Después de una larga mañana en la Universidad "Las Infantas", fui al supermercado como bien me ordenó Adela.
He de decir que una vez en ese lugar tan desconocido para mí, he descubierto muchas cosas que antes no sabía, como muchas palabras de comidas que los vampiros llamamos por otras, aunque poco a poco, por la forma de la comida, supe qué eran.
Bueno, tengo que ser sincera, compré lo que mejor pinta me tenía porque no tengo ni idea de qué es cada cosa. En el apartamento espero que Adela me lo explique.
Una vez en el apartamento, un olor delicioso entra por mis fosas nasales. Es casi incluso mejor que el olor a sergofs.
En la cocina, vislumbro a mi compañera de piso, con una bata coloreada con múltiples de margaritas y una espátula sobre su mano. Por lo que veo, tiene una obsesión con esas flores.
—Bienvenida a mi dulce cocina —saluda con alegría—. Estoy preparando unos ricos espaguetis a la carbonara.
Deposito las bolsas del supermercado sobre la mesa del comedor y corro hacia los fogones para descubrir qué delicia es esa.
—Espaguetis, no macarrones. Que te quede claro que en esta casa solo se come espaguetis —me aclara con una sonrisa mientras remueve el caldero con una salsa blanquecina.
—Tiene buena pinta... —confieso.
Ella, alegre, coge los famosos espaguetis y los escurre sobre un bol.
—Veo que me has hecho caso y has ido al supermercado —observa mientras deja los espaguetis enfriar en un caldero—. Veamos qué has comprado...
Mi compañera de piso se dirige hacia las bolsas y va sacando los alimentos que recién compré en el supermercado. Con horror, deposita los envases sobre la mesa y una vez vaciadas las bolsas, se mofa de mí.
—Ya veo que compraste cosas sin tener ni idea de lo que eran —Adela coge un envase—. ¿Compraste brócoli? ¿Una bolsa de pipas? ¿Ambientador de vainilla?
Encojo mis hombros.
—Amiga, ¿nunca has ido a un supermercado a comprar o qué? —niego con la cabeza levemente—. Me estás fastidiando, ¿lo dices en serio?
¿Cómo le explico que en el Mundo Luminoso había una doña que nos cuidaba a todos como si fuera nuestra abuelita y nos daba unas comodidades increíbles que no se puede ni imaginar?
—Tengo que confesarte que no tengo ni idea de nada —Adela abre la boca—. No sé cocinar, no sé comprar, no sé limpiar, no sé hacer absolutamente nada...
—¿Qué pasa? ¿En tu casa tenías una criada o qué? —pregunta con absoluto asombro.
—No, no es una criada, es una doña.
¿Qué es una criada?
Adela suelta un resoplido sin creerse lo que está pasando.
—Mira, Katherine. No sé de qué mundo vienes, pero has tenido suerte en que tienes una buena compañera de piso que le gusta cocinar —se levanta de la silla y se dirige hacia los fogones para apagar el fuego—. No obstante, no te vas a quedar sin hacer nada en esta casa —aclara—. Yo me ocupo con todo lo que tenga que ver con la comida mientras que tú te ocupas de limpiar la casa en general —asiento levemente la cabeza—. Bueno, imagino que tampoco sabes limpiar así que yo te enseñaré.
Para sellar el acuerdo, me da su mano y yo le respondo con un apretón muy flojo.
—Aprieta fuerte porque sino el pacto no sirve de nada —aferro más fuerte su mano—. Así me gusta, ahora, a comer.
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SIN SANGRE ©
VampireKatherine Collins-Wood, una vampira que desobedece las reglas de su comunidad, tiene que huir de su mundo para poder sobrevivir, pero no sabemos si esa es la palabra correcta porque en el mundo al que huye se encontrará con dos tentaciones que marca...