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Supongo que todo lo que construimos si se vino abajo. Finalmente lo que intentamos reconstruir no pudo mantenerse por mucho tiempo.

Después de perder a Jungkook, todos nos apoyamos de la idea de ser un grupo de seis pero con Jin fuera también, la idea no parecía algo bueno.

Pase un mes deprimente en mi vida, recuerdo que todos mandaban mensajes y cartas dándome apoyo, insultando al patán de Jungkook... pero la que más me acabo llamando la atención fue la de mi madre.

En ella prácticamente me decía perdón por todo, me decía sus malos días con los gritos de mi padre en su cabeza. Los días en los que la excluían de todo por ser su hijo, y finalmente solo decía un pequeño 'lo siento' que acabo sin tener redundancia en mi. Ella solo dijo que nunca más la vería y para mi eso fue un golpe más, aunque fue lo que superé primero.

Tiempo después me fui a vivir con Jimin y Yoongi, ya que Yoongi no suele estar mucho en casa debido a la discografía que fundaron Namjoon, Hoseok y el.

No puedo mentir, haber pertenecido a BTS llevo su negocio a lo alto. Por ese motivo es que Jimin y Yo ahora trabajamos en un club nocturno donde cantamos por la semana a media noche.

Al principio ellos claramente nos tenían bien cuidados, todos decían que las Sasseng no perderían la oportunidad, pero lo cierto es que nosotros pasamos a segundo plano gracias al odio público hacia Jungkook.

Lo llamaron de todo, desde 'loco imbecil' hasta 'enfermo mental'; y si, le robo el título a Yoongi.

Lo último que supimos de él fue que estaba con Jin hyung, y que iba a un centro mental en un pueblito a dos horas de Seúl. No tenemos idea de porqué en un lugar así, pero ya que cortamos lazos con el no nos importa realmente. Al menos no del todo.

- Taetae - me llamo Jimin. - Ya nos vamos, asegúrate de cerrar la puerta cuando salgas. - Se despidió mientras salía con Yoongi agarrado de su mano.

Jimin y Yoongi tenían una salida cada semana, para mi esta bien ya que también conocí a alguien en este mes.

El Barman del club al que vamos es amable, guapo y todos los adjetivos que una mente puede darle a un chico de veinti tantos.

Su nombre es Beoyoon, el fue el primero que me trato muy normal en el club y al que le debo muchas noches.

Al principio del mes, el solo me escuchaba hablar una y otra vez de Jungkook, pero al pesar los días mi mente fue olvidándose de él y en su lugar empezó a hablar de más cosas. A las tres semanas nos habíamos hecho amigos ya.

El timbre sonó, me levanté rápidamente y me encamine a la puerta arreglando mi cabello y la camisa un poco ancha que llevaba.

Al abrir la puerta pude ver a mi chico parado con sus botines negros y sus pantalones apretados con un suéter guindo. El me sonrió y me extendió un ramo de girasoles.

Amaba los girasoles, para mi son la planta más especial del mundo, y por supuesto la más linda y colorida.

- ¿Estas listo Taetae? - me pregunto usando el apodo tierno de Jimin.

Lo cierto es que ambos se caen muy bien, dejando de lado algunos arranques de celos de Yoongi hyung.

Yo puse los girasoles en la mesita contigua a la puerta y salí de la casa.

- A comer! - exclame divertido riendo con Beoyoon.

Entonces mis ojos no pudieron abrirse más.

Frente a mi, cerca a un auto pequeño estaba Jin junto con Jungkook. Jin me miraba con una sonrisa mientras que Jungkook volvió a meterse al auto estando aún en el lado del piloto. Yo me acerqué a Jin y le di un fuerte abrazo.

Sin Compromiso ([MPREG)] {KOOKV} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora