La «Amiga»

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Dios!!! - Siempre he creído que los sueños son el reflejo de nuestros más grandes miedos o deseos y hoy lo confirmo.

Después de esa noche mágica, no he podido si no soñar con estar nuevamente en los brazos de Francisco.

No fueron más que unos pocos besos cargados de promesas, pero fueron suficientes para confirmar que Francisco Valencia me encanta y para confirmar que al parecer yo también le encantó a él.

Esa noche en medio de los besos que cada vez eran más intensos, fuimos interrumpidos por las voces de personas acercándose y conocí una faceta de mi profesor que no me esperaba

- Dani, espérate... si hablemos - escuche no tan lejanamente como me gustaría, la voz de Sergio, mientras estaba sentada sobre el regazo de  Francisco y sus manos empezaban a acariciar mis piernas. La voz de mi compañero me asusto tanto que por poco tumbó a mi profesor al levantarme tan bruscamente de sus piernas

- ¿Que pasa?'- Me pregunta en un susurro Francisco, mientras me abraza por la espalda

-  No escuchaste - Le digo al oído también en susurros

Afinamos el oído y efectivamente se escucha la voz de mi compañero y lo que parece los sollozos de una mujer.

-No puedo creer que esos niñitos estén fuera del campamento a estas horas y quien sabe con que intenciones! Espérate que me escuchen!- Dice Francisco enojado e intenta soltarse de mi
- No te parece que sería cínico de tu parte reclamar algo, cuando estas aquí conmigo y hasta hace un momento me estabas besando? - Pregunto un poco roja por la última implicación.

Francisco bufa, pero no se aleja y hace un puchero digno de un niño en plena rabieta, que tengo que contenerme para no reír

- ¡Joder!, Ya se, pero... estoy harto de que todos nos interrumpan - no termina de hablar cuando escuchamos las voces, en verdad muy cerca y es entonces cuando Francisco me toma de la mano y me arrastra tras el hacia el otro lado de la sabana, haciendo el menor ruido posible.

Finalmente decidimos que no es lugar para hablar de lo que está pasando (Y mucho menos si nuestra comunicación es en el lenguaje de los besos) y tras despedirnos con un casto beso, me promete que está no será la última vez.

El campamento pasa sin más. Sergio y yo colectamos algunas muestras botánicas y encontramos un par de datos interesantes. Tengo muchas ganas de preguntarle qué pasó en el bosque la noche pasada, pero se que no puedo hacerlo sin una excusa creíble del porque me enteré que el y Dani aparentemente estaban peleando. No obstante no hace falta que le pregunté nada, pues seguramente con ganas de desahogarse termina contándome

- Dani es muy celosa - Dice con un tono triste - Ayer cuando nos quedamos solos, empezó a reclamarme por Layla, no entendía bien a que se refería, así que pensé que hablaba de la noche cuando salimos todos los del semestre, esa cuando te emborrachaste... (Me señala)

- ¿Que pasó es noche?-

- ¿Que no paso?, sería la pregunta correcta... Además de que Jeimy insultara al barman (Por según ella, mirarlas de forma poco casta), que Joel vomitara hasta el desayuno y que tú, le dedicaras una canción por teléfono a quien sabe quién... Layla me beso y yo... Le respondí-

Quiero preguntarle de que habla cuando dice que le «dediqué» una canción a alguien, pero aunque me muero de ganas de saber, pienso que no es el mejor momento y que Sergio necesita una amiga que lo escuché

- ¡Joder!, entonces... Anoche ¿Tu le contaste a Dani, sobre ese beso?

- ¡Si!, pensé que era lo correcto, además me sentía muy mal ocultandole algo así a Dani, yo de verdad la quiero y pienso que es la mujer de mi vida... Pero ella no me dejo seguir explicándole...

- ¿Que pasó después del «beso» entre tu y Layla? - lo interrumpo, pues no puede evitar sentir algo de solidaridad de género con Dani

- Nada... Le deje claro que «ella» no me gusta... se lo he dicho muchas veces de diferente manera, pero Layla sigue insistiendo e insinuandose!

Sergio saca todas sus frustraciones y yo me limito a escucharlo... Cada vez me cae peor Layla, con su carita de yo no fui y su voz dulce, siempre deseandote bendiciones y éxitos... es toda una arpía e hipócrita.

Ya es el último día y estamos por devolvernos. A Dani se le nota muy incómoda, es fácil darse cuenta que no quiere sentarse con Sergio, pero ya que no es amiga en realidad de nadie de los que tomamos esta clase, no se atreve a pedir que alguien le cambie el puesto. Al parecer Sergio nota lo mismo, pues me envía un mensaje donde me pide que cambiemos de silla.

A pesar de que nunca he hablado con Dani, decido aceptar. Además me siento muy incómoda con Andrés quien me tiene abrazada por los hombros de forma un tanto posesiva, que no me está gustando.. (Y creo que a Francisco tampoco por la forma que ignora olímpicamente a la profesora Buitrago y tiene su mirada clavada en nosotros).

Me separo de Andrés y sin darle muchas explicaciones, cambio de silla con Sergio, quien me da una mirada triste y agradecida.

- Hola, ¿Puedo sentarme contigo? - Le pregunto a Dani, quien sólo se encoge de hombros y se pone sus audífonos...Suspiro... Este viaje de regreso será muuuy largo!.

Han pasado un par de días desde que regresamos a casa y no he tenido noticia alguna de Francisco... estoy ansiosa y desesperada, varias veces he tenido la intención de llamarlo, pero no tengo su número y no me atrevo a pedírselo a alguien.

He estado chateando constantemente con Sergio, le ayudó a planear alguna forma para reconciliarse con Dani, Pero está esta resultando una tarea muy difícil. Sergio le llevo rosas (Las más bonitas y costosas) y Dani se las tiro por la cara, luego le llevo chocolates y Dani le entregó la caja al portero, después intentó con un poema... Dani le prendió fuego... Ya no tenemos muchas ideas y temo que Sergio está empezando a cansarse...

Entre tanto drama recibo un mensaje de un número desconocido

«El viernes a las dieciocho en el planetario»

El corazón se me acelera y me sudan las manos, sólo hay una persona que conozca, que se refiera a las horas de esa forma.
No me atrevo a contestar y por la forma del mensaje no parece que se necesite una respuesta.

Decido guardar el número bajo algún nombre secreto, pero cuando mis ojos ven los dígitos que componen «justo» ese número de celular... Recuerdo a «quien» y sobretodo «que» canción dediqué aquella noche de mi primera borrachera...

¡Por los calzones de Merlín!... ¡Joder! ¡Que vergüenza!

Mi detestable ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora