Empieza la mañana fría, clara demostración de que se acerca el día del Fulgor con más rapidez de la que me gustaría, la verdad.
Mis padres, mi hermano y yo nos encontramos en el comedor probando a bocados los serfog que nos ha preparado nuestra querida Josephine. Parece mentira que anoche hayamos tenido una fiesta, pues mi mansión se encuentra intacta y para colmo, durante el desayuno no hay ninguna intención de iniciar una conversación.
Es que todo iba bien hasta que llegó el discursito Arlette Punsset.
Fijándome en todo, pues el desayuno ya empezaba ser incómodo con tanto silencio, me doy cuenta de que mi padre no tiene a su derecha todos los periódicos que estoy acostumbrada a ver apilados cada mañana y sorprendentemente, entre sus manos tampoco hay un periódico que interrumpa su desayuno. En lugar de un periódico informativo entre sus manos, maneja un tenedor y cuchillo con lentitud.
—Padre, ¿y tus usuales periódicos dónde están? ¿Josephine los tiró a la basura sin querer? —pregunto con una pizca de alegría.
Hay que romper este silencio de una vez, digo yo.
Mi padre, sin intención de desviar los ojos de los serfog, me contesta sin ánimo.
—¿Para qué cariño? No me apetece ver en todas las portadas la cara de Arlette Punsset —me responde desganado.
—Ni tampoco tenemos la necesidad de ver todas las críticas que Seraphine B-W nos brindará —añade mi madre.
La verdad es que tienen razón. Cuanto menos leamos ese Conde Curioso, mejor. Sólo saldrán noticias negativas sobre la noche de ayer, detallando cada rincón de la fiesta, criticando y comentando cada cosa que hayan visto. Además de hablar sobre la prueba de Keith...
Nosotros no hemos invitado a ningún periodista a la fiesta, claro está, mi padre no los soporta y yo menos, pero siempre hay un chivato. En este caso, el chivato o, mejor dicho, chivata, se ocupó de serlo la dichosa Seraphine B-W.
Muchas veces me he preguntado la razón de su presencia en mi fiesta. Luego me acuerdo de que, a pesar de no heredar el título de su familia, ella también pertenece a uno de los Privilegiados de la comunidad luminosa. Es más, ella es la peón de los Banks, perteneciente al territorio de los condes de Grey. Con lo cual, ella sí o sí tiene que estar invitada a la fiesta que organiza algún privilegiado. Ley de los privilegiados de la sociedad luminosa.
—Te debe tener mucha manía como para haberte hecho eso... —dice mi hermano.
Suspiro con indignación.
—Ya entiendes por qué no me junto con Arlette y su cuadrilla. Así que ya puedes ir retirando lo que dijiste ayer —le recuerdo con rencor.
Mi mellizo, cabizbajo, me responde.
—Tienes razón, lo siento.
Le miro triunfante y él me saca la lengua.
Sé que le he ganado, no sólo porque me ha dado la razón y me pidió disculpas, sino porque no se atrevió a reprocharme lo de Jason, pues de manera inconsciente, ha admitido su derrota y la verdad a su vez. Es algo de lo que me gustaría hablar con él próximamente.
—Bueno, Keith. Acuérdate de que hoy tienes que asistir a la fortaleza del Gran Octubre. Allí te espera sir Dorian para la corrección de tu prueba —le recuerda mi madre en medio de un resoplido—.Por lo menos, hay algo positivo hoy.
—¡Ay, es verdad! ¡No lo entiendo! ¿Por qué el Gran Octubre es tan injusto conmigo? Soy un buen vampiro y, sobre todo, seguidor de los ne-krovi. Lo he hecho todo bien... —me mira con aire acusativo—. En cambio, Kath, que ama a los humanos y aborrece a los vampiros, ¡se sale con la suya!
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SIN SANGRE ©
VampireKatherine Collins-Wood, una vampira que desobedece las reglas de su comunidad, tiene que huir de su mundo para poder sobrevivir, pero no sabemos si esa es la palabra correcta porque en el mundo al que huye se encontrará con dos tentaciones que marca...