✨]; 24.

976 110 174
                                    

— Oye, ¿Estamos enojados con Richie? —Dijo el judío en un susurro en medio de la comida.

— Por supuesto que no, Stanie. Con ninguno, pero creo que necesitan espacio —Le contestó el ojiazul del mismo modo. Posteriormente ambos le dieron un gran bocado a su carne.

— Chicos, es de mala educación secretearse frente a otras personas —Exclamó su madre, tranquila.

— Oh vamos, déjalos tener algo de privacidad —Confrontó Zack amablemente— Pero, bueno, cambiemos de tema. Stan, lamento si esto te ofende por tu religión y todo eso, pero, ¿Qué no se supone que ustedes no tienen permitido comer cerdo? —Preguntó el padre de Bill, incrédulo.

— ¡¿Esto es cerdo?! ¡Oh, vaya! Supongo que estaba tan rico que no lo noté —Elogió el Uris. Sharon atinó a soltar una suave risa— Y sí, de hecho no tenemos permitido comer cerdo. Bueno, mi padre es el dueño de la sinagoga, pero realmente él no es quien da la “misa”, como suelen pensar, más bien sólo administra y supervisa todo lo que pasa ahí dentro. Mi familia sí se toma en serio la religión, pero en cosas más…¿Comunes? Realmente no sé cómo decirles —Explicó el judío— Por ejemplo, se supone que no podemos comer cerdo y langosta, pero en navidad mi madre prepara las langostas más deliciosas que he probado. Sin embargo, en cosas como el sexo antes del matrimonio, casarse con alguien de otra cultura, estar con alguien de… —Hizo una pausa. Su mirada había cambiado de una animada a una marginada y perdida. A Bill le dolió— Tu mismo sexo. Todo eso esta estrictamente prohibido, y mis padres lo toman al pie de la letra. Y aunque no lo impongan o te obliguen, saben como manipularte.

A padres del Denbrough se les notaba consternados. Estaban seguros que la infancia de Stanley no fue nada fácil, sus padres eran figuras estrictas. Ambos recordaban que a las juntas o en los festivales en donde ambas parejas asistían (pues los Denbrough no lo hacían seguido) siempre se presentaban con traje de vestir, y la madre con una falda entubada hasta debajo de la rodilla, siempre con un moño perfectamente peinado. Stan siempre que los veía llegar se ponía nervioso e intentaba hacer todo “perfecto”, por miedo a decepcionarlos.

— Todas las religiones son raras, parece ser —Intentó Zack por calmar el ambiente— ¡Nosotros no deberíamos comer carne los viernes! Pero apuesto a que mi querida Sharon hará una deliciosa Lasaña de carne para el próximo viernes.
Stanley volvió a sonreír y la señora miró a su esposo desaprobatoriamente, pero sin borrar su sonrisa.

Al Uris le gustaba estar ahí, se sentía parte de una familia, y a Bill le gustaba volver a hablar en la comida, volvía a ser un hogar cuando estaban los cuatro.

🎈;⚡

Billy estaba cansado de pasar toda la mañana recostado en las viejas camas del hotel. Hace una hora había ido Rosa a su cuarto para preguntar porque Freddy se fue sólo a quien sabe donde; Batson, de mala gana le dijo que ambos necesitaban un descanso del otro, lo cual era obviamente incierto.

Pero, maldita sea, apenas llevaban unas cuantas horas separados y ya lo extrañaba. Desearía no haberle respondido así, pero si de verdad se sentía así cada vez que estaba con él, era obvio que no era feliz y para él, como Billy Batson, su prioridad era hacer que Freddy fuera feliz. Sin él quizás lo sea, ¿O no?

No lo sabía y por el momento no tenía ganas de saberlo, sólo quería abrazarle con fuerza y llenarlo de besos, después de todo era su novio. Novio, esa palabra resonó en su mente; ¿Qué estaría haciendo su novio en esos momentos? Tal vez fue al arcade o al Aladdin a ver alguna película en blanco y negro, muda. Cosas de nerd, pues Freddy era un nerd y eso le encantaba. Freddy le encantaba.

—Billy Batson, eres un imbécil —Se dijo a si mismo, cubriendo su rostro con la almohada que estaba a su lado.

Estaba harto de estar recostado. La radio que tenía a su lado solo sabía reproducir canciones positivas y pegadizas, él no se sentía así en lo absoluto.

Derry.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora