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— ¿Me estás diciendo que me engañas con Bill? —Dijo Richie apenas terminando de escuchar el relato de Stan, cuando despertó de su pesadilla.

— Tú y yo jamás salimos —Respondió Stan.

— ¡Porque tú no querías! Tendríamos una hermosa historia de amor de haber dicho "Sí, Richie, quiero ir a las cloacas contigo para ver murciélagos y urracas"

— ¡Ya te dije que los murciélagos no son aves! —Reclamó el menor.

— ¡Tienen alas! —Le respondió Richie.

— ¡Pero no ponen huevos y tampoco tienen plumas! —Atacó Stanley.

— Yo te puedo poner mis huevos dónde quieras —Richie hizo un movimiento sugerente con las cejas, ganándose un pellizco en una de las tantas heridas cosidas, acompañadas de un blanco vendaje.

— Beep Beep, Richie —Fue lo último que dijo el Uris junto con una leve risa.

De un momento a otro, el ambiente de la habitación había cambiado a uno más oscuro, más lúgubre. Se sentía una vibra pesada y el rostro del Tozier estaba más serio, incluso preocupado.

— Oye, Rich. ¿Quien hizo esto? —Preguntó Stan mientras acariciaba suavemente las heridas de su mejor amigo.

Eso, ¿No es obvio? —Contestó el miope, quien no tenía lentes en ese momento.

— Richie, otra cosa. Tus padres tuvieron que irse, creo que es porque...

— Falleció —Interrumpió Richie— Lo sé. Ahora no te va a quedar más que sufrir con mis futuras bromas sobre ese asunto.

— Mierda. ¡Tozier! Tómate algo en serio por una maldita vez —Regañó el judío. Richie rió un poco y desvío la mirada con algo de gracia— ¿Por qué lo haces?

— Stan, sabes todo de mí, literal. Creo que bien sabes el por qué lo hago —Replicó el Tozier.

Stanley se quedó callado por unos minutos. Recuerda la razón de las bromas del pelinegro; recordó las lágrimas que soltó su amigo al pronunciar cada palabra desde el fondo de su corazón, arrancando trozo por trozo su estabilidad mental.

Nunca había visto así a Richie, tan frágil, tan real, tan él. En ese momento se hicieron amigos que duran para siempre.

— Richie, hay otra cosa que quiero contarte. Es sobre el incendio.

🎈;⚡

Freddy y Eddie estaban escondidos en un rincón de una tienda abandona, escuchando los gritos que escupían ira, provenientes del Bowers. Sí, Henry odiaba el sólo hecho de verlos, pero ahora estaba más que enojado, ¿Por qué? Pues hagamos un reencuentro.

» — ¿Qué hacen aquí, perdedores? —La voz de Henry Bowers.

E-Eddie —Susurró tartamudeando el Freeman. Tal vez fueran dos contra uno, pero el Bowers era el doble de cada uno por si sólo, debían de ser inteligentes si querían salir con vida.

— Este es mi rincón de los secretos, ¿Quién les dió permiso de ingresar aquí? —Mientras hablaba el mayor, se acercaba más a los pobres chicos, quienes por el terror no sé animaban a levantarse de sus asientos.

Eddie, por defensa propia, tomó una jeringa usada que encontró por ahí. Henry no se dió cuenta de esto, pero Freddy sí. De repente una idea capturó su mente. Que la inteligencia se vaya al carajo.

El Freeman, se levantó lentamente del bote donde se encontraba. Henry al notar esto, se acercó a él con la intención de golpearlo, pero Freddy fue más rápido y con todas las fuerzas que un chico lisiado puede tener golpeó la "zona" del Bowers con su muleta, haciendo que el último cayera al suelo de dolor, aullando.

— ¡Eddie la jeringa! — Gritó Frederick.

El Kaspbrak al tener un conocimiento básico de anatomía, encajó la aguja en la rodilla, durmiendo de la extremidad al instante.  Posteriormente tomó por debajo del brazo a Freddy y lo ayudó a correr por la puerta trasera de la tienda de armas, para salir por la puerta principal y correr más para buscar refugio con la dueña de la cafetería, para ser específicos, en los baños. Corrieron tan rápido que ni tiempo dieron a las maldiciones de Henry.

Fin de la historia. Volvamos a la actualidad.

Eddie, ¿Trajiste la bolsa? —Preguntó Freddy aún algo agitado.

— Aquí está —Contestó el más bajo, mostrando la sucia y rasgada bolsa.

— Vamos con el resto antes de que nos encuentre —Ordenó el Freeman. Abriendo de par en par la puerta del baño. El Kaspbrak asintió y ambos volvieron a la entrada del hospital, sorpresivamente, ilesos.

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Razones, razones. Todo su búsqueda se basaba en eso, en razones de por qué había regresado esa mierda. Algo lo había despertado, pero ¿Era el poder que traía Shazam?

Para Beverly, lo único que había era biblioteca y aburrimiento. Para su novio y su amigo era como un paraíso de papel, pero para ella, era un laberinto en donde no encontraba los cómics.

— ¡Bev, Mike! ¡Encontré algo! —Gritó el robusto, captando la atención de sus acompañantes. La pelirroja, caminó lentamente con su chico y observó el libro que traía, "misterios de Derry", rió un poco por el título.

— Amor, ¿No tienes un libro igual a ese en tu cuarto? —Cuestionó la Marsh.

— No, este es la versión original. Aquí no omite nada y es por eso que lo necesitamos —Ben abrió el libro en una de las últimas páginas. Había un gran incendio forestal como primera imagen— Esto paso apenas diez años después de la aparición de eso en 1881, pero, no crean que se afectó su ciclo, diecisiete años después volvió a aparecer como si nada.

— ¿Hay alguna razón? —Preguntó Mike leyendo la noticia del libro.

— No aparece nada. Los pobladores aún no tenían idea de que pasaba —Respondió Ben, preocupado. Beverly le arrebató el libro y con velocidad pasó por todas las páginas, leyendo rápidamente lo que pasaba en cada una de estas.

Al llegar a la mitad, leyó algo que era un fragmento de una noticia, tal vez un pedazo de la futura respuesta. Pasó el mismo año, pero a las afueras de Derry.

— Perdedores, aquí dice que cerca del bosque se produjo una poderosa explosión que incendió parte del mismo bosque; apenas 3 días después, los niños empezaron a desaparecer. Pienso que tal vez la fuerza y la combustió fue lo que despertó a la madre esa —Opinó Beverly.

— Puede que tengas razón, sin embargo, Billy no explotó cuando llegó —Confrontó Mike.

— ¡Ya sé! Lo que me refiero, si es que tiene todos esos poderes, para eso es más fuerte. Ya no necesitó más tiempo para descansar y recuperar energía, si le traían un reactor nuclear a la entrada de su infierno. La energía lo despertó —Volvió a decir Beverly.

— Vayamos con los otros. Es probable que Beverly esté en lo cierto —Ordenó Ben.

Los tres chicos tomaron sus bicicletas y a toda velocidad se dirigieron al hospital. Sólo esperaban que el Denbrough y el Batson hayan encontrado más respuestas.

Gracias a ElShazamFan por aportar esta idea uwu ❤️

Derry.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora