Narra Escritora
Hace horas, Elizabeth Baker caminaba con tranquilidad por el barrio que la conduciría a la casa de la banda. Como era costumbre, no se vería la presencia de Lloyd Hale en el hogar, por lo que se le había ocurrido la idea de llevar a los chicos a unas pequeñas "vacaciones". Ya que recientemente había ahorrado tanto dinero que no sabía qué hacer con él, por lo que rentó una cabaña del bosque por un fin de semana, y así llevarse consigo a los integrantes del grupo. Aunque en el pequeño transcurso, Elizabeth sentía como si alguien estuviese observando cada uno de sus pasos.
-Con disimulo observa de donde proviene tu inquietud -le había dicho Lloyd-. Si no ves nada, acelera el paso hasta casi trotar. Así será mucho más fácil ver el movimiento de aquel que te acose. Nuevamente no ves nada: camina y repite con el mismo procedimiento. Tarde o temprano verás a la persona. -Elizabeth tomó al pie de la letra el consejo de su buena amiga, y no hubo necesidad repetirlo dos veces, ya que detrás de los árboles posicionados al costado de la carretera caminaba un chico con la mayoría de su cuerpo cubierto con ropajes negros. Exceptuando el rostro. Elizabeth sonrió triunfante y con disimulo logró tomarle al chico una foto con su celular. Lamentablemente, la situación comenzó a salirse de sus manos, ya que el sospechoso salió de su escondite y a zancadas se acercó aún más a la chica. Elizabeth retrocedió y sin quererlo se detuvo en seco al ver como el tipo sacaba de sus bolsillos una daga.
"¡Oh, no!" -pensó con un miedo creciente. Si era sólo uno, podía defenderse y correr a la casa de los chicos, ya que se encontraba a menos de una tres cuadras. Y en ese mismo instante hubiese aprovechado, pero olvidaba que tenía los tacones. Trató de tranquilizarse y recordó el pequeño entrenamiento que hace meses Lloyd le había enseñado para casos especiales. Se puso en posición de defensa y... antes de que pudiera hacer algo, tan siquiera moverse, sintió un pañuelo húmedo que la asfixiaba.
Comenzó a verlo todo borroso. Llevó sus manos a los gruesos dedos los cuales apretaban con fuerza el objeto contra su nariz. Pero su fuerza ya no existía, no era nadie contra él. Delante suyo vio como el anterior sospechoso guardaba la daga, para después correr a la chica y darle un golpe seco en el abdomen, el cual hizo que todo el oxígeno que se le saliera.
-Importante: nunca centres tu atención a un solo objetivo. Puede que sea la distracción y que detrás tuyo alguien te esté apuntado con un arma. -Recordó nuevamente las palabras de Lloyd, lo último que pensó en ese momento de desesperación. En cuestión de segundos, Elizabeth Baker se desmaya.
Como era de esperarse, todos los sentidos estaban apagados, pero aún podía percibir el tacto ajeno en su cuerpo. No se lo preguntaba, pero sabía que todo esto era por culpa de Lloyd Hale. No por ser una Idol, no por antifans ni por su cuenta bancaria. Iba a sufrir y todo por ser la mejor amiga de una mafiosa.
Cuando sus sentidos comenzaron a fluir libremente por su cuerpo, se dio cuenta por la forma en la que estaba sentada, que la inmovilidad en sus extremidades se debía porque estaba atada contra una silla de madera. Aún sin la fuerza suficiente como para alzar la cabeza y mirar a su alrededor, Elizabeth decide estudiar con las yemas de sus dedos la soga que sujetaba sus muñecas. Milagrosamente encontró un hueco donde escarbaría y en cuestión de minutos saldría viva.
Con sus largas uñas comenzó a abrirse paso entre el nailon de la soga hasta toparse con la punta de la cuerda.
"¡Bien!" -sonrió triunfante por su tenacidad y continuó deshaciendo el amarre. Pero... delante suyo escuchó como la puerta de hierro se arrastraba por el suelo hasta causar un chirrido escandaloso, y de él, entró un solo hombre a la habitación-. "Mierda. No." -Elizabeth apresuró el paso antes de que suceda nada pero lamentablemente fue muy lenta.
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~Ni Siete Ángeles~ [SEGUNDA TEMPORADA] - NR
RandomUna vez que Lloyd Hale tomó entre sus manos rotas la decisión más importante de su vida, se vio envuelta en una guerra desatada por su pasado. Teniendo que abandonar su futuro y rogar por el perdón de siete chicos, viaja entre dos mundos sórdidos pa...