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Soy yo otra vez...
Esta vez, ya no siento la misma capacidad de antes, me siento bastante decepcionada de mi misma.
Ha pasado tiempo, mucho tiempo desde que volví de la universidad, si no me equivoco han pasado tres años desde que volví, y contando los que no se ha sabido de mí, son ocho en total.
En resumen, cuando volví, Milo Manheim estaba allí, ese chico guapo de ojos café, cabello castaño y hermosura de ángel, sin querer, lo arrollé con mi auto, sin embargo fue algo leve.

Todo pasó muy rápido.

Comenzamos a vernos más, yo aún me sentía culpable por haberlo dejado sin haberle dicho nada, pues el dijo que estaba bien, tuvimos una que otra cita, me iba a buscar a la corte, aveces con flores y luego de eso, acepté ser su novia; en mis años de derecho, jamás había olvidado a Milo, sin dudas fue mi primer amor, y supuse que me quedaría con el, no fue así.
Luego de aquello, pasó el tiempo y nos emancipamos, fuimos a vivir juntos, eso fue lo que hicimos, era un apartamento magnífico, allí fue mi primera vez, para las fiestas, fuimos a casa de su madre, y también invitó a la mía, en año nuevo nos fuimos a Hawai, fue divertido, al menos, yo me divertí bastante.
Cuando regresamos, todo volvió a ser normal, fue allí cuando supe lo que pasó con Alexis y las otras chicas, me encontré a su amigo Craigh en una cafetería, estaba con Mia Kriegel, ella tenía una barriga enorme, me sentí feliz por ellos, fue allí, estábamos hablando de la vida, hasta que Craigh comienza a contar las aventuras de Milo, y llega a una parte donde destruyó mi corazón, y finaliza con un: "¿Milo no te lo dijo?", aquello me provocó ira, pero a la vez mucha pena, el me había mentido, me fui de allí y me senté en el parque a llorar, estaba destrozada.
Milo había aventurado con más chicas, y yo no, me sentía patética, absolutamente, ligeramente engañada.

- ¿____________? -. Sentí una voz conocida. Levanté la cabeza y allí estaba el, siempre se preocupaba por mí.
- Jung, ¿qué haces aquí? -. Pregunté limpiando mis lágrimas.
- ¿te encuentras bien?, hace frío, ven, te llevo a tu casa -.
- no, Jung, no quiero molestarte -. Bajé la cabeza de nuevo.
- sabes que no me molestas, vamos -. Me tendió su mano, Jung siempre me sacaba de aprietos, era un salvador.
Le tendí la mano y luego me subí a su auto, era muy lujoso, con asientos de cuero, era genial, aunque se notaba que era cuero sintético, así mejor, ningún animal había sufrido por ello.

- ¿qué pasó? -. Habló mientras estábamos en el elevador.
- me siento tonta -. Dije en un hilo de voz.
- eres la persona menos tonta que conozco -. Levantó mi mentón y me miró a los ojos.
Habíamos llegado al piso y nos detuvimos en mi puerta.
- ¿no quieres pasar? -. Le invité.
- no, después llega tu novio e malinterpreta las cosas -.
- tranquilo, el no llegará en algunas horas -. Hablé. - aparte es solo para pasar el rato y no sentirme tan sola después de lo que pasó, y ahora que tu me hiciste sentir un poco mejor, no te vayas, Jung -. Dije esperando la aprobación de mi amigo.
- si entro, ¿me contarás lo que te pasó? -. Dudé en reaccionar, y pensar, a lo que asentí. Abrí la puerta y entramos juntos.
- bueno, este es mi humilde morada -. Señalé la casa. - siéntate cómodo, mi casa es tu casa -. Intenté asimilar el español.
- gracias -. Dijo y se sentó en el sofá.
- ¿qué te traigo? -.
- nada, no te preocupes -. Lo dejé en criterio mío, me dirigí a la cocina y comencé a buscar algo, agua, soda o algo para beber, de repente, encuentro el champán de Milo, estaba triste así que lo saqué.
- ¿qué opinas de esto? -. Saqué dos copas de la estantería.
- ¿estás segura, __________? Eso es fuerte y tu nunca bebes -. Recalcó asustado.
- patrañas, ven, acompáñame, es mejor que beberlo sola y hacer una locura, ¿no crees? -.
- bien -.

Le serví y bebimos, pues ahí le conté todo.

- sabes, si yo tuviera la suerte de tenerte como ese loco de Manheim, jamás haría algo parecido, si fueras mía, yo haría todo lo que fuera para complacerte, todo, eres la mujer más hermosa, por dentro y por fuera que he conocido en mi vida -. Nos miramos, sus palabras habían sido tan lindas, y el alcohol estaba en su grado de totalidad, nos besamos, estábamos un poco ebrios, el beso se intensificó y así es como Milo entró y nos vió.
Luego de eso tuvimos una pelea en el pasillo, él había dicho que me había comprado un anillo de compromiso porque me pediría matrimonio, vaya, ahora se le ocurren esas cosas.
Luego de la pelea, el se fue, regresé con Jung y hablamos las cosas, el me entendió de que yo no quería que ocurriera de nuevo.

Luego no volví a ver a Milo, y tampoco me esmeré en buscarlo, no quería molestarlo. Meses después descubrí que estaba embarazada de él, me sentí idiota, pero nuevamente llegó Jung y me ayudó, me dijo que el se haría cargo de la criatura y que estaría todo bien y jamás me dejaría sola.
Luego el niño nació y adquirió el apellido de Jung, su nombre era Jeon George, tal como mi padre, en siglas americanas suena George Jeon, Jung me quería y yo tan bien lo quería a el, pero él jamás me tocó ni me obligó a hacer nada, era mi amigo, me estaba ayudando, después de que naciera George, me casé con Jung, y nos mudamos a su hermosa casa en Inglaterra, allí vivíamos como una familia, agradezco a Jung, que se quedó conmigo y no me dejó siendo madre soltera, ya que sabía si le decía a Milo, él pediría prueba de ADN ya que pensaría que el hijo no es de el, es un idiota, pero aún así lo comprendí.

Extraordinary [Milo Manheim y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora