La «Perdida»

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Tengo que reconocer que Sergio es un gran compañero en campo. Es atento, silencioso y tiene una rara fascinación por las plantas medicinales, por lo que realizar el muestreo con él, es una tarea muy entretenida. Sergio es de esas personas que te dan confianza, porque no te llena de preguntas y entiende los silenciosos, es un tipo «chevere», eso sí un poco presumido y sabelotodo.
Decidimos hacer equipo pues somos los únicos inclinados a la botánica, el resto prefiere muestrear insectos y animales porque aparentemente requiere mayor destreza, sin embargo ambos somos de la creencia que a partir de las plantas el conocimiento que se puede adquirir de un ecosistema es infinito.

Pasamos todo el día muestreando y hablando, es curioso lo mucho que se puede aprender de una persona en unas pocas horas y los grandes prejuicios que solemos crear alrededor de quienes nos rodean. Sergio me cuenta que su familia es de origen «arriero» y vive del cultivo del café. Me cuenta que a pesar de que su   familia es bastante acomodada, también es muy trabajadora por lo que desde pequeño trabajó en la finca de su familia y fue de esa forma que se fue enamorando de la naturaleza.

A ambos nos sorprende la similitud de nuestra crianza pues aunque mi familia tiene costumbres muy diferentes también es una familia trabajadora y que vive del campo. Sergio me habla de los paisajes de su tierra paisa y yo le hablo de las maravillas de mis paisajes Altoandinos.

Mientras estamos en eso escuchamos el canto de un ave en el dosel y sin importarme si me ensucio mucho decido agacharme silenciosamente para observar el espectáculo que se está presentando a pocos pasos de nosotros. Una comunidad de aves de la especie Chyroxipia lanceolata están haciendo su típico «baile» de cortejo, un espectáculo que es casi imposible de ver y por lo mismo Sergio saca la cámara silenciosamente para grabar.

Cuando regresamos al campamento, todo el grupo de noveno esta sentado en una mesa compartiendo con el profesor Valencia.

- Y esa sonrisa? - Pregunta Jeimy - Creíamos que estaban o perdidos o en trance por el consumo de alguna planta rara

- Jajaja! Que graciosa! Pues para que vean que los botánicos del grupo somos los mejores observadores - Sergio les pasa la cámara y todos se quedan asombrados al observar la grabación

- Wow! Esta increíble, ¿Donde los vieron?¿Como hicieron para acercarse? - Pregunta Joel, al que le encantan las aves

- Bueno la verdad es que la mayor parte del crédito se la lleva Paula, estábamos muestreando uno de los puntos del transecto, cuando se tiro y empezó a arrastrarse por el suelo! ¡ Yo creí que se había enloquecido o que mínimo la había mordido una serpiente o algo así... pero después me hizo una seña toda rara y decidí acercarme a ver y ¡Joder!....

Mientras Sergio cuenta la historia decido mirar hacia la otra esquina de la mesa, pues siento la mirada del doctor Valencia que me quema e inmediatamente me sonrojo pues es la primera vez que me sonríe y su mirada es tan limpia que mi estómago se revuelve y creo sentir las famosas «mariposas en el estómago», sin embargo pienso que me debo ver como una loca! Estoy sucia y mi aroma no es precisamente a «rosas», además traigo la camisa medio rota y el cabello completamente revuelto. Siento la necesidad casi vital de ir a cambiarme, pero antes de que me mueva Francisco nos sorprende invitándonos una cerveza (Eso sí aclara que sólo una y sólo a los de noveno) y felicitandonos por el buen trabajo del día.

Luego de cenar y contar anecdotas de semestres pasados, que incluyen la vez que Joel terminó lleno de hormigas o la primera vez que Layla entró a un invernadero con tacones... Y muchas otras como cuando a Jenn la persiguió un avestruz o Sergio confundió una planta y terminó medio drogado...

Francisco se acerca disimuladamente a mi y deja un nota en mi mano

« A las veintitrés en N 4 36 09 O 73 21 08 »

Decir que estoy nerviosa es poco! Estoy sentada en el lugar que indicaba la nota observando las estrellas, el cielo está despejado y se ve hermoso, no se nada de astronomía, pero ahorita mismo me gustaría tener un mapa de esos que muestran las constelaciones.

- Esa de allá es la estrella del Norte - Me dice la unica voz que me hipnotiza y  me señala la estrella más brillante  - Y ese grupo de allá es la constelación de Orión - Francisco se sienta a mi lado y toma mi mano para indicarme las diferentes constelaciones y estrellas que se pueden observar esta bonita noche de abril.

Después de un rato de la mejor clase de astronomía que nunca soñé, Francisco toma mi mano y acariciandola dulcemente me pregunta

- Aun te duele? - No puedo evitar pensar que es la primera vez que me tutea y ese simple hecho hace que el corazón se me acelere.

- Ya no - respondo en un susurro y más tímida de lo que me gustaría. Francisco toma entonces mi cara entre sus manos y me mira fijamente, no se que es lo busca pero sus caricias despiertan sensaciones que nunca antes había sentido y decido que si no me besa rápidamente entonces me armare de todo el valor que no poseo y seré yo quien lo besé.

No obstante Francisco acerca su labios a los míos y me susurra

- Tu serás mi perdición - acto seguido toma mis labios de forma dulce pero posesiva y empieza un beso húmedo y delicioso que pronto se convierte en una especie de fuego muy difícil de apagar.

Francisco hace que sienta que me pierdo ente sus brazos y me encuentro entre sus labios.

Mi detestable ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora