Prólogo

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Su último año en la secundaria empezaba. Ingresó -obligatoriamente- a una academia de señoritas, no se quejaba, tenía a Son Seungwan, su mejor amiga.

Bae Joohyun asistía -desde la escuela primaria- a clases de violín, piano, baile, actuación, pintura. Cualquier actividad que a las familias ricas les parecieran "importantes".
No se quejaba, pensaba que con el simple hecho de poder haber elegido por si sola aquellas asesorías, era afortunada. Incluso si eso significaba que no tendría tiempo libre para jugar.

Su casa era la más grande, casi como un palacio. Los muros eran demasiado altos, que nadie podría treparlos, incluso resaltaba más que el edificio de apartamentos de la esquina. Y ni hablemos del interior del hogar, éste estaba amueblado como si fuera de la realeza.

Sonará arrogante si ella dijera que es "perfecta" y que desde muy pequeña se dio cuenta que podía obtener grandes resultados por su esfuerzo. Pero si otra persona pronunciara algo como eso, le seguirían diciendo cosas como: "Bae Joohyun ha sido perfecta desde niña" "Es extraordinaria" y miles de adjetivos que se refieran a ella.

Para todos era conocida como la "perfecta Bae Joohyun", odiaba un poco que le llamaran así, se veía muy presionada a hacer lo que los demás deseaban y, sobre todo, para ser una "hija perfecta". Venía de una familia adinerada, y eso le estorbaba a la hora de hacer amigos, ya que la mayoría solo era por interés económico y de popularidad, después de obtener lo que querían de la pobre Irene, simplemente desaparecían, dejando uno que otro rumor, que -obviamente- era ignorado por las demás señoritas de la institución.

Incluso siendo como la perfección en carne propia, sin ningún error, impresionando a todos con su gran talento... le faltaba algo.
Deseaba averiguar lo que era salir y correr sin tener a algún guardaespaldas, ir a algún lugar en el que nadie le dijera "perfecta" o le exigiera ser de alguna forma. También anhelaba que su padre la dejara tomar sus propias decisiones, como aquellas clases que tomaba desde niña.

Todo esto era la vida de Bae Joohyun: vivir aferrada a las reglas de sus padres y presionarse para impresionar con su perfección a los demás, incluso si ciegamente llegaba a lastimar a los demás.

Irene se había vuelto un tipo de prisionera que, silenciosamente pedía por la salvación, para ser libre debía prender algo que había olvidado muy en el fondo de su corazón.

Hasta que conoció a Kang Seulgi, una chica muy diferente a ella, quién le enseñaría lo que eran los sentimientos y de que la vida no solo se trata de ser "perfecta"... y ser libre.

Aquella persona que jamás pensó que sería indispensable en su vida: la que la haría mirar hacia delante y que la hiciera sentir libre, esa que le enseñaría a caminar para que después corriera y al final volara. Pero, sobre todo, aquella que le enseñaría lo que era el "amor".

Perfección | SEULRENEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora