|01: El Primer Encuentro|

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|Omnisciente|

7 años después

El llanto de varios niños inundaron el salón mientras que otros corrían y se escondían detrás de la maestra y su asistente.

—"Rin, ¿Que has hecho?"—Titubeó la maestra, su mirada estaba encima del niño.

Sus puñitos estaban cerrados y sangraban un poco, sus mejillas estaban rojas y sorbia su nariz pero aún así no corría la mirada de la maestra.

El salón estaba destrozado, las pequeñas sillas estaban tiradas, una mesita estaba rota y algunos utensilios estaban regados por el suelo al igual que unos juguetes los cuales tenían alguna pieza rota o simplemente estaban hechos añicos.

—"No fue su culpa."—Dijo una pequeña voz, como si de un susurro se tratase. Sin embargo, eso fue suficiente para llamar la atención de la maestra e incluso cierto peliazul.

—"¿Que dijiste?"—Preguntó la maestra postrando toda su atención en aquella niña.

—"Que no fue su culpa. Él solo se defendió."

Rin volteo a ver a la niña. Tenía el cabello corto de un color castaño un tanto claro, su tez era oliva y pequeñas pecas adornaban el puente de su nariz y mejillas. Sus ojos eran de color miel con ciertos tonos ámbar que constrataban de manera sutil.

—"¿Acaso tú viste todo?"—Preguntó la maestra. La niña asintió, sorbiendo un poco su nariz.

—"Ellos lo llamaron monstruo y le dijeron que nadie lo quería que solo sentía lástima por el y su hermano. Fueron crueles maestra."

Unas pisadas rápidas se hicieron presentes y por la puerta del aula entraron dos hombres uno vestía el atuendo de sacerdote y tenía el aspecto de estar entrando en su vieja edad. El otro hombre era más joven y vestía unos pantalones y camisa blanca de manga corta.

—"¿Estás bien? ¿No te paso nada? ¿Porque estás llorando?"—El hombre tomó a la pequeña en sus brazos no sin antes revisarla.

Ella asintió y miro a Rin quien también estaba siendo cuestionado por aquel sacerdote. Después de que la maestra hablara con los respectivos hombres, emprendieron la marcha ha sus respectivas casas pero antes de que sus caminos se separarán el pequeño tuvo el valor para hablarle.

—"¿Cómo te llamas?"

La niña lo miro y dedicándole una pequeña sonrisa en los brazos de su padre le contestó.

—"Akabane _______."

Y así sus caminos se separaron pero aquella memoria siguió intacta en el cerebro de aquellos pequeños.

|¿Quizás Sea Para Siempre?| [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora