Capítulo 30: El Brindis

30 12 1
                                    

Narrado por Caroline

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Narrado por Caroline

Sé que está aquí, lo siento cerca.

Aunque intenté acoplarme al ambiente que teníamos, mi mente seguía rodeada de pensamientos sobre Evan.

Tenía mis ligeras sospechas sobre las personas que llevaban las máscaras de doctores, pero había varios, que sería tonto ir de uno en uno descubriendo su identidad.

—Caroline, ¿podemos hablar? —me dijo Danny seriamente.

—Sí... —respondí dudosa, pero me levanté para caminar sobre la pista.

—Iré directo al grano, ¿qué estás pensando?

—Evan.

—Yo igual he pensado en él, pero decidí disfrutar el momento.

—Pero es que es raro Danny. Ya tuvo que haber aparecido, o ya tuvo que haber sucedido cualquier cosa. El que nos esté dejando disfrutar de esto no es normal.

—Lo sé. Lo mismo pensé antes del baile, pero si quisiera arruinarnos la velada, ya lo hubiera hecho.

—¿Y si está preparando algo para más tarde?

—Care, tranquila. Necesito que dejes de pensar en él, no está bien.

—Está aquí dentro Danny —apunté con mi dedo la cabeza. Evan se había metido dentro, su juego estaba acabando con mi cordura.

—Estaremos bien, te lo prometo.

Danny me dio un abrazo; las lágrimas acompañaron ese emotivo momento. Por un momento me quedé rodeada de sus brazos hasta que me calmé. En verdad tenía miedo, sentía escalofríos recorrer mi cuerpo.

Regresamos a nuestros lugares y volví a calmarme poco a poco.

El tema central de nuestra conversación fue el futuro de Megan.

—He pensado mucho en aplicar para una universidad de criminología.

—¿Pero?

—Es una escuela muy demandada, por lo que no sé si logre entrar —respondió decepcionada.

—Si no lo intentas, no sabrás lo que te espera —dijo Danny tratando de animarla.

—Gracias... A todos, en verdad.

—Seguro encontrarás el camino indicado para ti.

Continuamos conversando sobre anécdotas que habíamos vivido en nuestras Universidades. Entre risas y sonrisas olvidé a Evan, ya no me sentía preocupada y afligida por mis pensamientos.

Sin embargo, por un momento vi la silla vacía que estaba en nuestra mesa.

Lizeth...

Sentía culpa por haberla entregado, pero era algo que tenía que ser así. Evan había hecho sus jugadas poniéndonos en esa situación, debía responder tomando esa decisión difícil.

Stewartville (Libro III) |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora