La falta de pruebas

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Narra Escritora


Lloyd subió las escaleras de su hogar. Por la falta de ruido que había en la casa llegó a la conclusión de que los chicos habían salido. Se cuestionaba si también Elizabeth estaba fuera, ya que a pesar de no vivir junto a Lloyd, solía estar en la casa para animar a la banda. Por lo que conociendo a su mejor amiga, sabía que los chicos estarían viajando por el país junto a la novena integrante.

-"Hmp... Novena integrante -Hale pensó-. Curioso." -pareciera como si sus pensamientos tratasen de decirle algo, ya que sin siquiera notarlo, se detuvo delante de la puerta de su habitación, con la mano alzada muy cercana al pomo. En el corazón de Lloyd nacía la necesidad de proteger a Elizabeth y al grupo, recordando de la nada las palabras de Rouke: "Perderás todo. Además de tu vida". Hale sonrió con amargura y entró a su habitación-. "Como si fuera tan fácil."

En el pequeño lugar rodeado de cuatro paredes había una gran cama, clósets empotrados en la pared, dos mesas nocturnas a los costados del lecho, zapatos tirados por el suelo, hojas esparcidas en el piso y superficies, entre otros detalles que formaban el caos cómodo de Lloyd. La chica dejó en su escritorio el premio recibido en la ceremonia, creando ya una docena de trofeos los cuales parecían simples lápices sin importancia en la mesa; diseminados por cada hueco libre.

Hale aflojó su corbata mientras que caminaba a un clóset y abría la puerta de éste, donde se encontraba un espejo de forma que ocupaba la mayoría del espacio de la madera. Se acercó lo más posible a su reflejo y un vacío le llenó el corazón al no poder reconocerse a sí misma. Pero encontró en su cuerpo un detalle el cual le recordó su pasado; una cicatriz horizontal la cual se extendía como un hilo por toda la parte delantera de su cuello.

Lloyd llevó su mano derecha a su garganta y tocó gentilmente aquella herida, recordando a Arobynn, quién en ese tiempo la había asfixiado con su mano izquierda, mientras que con su otra extremidad libre tomaba un gran cuchillo y aferraba el filo contra el cuello de Hale. En los ataques de Arobynn no solían haber palabras ni discusiones, sino que obligaba a la víctima a sentir la impotencia la cual danzaba en el ambiente, para después matarla. Pero curiosamente, el tipo se dignó a hablar.

-Tú vives, porque yo lo permito. Y llegará el momento que accidentalmente apriete la mano donde palpita tu corazón -la sonrisa sádica de Arobynn se quedó impregnada en la mente de Lloyd. El dolor del filo frío del cuchillo comenzaba a derretir su sensible piel, escarbando entre el cuello segregante de sangre. Movientos lentos y dolorosos. Hale trataba de gritar pero la mano izquierda de Arobynn apretaba fuertemente su mandíbula, siendo imposible moverse o emitir cualquier tipo de ruido. Después de ello, la chica no pudo recordar más, ya que la falta de sangre y el daño a un órgano vital causaron la extenuación y seguidamente el desmayo.

-Me gustaría advertirte... -Lloyd borró su recuerdo y centró su vista en la cicatriz reflejada-. Qué ese corazón está latiendo con fuerza. -Sus mejillas gélidas trataban de moverse para crear una sonrisa, pero ninguna mueca salió a la luz, ya que en el vacío de su habitación, no sentía la necesidad de mostrar su ánima. Ahora sólo quedaba el cuerpo.

Hale sacudió su cabeza con pocas ganas y comenzó a desvestirse. Tras colgar sus ropajes en el clóset y cambiarse con ropajes más cómodos, caminó a su cama y se sentó en ella, seguidamente tomó de su mesa nocturna hojas y un lápiz y comenzó a idear el plan que destruiría a Acfred Samay. Después de varios minutos, escuchó un puño golpear la puerta de su habitación.

-Adelante -Lloyd dio el paso. Aparentemente los chicos sí estaban en casa, o al menos aquellos quienes no provocaban tanto ruido con cada acción. La chica ya sabía de quién se trataba por el débil ruido generado por un toque sensible.

~Ni Siete Ángeles~ [SEGUNDA TEMPORADA] - NRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora