Dulce Acosador ↬ (Jin y tú)

Capítulo 37: Dolor

Narra (T/N)______:

—¿Tu madre? -Jin se separó buscando mi rostro.- ¿Estás segura? - asentí débilmente.

—Perdona... - no soporte más y volví a romper en lágrimas.

El dolor en mi pecho era más agonizante que el de mi cuerpo, me costaba trabajo respirar, se sentía demasiado pesado al hacerlo, el simple hecho de pensar hacía mi cabeza doler en demasía, mis ojos escocían por liberar esas lágrimas tan amargas.

—No digas eso. -me abrazo con cuidado.- No fue tu culpa, (T/N)______. -su mano paseaba por mi espalda con mucha delicadeza.

—Es que, yo... -el nudo en mi garganta era tan asfixiante.- El bebé... -dije finalmente.

Las esperanzas de una familia junto a Jin han sido más que destripadas y todo por culpa de alguien más, apreté débilmente con mis puños su ropa.

—Hey, hey... -su voz es tan suave como sus caricias.- No pienses mucho en eso, libera lo que sientes y sigues, cariño. -suspiro.- Estaré aquí para ti. -aparte mi rostro de su cuerpo.- Creeme que no es fácil para ambos. -tenía razón, no sólo yo estaba sufriendo con esto...

"Él entiende mi dolor hasta cierto punto..."

—Jin, perdona... -posó su dedo sobre mi boca.

—No tienes culpa de nada, cariño. -sonrió dulcemente, arrancando un poco la amargura que me invadía.

No dije más, escondiendo nuevamente mi rostro entre su cuerpo.

Mentiría si dijera que no tengo miedo.
Mentiría si dijera que me siento perdida.
Mentiría si dijera que todo está bien...

"Está muy roto lo que quedó dentro de mí."

Entre lágrimas, arrullos, besos y caricias me quede dormida en sus brazos, el único lugar del cual no quiero alejarme.

***

—Solo vete y ya, no tienes nada que hacer aquí. -apreté mis labios y trague saliva fuertemente.- Tú no eres mi madre desde el día en que cruzaste esa puerta. -me di la vuelta.

La había extrañado demasiado pero era muy tarde para dejarme llevar por sentimientos pasados.

—No sólo aparte de preferir a un viejo enfermo te revuelcas con un hombre por dinero. -negué dentro de mí.- Querida, los hombres de su clase no se fijarían en una cualquiera como tú. -siendo sincera me daba igual lo que dijera.

—Muy bien, gracias, yo también te extrañe. -me di la vuelta para encararla.- Si ya terminaste, ya sabes donde está la puer... -me agarro del pelo y me tiro al suelo.

—Bien, reúnete con el lisiado de tu padre. -estaba pensando en el bebé, el bebé.

Pero ella me estaba jalando del pelo demasiado fuerte, me estaba arrastrando. Dios, no podía pararme cubrí mi vientre con mis manos.

—¡Para! ¡Para! -grite desesperada.- ¡Por favor, por favor! -quería atacarla pero no podía dejar indefenso mi veintre.

—Muy bien, mocosa. Como tu padre. -me quede en shock.

—¿Qué? -estoy cayendo, estoy cayendo...

¡El bebé!