El «Ancioso»

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Probar sus labios se está convirtiendo en una adicción difícil de controlar.

Esa noche en la sabana de aquel bosque seco donde apreciamos las estrellas, se siente lejana y un tanto irreal, aún no me creo que Paula sienta la misma atracción casi irresistible que me consume a mi cada vez que la tengo cerca.

A pesar de que la interrupción de mis alumnos me molesto un poco, sí lo pienso con cabeza fría fue lo correcto, las cosas se nos estaban saliendo de las manos y de no ser por esa interrupción, la historia sería distinta.
Y aunque estoy listo para irme al infierno por desear a una de mis alumnas; no me siento cómodo pensando que «algo» más pudo ocurrir esa noche, en un lugar público y a la vista de cualquiera.

No obstante recordar la sensación de la piel de sus caderas y el peso de su cuerpo sobre el mío, es suficiente para saber que la «quiero» y «quiero» que sea «mía».

Paula es mi droga y debilidad, me hace sentir como un hombre de las cavernas pues «quiero» reclamarla y tenerla entre mis brazos cada segundo del día. También me hace sentir como un adolescente, con las hormonas alborotadas y «siempre» listo para la batalla.

Mientras voy camino a mi clase de Ecología básica, pienso que estos días Paula y yo no hemos coincidido y tengo clase con ella hasta la próxima semana, afortunadamente, pronto terminará el segundo corte, dando inicio a los últimos dos meses del semestre  y luego de eso, espero NO tener que volver a llamarla mi «alumna».

Me estoy debatiendo entre esperar a que termine el semestre o invitarla a salir antes, sin embargo una conversación que no debí escuchar, hace que acelere mi desición.

Diviso a Hortua junto a otro alumno cerca de las escaleras, ellos no me ven, pero estoy tan cerca que puedo escucharlos claramente. Reviso que no me vea sospechoso y me situó junto a la pared para prestar atención a lo que están hablando.

- Marica! De verdad le gusta Paula? - Le pregunta incrédulo a Hortua un muchacho que no conozco pero que se nota es estudiante de la Universidad.

- Si Marica, es que se ha puesto muy bonita!, además el próximo semestre «ella» ya termina y si seguimos así me voy a quedar en la friend zone -

-Bueno eso sí no se le discute!, ¡Paula está buenísima desde que por fin terminó de desarrollarse!... por que Marica en primero era una tabla al derecho y al revés! - Se burla el amigo de Hortua y tengo que contenerme para no darle un puñetazo.

- Si bueno... No voy a negar que Paula, no era precisamente lo que uno dice «bonita» cuando estábamos en los primeros semestres, pero siempre ha sido una muy buena amiga y además es el «partido» perfecto, «bonita, comprensiva y de buena familia» - El tipo se expresa de ella, como sí fuera comprar un auto y no entiendo como permite que su «amiguito» le falte al respeto.

- El viernes me le voy a declarar! Ya reserve para cenar en el Italiano que le gusta y si todo sale bien, estaré formalizando con ella antes del cumpleaños de mi abuelo - Comenta muy entusiasmado Hortua y siento que se me sube la bilis

-Y que va a hacer con la otra vieja? Pensé que la pasaba muy bien con ella! - Pregunta de forma pícara el «amiguito»

- ¿Que va a pasar? ¡Pues nada Marica! Paula no tiene porque enterarse y usted de verdad cree que yo formalizaria algo con una vieja de apellido «Chivata»? Marica! La vieja esta buena y me divierto con ella, pero esa vieja no es suficiente para mi, la vieja ni siquiera sabe hablar y en una cena con mi familia sólo haría el «oso» -Contesta Hortua y de verdad que hago un esfuerzo sobrehumano para no lanzarme contra el par de idiotas y enseñarles como no se debe hablar de las mujeres, pero como salvados por la campana, aparece Carolina mi compañera.

- Francisco, que milagro verte!, Oye ¿Puedo invitarte un café? - Me dice con una sonrisa que pretende ser seductora pero que a mi me parece grotesca

No se muy bien que excusa le doy pero sin ganas de parecer el tipo amable de siempre, me retiro y la dejo hablando sola... ¡Joder!, esa mujer no entiende que no quiero nada con ella!.

Al llegar al laboratorio sacó mi celular Y le envío un mensaje a la Niña que me mueve el piso. No se si debí escribir algo diferente, pero no sé sí soportaría que rechazara mi invitación.

Nunca recibo respuesta, se que Paula vio el mensaje, pero tampoco me atrevo a preguntarle si irá o no a nuestro «encuentro»

Finalmente son las dieciocho horas del viernes, estoy sentado frente al planetario y mi cabeza es un hervidero, llevo diez minutos esperando y me encuentro «ansioso», paranoico, asustado y un poco arrepentido, no puedo evitar pensar que si alguien se entera, que invite a salir a una de mis alumnas, mi carrera llegará a su fin!

¡Joder!

Casi once años estudiando, becas, reconocimientos y un gran esfuerzo no sólo mío si no de mis familiares para que en un instante todo pueda acabar.

No obstante la voz con la que sueño todas las noches, me saca de el trance en el que estoy y olvido cualquier pensamiento negativo.

- Hola- Dice con voz tímida y un poco sonrojada.

Esta mujer con su blusitas de mierda y su trenza de lado, va a ser mi Perdición...

Pero...

¡Joder!

Me quiero perder ya! Y no encontrar nunca más la salida!

Mi detestable ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora