|14: Las Intenciones De Neuhaus|

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[_______ pov.]

—"Esto no hubiera pasado si tú no fueras un completo idiota."

—"Si bueno, tú fuiste la que empezó maldita bruja."

—"No peleen cuando estoy en medio ya que gracias a eso a todos nos castigaron!"—Espetó Rin mirando mal a Kamiki y Bon. Estos últimos solo rodaron los ojos pero no dijeron nada.

Y es que Rin tenía razón. Kamiki y Bon habían tenido una discusión la cual escaló de manera rápida y como resultado de esto, Rin se ganó una cachetada por parte de Kamiki la cual tenía que ser para Bon así que Yukio decidió castigarnos a todos.

Así que aquí nos encontrábamos en este cuarto, todos sentados y con un demonio piedra en nuestras piernas el cual se hacía más y más pesado. Me gire hacia Shiemi, ella solo me dedico una pequeña sonrisa a lo que correspondí.

—"Esto se está haciendo mucho más pesado."—Se quejó Shima pero antes de que alguien más pudiera decir algo, todas las luces se apagaron.

—"¿Que demonios?"—Susurró Rin. Las piedras demonio empezaban a esfumarse una por una.—"¿Un apagón?"

Me levanté al igual que Bon y ambos nos acercamos a la ventana, todas las demás casas en nuestro campo de visión tenían electricidad así que un apagón no pudo ser.

—"Quizás se dañó el interruptor principal, no sería la primera vez que pasa."—Comenté ya que está era la tercera vez que pasaba y generalmente era porque una rata mordía uno que otro cable.

—"Iré a ver si hay linternas."—Dijo Shima dirigiéndose a la puerta, pero más tardo en abrirla para después cerrarla. Fue cuando pude sentir aquella aura.

—"¡Shima!"—Grité justo a tiempo para que esté se alejara de la ahora estrellada puerta.

—"¡Un Naberius!"—Gritó Konekomaru. Todos estábamos juntos al final de la habitación, mi mirada se encontró con la de Rin y podía sentir dicha desesperación.

El Naberius se estaba acercando a una velocidad increíble pero fue detenido abruptamente por una gran pared de fuerte, gruesas lianas. Mi atención cayó en Shiemi y Nee, ella sostenía a su familiar y este último sostenía aquella pared.

—"Te-Tenemos que hacer algo."—La oración de Bon fue interrumpida por su tos. De igual manera, todos los presentes empezaron a toser a excepción mía y Rin.

—"¿Que está pasando?"—Preguntó Rin. Shima lo miró un tanto confundido para después toser aún más.

—"Son los gases que el Naberius está soltando. ¿Qué no les afecta?"—Solté una pequeña tos dándole a entender a Konekomaru que estaba empezando a afectarme.

Rin soltó otra pequeña tos.—"Claro que si nos afecta."

Los chillidos del demonio se hacían más fuertes al igual que las tajadas y arañazos que daba para destruir la pared. De repente, Shiemi cayó de rodillas causando que la pared empezara a debilitarse.

—"Tenemos que hacer algo,"—Dije sosteniendo a la rubia. Su aura estaba empezando a debilitarse lo que significaba que Nee no duraría mucho.—"Si ella colapsa, también lo hará Nee."

—"Tengo una idea."—Empezó Rin, inmediatamente empezó a escabullirse entre los espacios de la pared.—"¡Oye! ¡Vamos, sígueme maldito imbécil!"

—"¡Rin! ¡Rin, ¿Acaso estás-...? ¡Ugh maldito idiota!"—Grite al darme cuenta de lo que había hecho. No podía dejarlo solo, tenía que estar a su lado.—"Confío en ustedes, debo de ayudar a Rin."

—"¿¡Qué crees que haces!?"—Chilló Kamiki impidiendo que me adentrara en la pared.

—"¡Alguien tiene que ayudarle a Rin, él no podrá solo con aquella mitad y confío en ustedes para combatir está mitad!"

Antes de que ella o alguien más pudiera decir algo me adentre en la pared de lianas y me apresuré a seguir el aura de Rin. Mis pasos resonaban por el oscuro edificio y mientras bajaba las escaleras, mi cuerpo se encendió con mis llamas lo que significaba que Rin había desenvainado su katana.

