Capítulo 25: Los Regalos

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Narrado por Tiffany

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Narrado por Tiffany

En cuanto Danny respondió que aceptaba, todos comenzamos a aplaudir.

Se besaron y dieron un fuerte abrazo celebrando el compromiso al que ahora habían pasado en sus vidas. Me ponía muy feliz de ver a dos de mis mejores amigos siendo sumamente felices, el uno con el otro unidos hasta el final.

Volvieron a su lugar y Danny no quitaba su sonrisa del rostro. Era como si todo por un momento se hubiera detenido y solo nos concentráramos en ser felices.

—Estoy tan feliz por ustedes —dije en cuanto Danny volteó a verme.

—Ustedes tres deben ser las damas de honor estelares, y tú también Megan —dijo volteando a ver a esta última—. Quiero que seas parte de uno de los mejores momentos de mi vida.

—Claro que sí Danny, será todo un gusto.

—Que tan escondido lo tenías, eh Dylan.

—Caroline me ayudó ayer, por eso nos ausentamos un momento.

—Ahora todo tiene sentido.

—¿Y qué se siente ser el que dice las palabras? —preguntó Amber sin quitar la mirada de ellos.

—La verdad es que sí estaba un poco nervioso. Las palabras simplemente fueron fluyendo y al escucharlas, en mi mente pensaba que lo estaba haciendo bien. Todo lo que dije fue de corazón.

—Yo lo sé Dylan, lo vi en el brillo de tus ojos —respondió Danny sonriéndole.

Nos quedamos viendo cómo irradiaban una felicidad inmensa. Hasta cierto punto sentí envidia de verlos tan felices, pero era algo que necesitábamos en estos momentos. No importaba que fuese temporal, se sentía bien pensar en cosas felices y no en lo que todavía nos faltaba por estar aquí, en casa.


La música sonaba en medio de la pista de baile. Todos aquellos que no eran parte de nuestro baile de media noche podían estar en el centro, nosotros debíamos esperar a que diera la hora.

Megan se levantó y dijo que un momento regresaría. Porque tenía que ayudar a los demás a la entrega de unos regalos especiales para todos nosotros que habíamos regresado a casa.

—¿Qué piensas Caroline? —pregunté al verla muy seria, mientras volteaba a todos lados.

—Está aquí, solo intento saber quién es.

—¿Estás segura?

—Me lo dijo cuándo nos reunimos. Dijo que me vería en la fiesta, pero es imposible reconocerlo. Todos llevan antifaces, es inútil que siga buscando.

—¿Quieres que nos levantemos a ver?

—¿Podrías...?

—Claro, vamos.

Stewartville (Libro III) |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora