Hoy me doy cuenta, que «madurar», no se trata de sólo aprender a pagar las cuentas y aunque la expresión, es un poco confusa y siempre me pareció insulsa,
«Madurar», es un estado que no depende de la edad; creo más bien, depende de la situación.
«Madurar» es más bien algo así como «aprender a ponerse en los zapatos de otros»; «aprender, que aunque quieras mucho algo, no siempre podrás ser»
Entendí, que aunque duela enormemente el desamor, si «esa» persona ya tomó una desicion, respetarla será sin duda el mayor "acto de amor".
¿Como lo entendí?
¡Joder!
¡No tengo ni idea!
En medio de mi borrachera, las canciones cursis que el mariachi cantó y sus hermosos ojos verdes; entendí, que «ella» ya había tomado una desicion y que con estos «actos» lo único que estaba causando era incomodidad, molestia e incluso «dolor».
Un dolor que pensé me llenaría de satisfacción pues creí, que sí ella sentía el mismo dolor que yo, entonces sería una buena excusa para insistir; pero ese «dolor», reflejado en sus ojos, sólo acrecento las heridas.
La serenata resultó «agridulce», liberadora , fue como una despedida.
Una despedida de algo que no permití crecer, que no permití «ser».
Y será ese mi más grande remordimiento, pues por la falta de valentía, no me di la oportunidad de conocer el «amor».
Aún, sí, todo resultaba un desastre, no tuve las agallas de darnos una oportunidad y cuando quice hacerlo, ya fue mi tarde.
Duele verla caminar por los pasillos, duele sentir su aroma, sentir su presencia. Pero tendré que aprender a vivir con ello y con un poco de suerte, este verano lejos de «todo» me permitirá cicatrizar las heridas invisibles de un amor que no fue.
Mientras tanto refugiarme en mis investigaciones y en la montaña de trabajo acumulado, ha sido una buena terapia.
Afortunadamente el final de semestre, no me deja tiempo ni para pensar; laboralmente ha sido un gran año, mi primer año como profesor de cátedra; el primero que no soy un simple asistente adjunto.
En general, pienso que he hecho un buen trabajo, la mayoría de mis estudiantes han demostrado que han aprendido con mis clases y lo que es más importante muchos de ellos han desarrollado su propio sentido crítico.
Algunos otros, sobretodo en los semestres inferiores aún tienen «mucho» que aprender y tristemente algunos próximos a graduarse tampoco han logrado un buen desempeño; tal es el caso del idiota de Hortua, a quien para mi mala fortuna tendré que ver nuevamente en mis clases y es también el caso de Layla Cuervo, que aunque pasó rozando la materia, su actitud dejo mucho que desear.Merezco un respiro
¡Joder!
¡Merezco más que un respiro!
Me siento tan cansado... exhausto
Por eso y para seguir la costumbre he decidido, ir de voluntario a apoyar en temas de muestreo, en zona de bosque seco tropical.
El lugar es francamente hermoso, compre un pequeño terreno allí, luego de que me enamorara de los distintos tonos de verde que componen el paisaje, de los sonidos del agua y el cantó de las aves. Desde entonces colaboró con una fundación y con los habitantes de este paraiso, que han venido defendiendo el territorio de exploraciones mineras.
El viaje será largo...
Pero se que por primera vez en días podre respirar tranquilo.
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Salir de la rutina es francamente liberador.
Han pasado un par de días desde que estoy aquí, días que se han pasado volando.
Entre los arreglos que necesita mi refugio y las horas que he dedicado al muestreo en busca de alguna especie que justifique el cuidado especial del territorio y nos permita crear una zona de protección, las horas parecen minutos.
Es una tarea difícil y muy ardua, pero no pierdo la esperanza.
No obstante, y a pesar de mis intentos por no pensar en ella; Paula, ha sido una constante en mis sueños, dejarla ir, no será tan fácil; sus risas aquel día en el planetario están grabadas a fuego en mi mente; lo bueno es que, pensar en ella, ya no me genera angustia, tal vez un poco de nostalgia y sin duda una gran sensación de anhelo.
Hoy, voy camino a la reserva de la Fundación, necesito algunos registros que se que tienen allí y que sé me serán de ayuda.
Horas después, los pensamientos acerca de mi afortunadamente ex alumna, no me abandonan; pero siento que estoy empezando a enloquecer, cuando oigo su risa.
El corazón me late fuertemente,
Y al acercarme al mirador donde proviene tan bonito sonido, me sudan las manos, pues, diviso cada vez más cerca a un par de muchachas; una de ellas, con cabello castaño peinado en una bonita trenza, tal como «ella» siempre lo lleva.
¿Estoy soñando?
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Mi detestable Profesor
Roman d'amourFrancisco es doctor en Biología. Un hombre diferente, no es el típico Príncipe azul. Es un hombre de temperamento fuerte y gustos de nerd, guapo y exigente. Tiene su vida estrictamente planeada, le molestan los alumnos poco comprometidos y las niñit...