Bienvenido a mi mente

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P.O.V Lloyd Hale

Tomé un coche de Rouke, dirigiéndome a un bar aburrido cerca de aquí, sin la intención de encontrarme con tipos ahogando sus penas en alcohol.

Estaba tan centrada en mis pensamientos que no me percaté de lo fácil y rápido que había resultado el trayecto al bar.

Me bajé del coche dándome cuenta de la escasez de personas que visitan el bar. La hora que es no es excusa para darle una razón a la poca cantidad de personas, ya que usualmente los bares están más llenos por encima de las doce de la noche.

O tal vez porque ya es primero de Diciembre y las personas esperan deseosamente en casa el regalo que Santa Claus les traerá. Ahogados en una fantasía por la vida perfecta.

Caminé a la entrada del bar y el guardia de seguridad me detuvo, preguntándose si mi apariencia es suficiente para ser de mayor de edad.

XX: Eh niña, ¿tienes diecinueve años? -escupió la edad legal para beber aquí en Corea. Pero no me preocupé, en unos momentos me dejaría entrar.

(...)

Caminé a la barra de tragos que afortunadamente estaría vacía a no ser de un tipo más. Habían al menos unos dos tipos inconscientes por su intolerancia al alcohol, otros tres me miraban con odio mientras que los barman sólo deseaban huir de su asquerosa vida.

Caminé a una esquina de la barra, donde no había persona alguna rodeándome por unos seis metros. Sentándome en la silla color gris, esperando a que alguien de coctelería de atendiera.

Me estaría preguntando que hacía yo en un bar si tan sólo no había probado alcohol hace años. Obligada total por la mafia para "relajarme", decidieron guiarse por el efecto del alcohol. Y debo de admitir que mi cabeza y cuerpo aguanta los mareos y lo que beber conlleva.

Un barman se acercó a mí y preguntó por mi bebida.

LY: Coñac -el hombre asintió y regresó a su lugar para prepararme el trago que poco trabajo llevaba hacerlo.

Miré a mi izquierda tras sentir como la madera de la barra temblaba al tener algo moviéndose encima suyo.

Alcé mi mano derecha y atrapé la copa de Coñac que había pedido. Refugié el cristal entre mis brazos apoyados en la tabla y decidí hundirme tanto en mis pensamientos como en el alcohol.

(...)

(...)

Oculté la cabeza dentro de mis brazos extendidos en la barra. Olvidando por completo la copa de alcohol.

.
"¿Qué hacer en esos momentos donde te duele hasta la vida? Es divertido, crees que cualquier cosa es posible cuando eres niño, y entonces te das cuenta de lo difícil que es superar un día... una noche"
.

Levanté levemente la cabeza, la llevé a mi brazo izquierdo y recargué mi cachete en el hombro. Mi parte superior del cuerpo estaba totalmente acostada en la barra..., al parecer él cuerpo también siente las penas.

Miré el vaso de cristal, como si éste me salvaría la vida mediante una mirada.

.
"¿En qué debo de pensar si quiero deprimirme?

"Tal vez en la amistad rota entre Elizabeth y yo... Hmm... mejor no, no quiero que tenga una razón más para odiarme.

"¿Yannick? Lo único que se me viene a la cabeza pensando en su nombre es en la manera en la que estará ahogando sus penas. Tal vez en su mansión de lujo conseguida tras robarle una valiosa cantidad de dinero a la mafia. Cantidad que por cierto me la gané asesinando a unos cuantos capitanes...

~Ni Siete Ángeles~ [SEGUNDA TEMPORADA] - NRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora