✨]; 30.

766 89 114
                                    

Eddie se despertó asustado. Su madre lo iba a matar, en dado caso que haya notado su ausencia en toda la noche.

— Mierda, mierda —Decía el pequeño mientras se vestía.

— Buenos días, Eds —Saludó el más alto, dando un corto cariño en la nuca de su acompañante.

— Mamá va a matarme —Ignoró el Kaspbrak.

— ¿No puedes quedarte? Van a haber más oportunidades como está para salir corriendo —Insistió Richie.

— Son las siete, si me apresuró, llegaré antes de que mamá baje a la cocina —Seguía ignorando Eddie. El Tozier, en respuesta, sólo rodó los ojos. En cuanto salió de la cama, tropezó con su zapatos, haciéndolo caer.

— Levántalas —Se burló el pelinegro, luego de ponerse sus lentes.

— Fue tu culpa, imbécil —Contestó Eddie, con una leve tonalidad roja en sus mejillas. Le dolían las piernas de tanto pedalear la noche anterior, y la espalda por las caídas. Ayer, al llegar a casa de los Tozier, imaginó muchas cosas, pero nunca le cruzó por la cabeza que tendrían una linda sesión de besos y chistes en la habitación del miope, a parte, que no se imaginaba que iban a empezar a jugar a taclearse. Eran raros.

— Una buena noche, mi Eddie spaghetti. ¿Ahora sí puedo decir que te convertirás en un Tozier? —El Kaspbrak únicamente le dedicó una mirada de decepción y fastidio— ¡Tus iniciales serían E.T! Una fantasía.

— Jódete —Le dijo el pecoso, para finalmente besar sus labios— Jamás seré un Tozier, tú serás un Kaspbrak.

— No me molestaría —Respondió Richie— Deja tomo un baño y te llevó.

— Gracias.

🎈;⚡

En menos de veinte minutos, Tozier ya estaba listo. Bajaron hacía el comedor, dónde no había rastro de los padres de Richie, era seguro que nos habían ido a trabajar.

Richie tomó sus llaves y salió de la casa, con la intención de tomar la bicicleta de su padre, sin embargo, Eddie lo detuvo.

— Yo traje la mía —Dijo el pequeño.

— Querido, está dañada la bicicleta y también el dueño. No vas a llegar muy lejos así —Le explicó Richie— Sube.

Ordenó, mientras él se acomodaba en el aciento principal del vehículo. A regañadientes, atendió a la indicación y subió a la rejilla de la parte trasera.

Richie pedaleó rápidamente en camino a la casa de los Kaspbrak. Eddie se sintió con confianza de abrazar por la cintura a Richie y este, a su vez sonreía.

En el camino no había mucho que ver, aún era temprano y no había cosas que hacer en ese pequeño lugar.

No tardaron mucho en llegar a la construcción en dónde habitaba Eddie. Se asomaron por las ventanas principales, y no había rastro de la señora K, pero aún así debían ser cuidadosos.

— Ve a la ventana de tu cuarto, entras por ahí, después yo tocó el timbre y tenemos un día juntos —Sugirió el miope.

— Si eso quieres —Respondió Eddie.

Bajó de la bicicleta y caminó tranquilamente hasta la parte trasera de su casa, ahí, con ayuda de las tablas que sobresalían de la construcción subió ágilmente hasta la ventana de su cuarto.

Derry.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora