Derry.

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Que noche se dio en la casa Denbrough. Después de que Stan terminara de darse un baño, ambos tuvieron que cambiarse de pijama;  Bill con una básicamente igual a la anterior, y Stan con una camisa y shorts que le quedaban grandes. Luego, obviamente el ojiazul no dejaría que su jaboncito durmiera en un duro sillón o en el frío suelo, pero él tampoco quería hacerlo por lo que le (casi) ordenó que durmieran juntos. El judío no reprochó, al menos tendría que abrazar por una noche.

La mañana, no fue diferente. Ya la ropa de Stan estaba seca, así que ya tenía que ponerse. Bill tuvo que explicarles con cuidado la situación a sus padres, estos aceptaron quejarse. El asunto de su ropa y productos de  higiene, los verían en otro momento, ahora, como primera comida del día, el Uris había preparado unos ricos hotcakes para cada integrante de la familia Denbrough, y también unos para él.

Después, irían a los barrens.

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El Batson se miraba al espejo, se concentraba y pronunciaba la palabra "Shazam" una y otra vez. El problema era que no se transformaba, seguía teniendo el mismo cuerpo de un adolescente de 17 años.

— Vamos, cálmate, sólo es un mal día —Se intentaba consolar el ojiverde— Shazam —Nada, absolutamente nada. ¡Maldita sea! Quien sabe que le pasaba, pero sus poderes se habían quedado en el estúpido escusado de Philadelphia.

Tal vez era momento de rendirse, tarde o temprano volverán. Si él no otorga la energía, nadie puede quitársela, es una ley. Volvió a intentarlo una vez más, y lo haría otra más, si no fuera por la interrupción de su hermanastra, Mary.

— Oye...¿Qué mierda haces? —Dijo ella.

— ¡Nada! —Respondió exaltado.

— Claro... —Pronunció dudosa— Hay dos chicos buscándolos en recepción. Un tal Eddie y...¿Michael? No lo sé, sólo ve a atenderlos. Freddy está con ellos —Mary salió de la habitación, no sin antes oír un "Es Richie" por parte del castaño. Billy peinó su cabello y bajó rápidamente por las escaleras.

— Pero si son los perdedores, ¿Cómo saben que nos hospedamos aquí? —Decía Billy con una gran sonrisa en el rostro.

— Ustedes también son perdedores y es el único hotel por la zona —Le respondió el más bajo de la pareja.

— Tampoco mencionaron que tenían una hermana tan linda —Balbuceaba el bocazas refiriéndose a Mary.

— Tozier, cuida tus palabras —Freddy se mostraba serio y de una manera protectora ante el comentario.

— Ya, ya. Bueno, ¡Señor ojos-moco y chico-muletilla, agarren sus cosas que nos vamos con la pandilla, a...! ¿A dónde vamos, Eds?—Volvió a hablar el Tozier.

— ¡No me digas así! —Si tan sólo el Tozier supiera que a Eddie le encantaba ese apodo— Vamos a los barrens, Richie, a los barrens.

— ¡Exacto!

— No hay muchos lugares para ir por aquí, ¿cierto? —Le hablaba Billy mientras terminaba de abrochar sus tenis.

— Adivinaste. Vámonos —Terminó por hablar el de lentes.

Todos los chicos salieron del hotel con dirección a sus bicicletas. Tal vez Bill y Stanley los matarían por no esperarlos, pero daba igual, Richie tenía ganas de pasar tiempo con el inválido.