Sin Compromiso ([MPREG)] {KOOKV}

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No se en que momento paso, pero solo paso. Simplemente recuerdo haberme perdido en mi mente, una y otra vez dando vueltas y vueltas en lo mismo.

Sentia que mis pulmones no podían cumplir con su función, que en mi garganta se acumulaban esas inmensas ganas de llorar, y que mi cuerpo solo quería descansar de un mes en el que no había podido soportar todos los insultos y maltratos.

Las imágenes de Taehyung, las imágenes de mis amigos, las de las fans. Las de todos, mi mente solo podía reproducir sus rostros llenos de rencor y lágrimas.

Puede que sea masoquista, pero en el momento en el que estaba por caer completamente, en el momento en que mis ojos solo querían cerrarse.

Senti su tacto.

Senti una suave mano tomar la mía, y ese pequeño calor se esparció por todo mi ser.

De repente todo se vio comprimido en la imagen de su cuadrada y bella sonrisa. En sus pequeños pataleos al dormir. En el.

Talvez nos hicimos daño, talvez llegamos a lo profundo del escenario.

Pero ahora, los reflectores estaban apuntandonos directamente.

- Jungkook~ - dijo alargando la ultima vocal. - El desayuno está en la mesa listo para que lo devores - canturreo tratando de levantarme de las sábanas.

Yo levante un poco la manta y lo vi sin que se diera cuenta. Estaba a la derecha de mi, solo bastó levantarme de golpe y tomarlo de la cintura para poder tumbarlo en la cama de dos plazas.

El no dormía conmigo, pero ambos podíamos entrar a la habitación del otro.

- Ya! Jungkook eres muy malo! - me dijo Taehyung con las mejillas sonrojada mientras intentaba volver a levantarse.

Claro que no pudo.

Lo tenía agarrado entre mis brazos mientras lo veía tiernamente. A decir verdad, lo había extrañado.

Lo habia extrañado con cada átomo que me conformaba, lo había extrañado tanto que me había dolido hasta el punto de dejarme en el psiquiátrico.

Y es que la verdad, nuestro amor dolia, dolia cada instante de nuestro día. Pero aún así podíamos ir hacia el otro y tomar nuestras manos.

El me sostenía, y yo lo sostenía a él.

- Tae... ¿Quieres tener una cita conmigo esta noche? - le pregunté con una sonrisa que dejaba ver mis dientes frontales.

Tae amaba que sonriera, y yo amaba escuchar su risa cada minuto del día.

- Me encantaría... - murmuró posando sus manos alrededor de mi cuello.

Nuestras caras se acercaron, nuestras narices se rozaron. Pero solo juntamos las frentes y cerramos los ojos.

No nos habíamos besado, tampoco nos habíamos tratado en una forma más amorosa. Simplemente intentábamos recuperar el tiempo de dulzura en el que no pudimos encajar cuando estábamos comprometidos con el otro.

- Bien, entonces bajemos a probar el delicioso desayuno que hiciste, pequeño koala - le dije juguetón tomándolo de la cintura y cargandolo.

El enrosco sus brazos alrededor de mi cuello y soltó un chillido cuando lo levanté entre mis brazos. El camino de bajada a la primera plata estuvo lleno de caricias.

El apoyo su cabeza en mi hombro mientras que yo le hacía caricias restregando mi cachete en su cabello.

Al llegar a la planta baja vi las galletas de chispitas y los huevos con tostadas bien acomodados en sus platos.