Activé mi lanza y sin pensarlo dos veces me lancé al lomo del Naberius clavando una punta de mi lanza con fuerza. Esté soltó un horrible chillido para empezar a moverse bruscamente tratando de tumbarme pero al no lograrlo optó por estamparse contra la pared.

Pude sentir como el aire se escapaba de mis pulmones, el sabor metálico en mi boca poco a poco empezaba a correr por mi labio y mi cuerpo se volvió a encontrar con el suelo. Mire como Rin escupía un poco de sangre y una mueca de dolor se dibujaba en su cara, al captar el porqué le sucedía esto su mirada se encontró con la mía.

El demonio empezaba a moverse hacia mi así que tenía que empujar mi ser al límite. Cómo pude e ignorando el inmenso dolor que recorría por todo mi cuerpo, me arrastré hacia donde estaba mi lanza.

Rin me estaba dando todo el tiempo posible y no lo iba a desaprovechar, me levanté—conteniendo las inmensas ganas de colapsar—y corrí por mi lanza. Sentía como las llamas ardían con mayor intensidad permitiendo que la adrenalina me diera ese empujón que necesitaba pero esa adrenalina desapareció en cuanto sentí aquel punzante dolor en mi cabeza.

Por inercia me gire hacia Rin quien estaba estampado contra la pared, su cabeza sangraba y yo podía sentir como aquel líquido rojo empezaba a correr por mi frente. El demonio logro tomarlo por el cuello asfixiando no solo a él si no que también a mí.

—"¡S-SUELTALO!"—Grité, encendiendo todo el cuerpo del demonio en aquellas llamas rojas. De igual manera podía sentir como mis propias llamas ardían.

Apreté el agarre en mi lanza y volví a correr, lanzandome al demonio y clavando mi lanza en su pecho. No fue hasta que Rin logro cortarlo a la mitad que este murió, desintegrándose.

—"¿C-Como-... Cómo hiciste eso?"

Lo observé por unos breves segundos, nuestra respiración estaba agitada y ambos estábamos completamente adoloridos. Sin embargo, decidí empujar mi cuerpo y abrazarlo.

—"No quería perderte."—Musité. Pude sentir como él me correspondía el abrazo.

—"No sabía que esto podía ser posible."—Dijo una voz un tanto familiar.

Ambos nos separamos y tomamos nuestras respectivas armas poniéndonos en guardia. Rin estaba enfrente mío, su agarre estaba firme en el mango de la katana y su cuerpo cubría casi por completo el mío.

—"¡Muestrate!"—Demandó Rin. Su voz estaba teñida con irá y veneno, incluso su aura gritaba peligro.

De entre las sombras justo arriba y enfrente de nosotros se encontraba el profesor Igor Neuhaus. Este tenía un semblante serio pero sus ojos brillaban con odio e incluso, el sólo sentir su aura empezaba a abrumarme. Esto era odio puro.

—"Sabía que había algo en ustedes. Jamás imaginé que sería tan profundo. El hijo de Satán y la hija de Azazel, dos seres repugnantes tratando de ser humanos."

Podía sentir como mis llamas empezaban a arder aún más, incluso noté como estás empezaban a mezclarse junto con las de Rin creando unas tonalidades moradas.

—"¿¡Cuál es su intención!? ¡Nosotros no somos como nuestros progenitores!"—Rugió Rin. Neuhaus solo rió mientras tronaba su lengua.

—"Mis intenciones son simples, solo quería confirmar si era cierto lo del hijo de Satán aunque,"—Su mirada cayó en mi. Pude notar como Rin se movió tratando de taparme con su cuerpo.—"Jamás me imaginé encontrarme con el engendro de Azazel. Una pena enserio, te pareces tanto a tu madre."

Y dicho esto desapareció dejándonos completamente aturdidos e incluso un tanto aterrados ya que ambos sabíamos que esa no era su única intención, se podía sentir en el aire.

|¿Quizás Sea Para Siempre?| [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora