Derry.

✨]; 28.

— ¡La puta madre! —Gritó el Kaspbrak al aire. No faltaba nada en oscurecer y la llanta de su bicicleta había sido perforada por una pequeña roca justo a unos minutos antes de llegar al puente.

No tenía con que arreglar su vehículo y era más que seguro que si llegaba tarde, su madre lo mataría. Y como si no fuera suficiente ¡Empezaba a llover!

— ¡Gracias! ¡Ya sé que lo arruine, pero no tenías que recordármelo! —Gritó al cielo, reclamándole a "Dios".

Ya había logrado arribar hasta la madera del viejo lugar. Todo estaba empapado y apenas eran visibles algunas cosas por las leves luces que acompañan al puente.

Entre tantos rayones, en su mayoría palabras altisonantes, se topó con un garabato que lo llenó de curiosidad.

"R + E"

De inmediato pensó en Richie y en él, pero eso no era posible. El bocazas no era de los que iban a confesarle sus sentimientos a unas tablas de madera, quizá a una pared vieja sí, pero jamás madera.

Cómo sea que fuese, eso ya no importa. ¿Acaso Richie seguía pensando en él? Sólo el mismo Tozier sabía esa información.

— Nada más ha pasado un día, no te presiones —Se dijo. Quería dejar de imaginar cosas como esa, sin embargo, no dejaba de pensar en el de anteojos.

En sus ojos ligeramente agrandados por el cristal de sus lentes, en sus manos alargadas. O en su mentalidad extravagante y sus chistes malos.

¿Qué le había visto? ¿Por qué le gustaba él? Era todo lo que jamás quiso. Era grosero, un patán, una vez  casi lo arrestan por tomar en vía pública. Tenía bromas malas y muy estúpidas, algunas veces usaba esas botas negras y pesadas con su chamarra de mezclilla, aunque él decía que sólo en ocasiones especiales. Era un tipo ridículo.

Sin embargo, también era tierno. Era inteligente, a pesar de que no le gustará demostrarlo. Algunas veces era caballeroso y no importaba cuánto lo negara, lo hacía reír. Siempre que estaban juntos le sacaba un sonrisa y tal vez por eso se enamoró de él, por su pésimo humor, o porque siempre lo protegía. Sólo sé enamoro de Richie por ser Richie.

Se agachó y tomó un desarmador oxidado que estaba cerca, con fuerza, enterró la herramienta en la tabla más baja. Ahí escribió una "R" y la rodeó por un corazón.

Miró nuevamente el garabato. Deseaba que hubiera sido creado del puño del miope. Quizá era una señal.

Tenía que serlo.

Tomó el volante de sus bicicleta con las manos sudadas y el corazón en la garganta. Subió al vehículo y pedaleo más fuerte de lo que era necesario, pues la rueda trasera estaba completamente desinflada.

Estaba seguro que debía de ir, tenía que verlo. Se dirigía a la casa de los Tozier.

⚡;🎈

— ¿Dónde estabas? —Preguntó Freddy. Ya era tarde, otra vez y Billy había vuelto a llegar en la noche.

El Batson no contestó. Fue directamente al baño a lavarse la cara y la boca; se notaba que no quería hablar, pero tampoco quería que le viera los golpes. Prefería evitar esa conversación, pero tarde o temprano Freddy lo sabría.

El pelinegro lo siguió hasta el baño, dónde se recargó en la puerta y continuó con la conversación.

— Victor no dejaba de cuestionarme y Rosa estaba muy preocupada. Por dios, han desaparecido tres niños en estos días y tú regresas horas después del punto de queda. ¿Que coño te pasa? —No recibió repuesta— Mira, sé que lo arruine, y puede que hoy lo hiciera más que nunca, pero ellos no tiene que sufrir las consecuencias, mucho menos tú. Si te molesta que esté aquí, no sé, me cambiaré de habitación, pero por favor, no nos asustes así.