El nombre de los olvidados

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Narra Escritora


Lloyd sabía perfectamente que debía de aguardar al menos veinte minutos para lograr sacarle toda la información a Ehud. Pero el tipo solo respondía a preguntas cerradas y comenzaba a hablar de lo feliz que está con Alaia Nil y de lo hermosa que es. "Demonios... -se maldijo Hale-. No pensé que me arrepentiría por no escuchar lo que tú le llamas encantos, Erys Hayden."

-Oh, pero Alaia, cuéntame más de tu vida. De cómo luchas contra el mal, de aquel orfanato, y del corazón vacío de una madre sin hijos -los ojos tristes de Lloyd soltaban chispas de risa al pensar en todo lo que se tuvo que haber inventado para llamar la atención del hijo de una mente criminal. La chica se limitó a retorcerse en su asiento como muestra de vergüenza hacia sus hazañas, pero antes de comenzar a dar explicaciones, escuchó pasos pesados que rodeaban la bodega. Segundos después, el área se encontraba rodeada de mafiosos con pistolas en mano.

Ehud Samay tomó la mano de Lloyd y la apretó fuertemente al pegarse más a ella. Cómo un cobarde el cual no esperaba que todo un ejército de hombres intentaran matarlo. Hale desde un inicio se había cuestionado a sí misma si ese chico regordete que aparentaba quince años realmente sería el hijo de una mente criminal. La mano de Samay sudaba a mares, tanto que creó un lubricante entre ambas pieles que deshacía el amarre.

-¿Alaia Nil? ¿Quienes son estos? -titubeaba y retrocedía junto con Lloyd hasta posicionarse en el centro del área. Las armas ajenas apuntaban al cráneo de Samay, como si ignorasen la presencia de Hale-. ¡¿Por qué no te apuntan a ti?! -Ehud se escondió en las espaldas de la chica, moviéndola en círculos para bloquear unas cuantas balas.

-No lo sé, querido -rápida como un rayo, Lloyd giró su cuerpo y con el dorso de la mano bloqueó los tubos respiratorios de Ehud, dándole una patada en ambas corvas que provocaron la caída del cuerpo de Ehud. El chico regordete parecía una lombriz atrapada en un mar; con las fuerzas para retorcerse pero sin la capacidad para librarse.

-¡¿Qué?! -Samay miró con dificultad a su alrededor, seguidamente a Lloyd y dentro de sus ojos, el corazón se le rompió-. ¿Alaia...?

La mente de Hale ya estaba muy cansada de la situación, tanto como para llenarse la mente de preguntas innecesarias acerca de la identidad de Ehud Samay.

-¿Quién te envío? -Alaia Nil ya no existía, su dulce voz, sus cálidos y tranquilos movimientos se esfumaron junto al viento. Ahora la muerte bailó con tristeza en los ojos de Lloyd. El miedo en Ehud pareció desaparecer al ver el rostro pálido de la chica, se centró en ella, y descubrió que Hale hace tiempo ya había muerto. El chico cedió.

-Me envió Acfred Samay con la identidad de su hijo; Leire Samay. Bajo la misión de averiguar lo más posible acerca de Alaia Nil: su identidad, la conexión con Leire, apariencia, habilidades e historial... -Lloyd había estudiado por semanas a aquella mente criminal, sabía todo lo que se necesitaba saber, incluso los más mínimos detalles de su vida privada, pero el nombre de "Acfred" nunca había salido a la luz. En cambio lo conocía como: "Kabtin". La apariencia también era desconocida.

Hale frunció el ceño con gran disgusto. Nunca había pensado que se volvería a encontrar con aquel sujeto. Incluso lo tomaba por muerto. Pero en cambio Acfred Samay seguía en las mismas. En pocas palabras, uno de los tres peores rivales de Lloyd.

-¿Vendrá a Corea? -le cuestionó Hale. Lo último que quería era reencontrarse con ese ser sin antes tener un plan y todo un ejército. Ehud asintió con miedo-. ¿Cuándo?

-En treinta y dos horas -Lloyd chasqueó la lengua, miró al suelo y supo que ya tenía la información suficiente. Pero necesita más detalles.

-¿Y que más dijo? ¿Te dio más detalles? ¿Advertencias? ¡¿Amenazas?! -Hale parecía desesperada. El simple recuerdo de Acfred Samay le nubló la mente. Llenándola de desesperación.

~Ni Siete Ángeles~ [SEGUNDA TEMPORADA] - NRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora