Hoy es el día de la verdad, el día de la simulación.
Esta es la última prueba en donde los vampiros nos sometemos para poner en duda nuestra "realeza vampírica". Esta prueba consiste en cumplir una específica misión que nos otorgará Sir Dorian en el Castillo Luminoso, pero, en resumen, tenemos que succionar la sangre de un ser humano.
Sí, como lo oyen, tenemos que transportarnos al Mundo Distinto con la misión de matar a una persona "culpable" a ojos del Gran Octubre, con una serie de pautas detalladas.
Me dirijo hacia la cocina dándole vueltas a mi aún desconocida misión.
No sé si podré superarla, no me siento capaz de matar a una persona.
¿Qué misión me pondrán?
Al cruzar el marco de la puerta me encuentro con un panorama bastante anormal: una cocina ausente de risas y conversaciones. Sólo hallo a mi hermano Keith desayunando sus cereales.
—Buenos días, Keith —deposito un beso sobre su mejilla pecosa—. ¿Dónde están papá y mamá?
Keith resopla.
—Mamá y papá aún siguen durmiendo. Papá se quedó toda la noche cuidando de ella y ahora, ambos, están agotados.
Mecanizo la información.
—¿Mamá ha empeorado? —le pregunto con preocupación.
Keith no se atreve a mirarme y fija sus pequeños ojos sobre los cereales marcando una mueca en sus labios.
Esto no me gusta.
Me dirijo con rapidez hacia la habitación de nuestros padres, pero de repente me topo con la señorita Josephine.
—¿Adónde cree que va, señorita Katherine? —me pregunta con cariño. Yo tartamudeo señalando la puerta de mis padres—. No, no, cariño. Ve a desayunar que hoy es un día muy importante y necesitas fuerzas. Voy a prepararle el desayuno —No consigo articular ninguna palabra, solo frunzo el entrecejo mirando la puerta y a Josephine simultáneamente — Venga, que sí, a desayunar.
Me conduce hacia la cocina con sus brazos rechonchos sobre los míos y me sienta en la silla un tanto infantil.
—Bueno, voy a prepararle un buen desayuno para que superes la prueba con la mayor facilidad del mundo, señorita Katherine.
Yo asiento con la cabeza mirando el pasillo con nerviosismo.
—Doña Josephine, sabes que puede dejar de tratarme de usted, ¿no? Eres como de la familia.
Ella se ríe echando la cabeza para atrás y despegando la vista de la sartén.
—Sabe usted, señorita Katherine, que debo tratarla con respeto. Eres la futura peona de los Collins además de ser mi jefa.
Frunzo el ceño y niego con la cabeza. Hago caso omiso a sus palabras. Siempre discutimos por lo mismo y nunca tengo éxito.
Doña Josephine, alegremente, me hace el desayuno. Cuando Josephine cocina no hay quien la interrumpa o la distraiga, le encanta tanto cocinar que se olvida de su entorno. Tanto es así que cuando Keith y yo éramos pequeños, nos peleábamos a menudo y cuando ella terminaba de cocinar, de repente nos encontraba moretones en la cara o en los brazos de las riñas que teníamos y ella se preocupaba tanto que nos intentaba maquillar esos moretones para que mis padres no lo vieran.
Cosa que no funcionaba.
Sin embargo, mis padres sabían de sobra que esos moretones eran a causa de las peleas entre mi hermano y yo, o como dice doña Josephine: los mellizos pelirrojos.
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SIN SANGRE ©
VampireKatherine Collins-Wood, una vampira que desobedece las reglas de su comunidad, tiene que huir de su mundo para poder sobrevivir, pero no sabemos si esa es la palabra correcta porque en el mundo al que huye se encontrará con dos tentaciones que marca...