25. Te necesito

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Katherine Collins-Wood.

Y lo vi ahí, frente a mí, con la cara descompuesta y llena de cansancio.

Examino detenidamente cada parte de su iris marino, descifrando su interior y recabando cualquier pista que pudiera darme información sobre él, pero me es imposible.

Lucas es indescifrable.

Es la primera vez que nuestras miradas se conectan. Llevo mucho tiempo sin poder verle fijamente, pero a pesar del tiempo, él no parece incómodo porque nos veamos y conectemos, al contrario, cede a mí.

Cede a mí sin problema, escarbando en el fondo de mi ser, creando un vínculo que no lo interrumpe cualquier distracción, ni siquiera los griteríos y la multitud de nuestro entorno.

Solos. Él y yo, conectados.

—¡Aquí está mi chica guapa! —exclama Marcos detrás de mí y me rodea con sus brazos por detrás, dándome un beso en la mejilla.

Nuestra única distracción, Marcos.

Lamento con pesar la interrupción de nuestras miradas. Él aparta la vista rápidamente como si hubiese estado ensimismado con sus pensamientos y algo lo despertara de repente, sin importarle qué era.

La desilusión invade mi mente, pero la presencia de Marcos hace que tenga esconderlo por dentro y disimular.

—¿Qué hacías aquí quieta? —me pregunta acariciando mi brazo derecho.

Sonrío forzadamente.

—Esperarte —contesto sin pensar.

Una gran sonrisa se dibuja en sus labios carnosos y me arropa los hombros con su brazo para dirigirnos a la salida. Al salir de clases nos encontramos con Oliver, el amante de mi hermano que, a partir de ahora, tengo que empezar a llevarme bien para hacerle un favor a Keith, a pesar de que nuestra simpatía no sea mutua.

Desde que supe lo de Jason Dickens, no confío en cualquier hombre que se quiera juntar con mi mellizo.

Ahora me toca protegerlo.

Oliver y Marcos empiezan a conversar. Al principio sigo el hilo de la conversación entre los dos amigos, pero la figura de Vera y Lucas juntos me desconciertan totalmente.

¿No estaban enfadados?

—Oye —les interrumpo llamando la atención—, ¿Vera y Lucas no estaban enfadados?

Ambos dejan de hablar y miran en dirección a ellos, observando cómo se adentran a un coche lujoso.

—Eso se suponía —murmura Oliver.

—Allá ella con lo que haga —repone Marcos con indiferencia.

Me quedo mirándole, un tanto confusa.

—¿Y por qué ahora de repente te da igual? —cuestiono.

—Todo lo que tenga que ver con ese engreído me da igual —responde encogiendo sus hombros.

Asiento con la cabeza, digiriendo su contestación.

—¿Y Vera te da igual? —pregunta Oliver repentinamente.

Buena pregunta, Oliver.

Marcos se queda unos segundos pensando.

—No, Vera no me da igual, pero ella ya es mayorcita para saber lo que hace —rebate con voz indolente—. Ella sigue enamorada de ese tipo y no puede evitar ir detrás de él.

Sin poder evitarlo, las últimas palabras de Marcos hacen que un sentimiento de recelo surja en mi interior.

¿Aún sigue enamorada de Lucas?

SIN SANGRE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora