Los «Enloquecidos» Parte 2

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Ver su silueta dibujada contra la noche cálida me llena de emociones; esta tan hermosa cono la última vez que la ví

Respiro profundo, es hora de la verdad,

- ¿Sabias que gracias a ti, me estoy empezando a volver loco? - le digo

Me sudan las manos y mi corazón parece querer salir a correr, pero en cuanto se gira y veo esos enormes ojos verdes brillando en esta noche estrellada, cada milímetro de mi cuerpo se sosiega.

¡Joder! Estoy realmente enamorado.

- Es justo - Me responde tímidamente

- ¿Ah? - Preguntó distraído perdido en la intensidad de su mirada

- Que te estés volviendo loco... Es justo -
Contesta, y por primera vez en meses me regala una sonrisa que me llena el alma.

- Ah... ¿Si? Y según tú, ¿por que es justo?

Digo mientras acorto la distancia que nos separa

- Porque el que este aquí, es producto de lo loca que estoy yo, por ti. - Y no necesito escuchar mas  palabras para terminar de derretirme.

Me acerco mas y me permito el impulso de acariciar su rostro, deleitándome con la suavidad de su piel y con el estremecimiento que experimentan nuestros cuerpos.

No me atrevo a cruzar la linea que separa sus labios de los mios, pero la sensación de tenerla cerca es tan arrebatadora que por el momento me conformó con ello.

- También tenia miedo - dice después de unos instantes de silencio y fija su mirada clara en mis ojos.

- ¿A que te refieres?

- A que me escudé en tu error, a que esa mañana estaba aterrada y el hecho de que fueras tú el que se alejara se convirtió en la excusa perfecta para no intentarlo.

- Nena... Yo...

- No, no digas nada. Dejame terminar - exclama tomando mi rostro entre sus manos, y con ello entiendo que «esta mujer» hace mucho que me tiene «literalmente» en sus manos, que por una caricia seria capaz de bajarle el cielo.

- Tenia miedo y no solo porque seas mi profesor y seamos tan diferentes

- Eso ultimo no lo sabemos - Interrumpó intentando evitar que las inseguridades aparezcan

-Tienes razón - afirma - No lo sabemos, y no lo sabemos porque nos he negado la oportunidad  y lo he hecho porque me sentía insegura, porque jamas sentí antes esa tormenta de sensaciones, de  emociones... de sentimientos. Nunca antes perdí el control y contigo... Y contigo, solo hace falta un beso y entonces...

- Entonces enloqueces... -término por ella.

- Exacto... Contigo me vuelvo loca Francisco.

- Pues entonces ya somos dos - Le digo armándome de valentía y tomándola por la cintura, juntando todo lo que puedo nuestros cuerpos -  Me tienes loco, me tienes a tus pies amor.

Paula estoy enamorado de ti y estoy aterrado por ello; porque así como tu sientes que pierdes el control sólo con un beso, yo siento que me pierdo solo con una mirada tuya. Pero mi amor así como eres mi enfermedad, también eres mi «única» cura.

Y sé que no puedo ser garantía de nada y que las inseguridades no son tan fáciles de vencer, pero quiero intentarlo, Tu... ¿quieres intentarlo?

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- Tu... Quieres intentarlo?-

- ¿Crees que estaría aquí, de no ser así? -

Respondo y la sonrisa que me dedica es tan amplia y  sincera que sé, que aun cuando las cosas vayan a ser difíciles, valdrá la pena si, al final del día Francisco me sonríe así.

- Me encantas, niñita respondona - Y antes de tener tiempo de quejarme, mi amado profesor me roba el beso mas alucinante y espectacular que nunca antes haya recibido y no porque sus anteriores besos hayan  sido menos espectaculares, si no porque este es un beso sin reservas, un beso libre de inseguridades. 

La química entre nuestros cuerpos es innegable y la necesidad por sentirnos físicamente desencadena en un pasión abrazadora; no obstante Francisco se separa de mi en lo que parece una lucha interna.  Y con el aliento entrecortado dice,

- Joder!... Había olvidado lo bien que saben tus besos -

Risas sinceras se nos escapan

- Pero... Aunque me muero por seguir... Esta vez quiero hacer las cosas bien... - dice seriamente mirandome a los ojos

- Si, bueno eso no es lo que tu cuerpo parece querer decir - digo en broma, posando mis ojos por un instante a la parte sur de su cuerpo

Francisco se aclara la garganta y contesta con voz estrangulada

- Si, bueno no me puedes culpar ha pasado algún tiempo y tu... - Me repasa con la mirada causando que la sangre se acumule en las mejillas - Tú me encantas niñita.

- Oye! - reclamo - Ni creas que vas a seguir llamandome «así» - le advierto

- Ok, ok. Bandera blanca, no voy a llamarte «así», pero, ya encontraré alguna otra forma cariñosa de llamarte. - Me advierte

- Me gusto la forma en que me llamaste antes -

No hace falta aclarar a que me refiero

- Ah, ¿si? ¿No es poco original?

Me encojo de hombros

- Tal vez, pero sonó lindo que me llamarás así

- Entonces voy a intentar llamarte «así» siempre que pueda «mi amor». - y a continuación empieza a dejar un reguero de besos en mi cuello.

- Pensé que querías ir despacio - exclamó divertida, disfrutando de sus caricias

- Si y así será. Pero está noche voy a cobrarme todos los besos que me debes.

No hace falta decir lo que sus besos me hacen, ¿verdad?
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Nota de Autor

Espero, que este capitulo no haya sido demasiado cursi. ^^

Gracias por su tiempo, espero que la espera (jejeje) haya valido la pena.

Abrazos

Mi detestable ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora