cuanto volvieron a tocar su puerta.
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Stewartville (Libro III) |COMPLETA|
HorrorTras los acontecimientos vividos en su fiesta de graduación, los sobrevivientes serán llamados para formar parte del festejo de los 175 años de Stewartville. Por lo que serán protagonistas del baile en la fiesta de antifaces más esperada por el veci...