El mosquetero puntual

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Narra Escritora


-Así qué... -Lloyd se aseguró de que se celular estuviese grabando la nota de voz-. Son las diez en punto de la mañana, y estoy yendo directo a la boca del lobo -sonrió y dejó descansar el codo de su brazo izquierdo en el reposabrazos mientras que la palma de la mano contraria conducía el volante del coche-. Debo de admitir que no suelo tener esperanzas de vida cuando atiendo estas situaciones, y realmente no hago nada por ello. Pero... -su voz colgó de un hilo-. Creo que esta es mi última nota. No tengo familia a la cual decirle que la amo. Ni tampoco amigos que en este momento no me odien. Supongo que el destinatario de esta carta es a mí misma -rio-. Porque puedo verme muriendo en una camilla después de esto, pero riendo a carcajadas por no pensar que sobrevivía. Después de todo... -Hizo una larga pausa para pensar y seguir lo que diga su mente, pero el corazón habló-; yo no puedo morir. Es mi maldición.

Alzó la mano y la guió hacia el gran botón rojo de la aplicación del celular, terminando con la nota de voz y guardándola donde sea que guste estar.

-¿Qué estoy haciendo...? -se cuestionó en un susurro pero nuevamente ignoró sus propias preguntas. El trayecto tardó al menos treinta minutos; yendo a zonas de alta clase y gran poder económico. Básicamente, kilómetros de tierra llenos de mansiones de lujo, restaurantes y supermercados carísimos y con el típico aura de la clase alta. Cuando Lloyd trataba de relacionarse con Ehud mediante mensajes de texto, Samay le dio la dirección donde se reunirían; en la bodega. Pero Lloyd sacó al máximo sus habilidades de persuasión y logró saber la dirección donde se alojaría Acfred Samay. O eso es lo que deseaba hacerse entender, ya que sabía que su enemigo tenía un plan por detrás, el cual comenzaba con Lloyd yendo a su mansión. Y lo consiguió.

La chica detuvo el coche por un momento delante de probablemente la mansión más grande de todo el vecindario. Nada interesante por ver, era como una copia personalizada de su propia mafia. Lo único que le llamó la atención fue que a comparación de las brillosas joyas adornadas en el exterior de cada mansión, este lugar no llamaba tanto la atención (exceptuando por su gran tamaño), ya que los colores opacos que vestían los techos y paredes pasaban desapercibidos al rededor de los vecinos lujosos. Un jardín totalmente descuidado se rodeaba los límites de la construcción de la casa; limitando los espacios entre mansiones con una gran cerca negra.

Un lugar que muestra el resplandor que su dueño infame... Nada del otro mundo.

Lloyd comenzó a pensar cual lugar sería el más oportuno para aparcar su coche. Sí elegía lejos era para no llamar demasiado la atención. Sí elegía cerca era para poder escapar lo más rápido posible. Y no se vio a sí misma huyendo, sino que en lugar de ser una misión secreta, explotará bengalas para decir: "ya estoy aquí".

Sin darle más vueltas al asunto, estacionó el coche a un costado de la entrada inicial (la cual misteriosamente estaba desbloqueada) y bajó de él. Caminó dentro de la mansión, siguiendo el camino de rocas el cual se extendía hacia la puerta principal. En el transcurso se aseguró de llevar consigo sus armas; dos pistolas colgando se su cinturón por la parte trasera. Cuatro dagas aferradas a sus muslos, dos en cada pierna. Un pequeño cuchillo guardado correctamente en su sostén. Entre otros pequeños objetos enredados en sus cabellos qué posteriormente abrirán puertas. 

Ya al estar a menos de un metro de distancia de la puerta de entrada, comenzó a pensar cómo entraría. Ya qué, curiosamente, tiene sus métodos. Sin pensarlo tanto, alzó su mano y con el puño golpeó la enorme puerta de madera oscura. Escuchó dentro algunas voces que comenzaron a alterarse por cada segundo que pasaba. No se podría diferenciar entre mafiosos o empleados. Los tornillos y todo material de hierro rechinó por lo oxidados que estaban a la par de la puerta abriéndose lentamente. Como si dentro temieran de algo... O alguien.

~Ni Siete Ángeles~ [SEGUNDA TEMPORADA] - NRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora