Capítulo 1

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/Narra Hipo/
  Heather y yo habíamos sido capturados por Viggo y sus hombres.

Viggo: *Falsa amabilidad* Tanto tiempo sin vernos, "viejo amigo".

  Quise contenerme de decir algo indebido pero no pude. Me convertí nuevamente en quien me olvidé ser.

Hipo: *Sonrisa burlona* Es un gusto verte ¿Perdiste peso? ¿Nuevo peinado? No te reconocí por esa cara de mal perdedor que tienes.

  Viggo estaba a punto de enojarse pero se calmó y puso el mismo tablero de siempre. Ambos jugábamos a Mazas y garras para pasar el rato y para apostar. Si yo ganaba, el retiraba sus tropas en el sector en el que jugábamos pero si yo perdía, debía delatar la posición de algún nido. Aprendí desde ese entonces a no perder. También aprendí a ser un tramposo, ya que cada vez que terminaba delatando un nido, terminaba escapando y cambiando de lugar el nido o interceptado las naves. La primera vez que perdí, asesine sin previo aviso a mis guardias y huí. Otras veces cuando iba a perder, mi madre y Heather me rescataban de repente. En algo teníamos en común Viggo y yo, y es que ambos éramos muy listos y cumplíamos siempre nuestras apuestas. La inteligencia de Viggo me inspiró la primera vez que lo ví en acción, desde entonces intentó siempre ser más listo que él. Para él yo era el único en igualar su intelecto y yo era su rival, yo pensaba lo mismo que él.

Viggo: ¿Lo mismo de siempre?

Hipo: Eso no me convence. Yo quiero algo más.

Viggo: ¿Y que es?

Hipo: Siempre que juego, siempre termino como prisionero, gane o pierda. Si gano quiero que Heather y yo seamos libres.

Ryker: *Enojado* ¡Debes estar bromeando! ¡Él quiere sus cabezas! ¡No vamos a...!

Viggo: *Calmado* Hecho. Pero aparte quiero la ubicación de tu base y quiero que arraigado a tu dragón.

Hipo: *Sonriendo* ¿Seguro? Puede que atraer a Chimuelo a un lugar lleno de cazadores no sea buena idea.

Viggo: Ese es mi trató.

Heather: No vamos a aceptar. Nosotros...

Hipo: Acepto. No solo eso, sino que también te daré la ubicación de mis aprendices y sus dragones ¿Te parece justo?

  Viggo sonrió maliciosamente por la apuesta mientras que veía la cara de preocupación de mi amiga. Sabía en lo que estaba pensando pero yo seguía igual de tranquilo debido a que mi victoria ya estaba asegurado.

  Cuando me desataron las manos, yo me puse en posición para jugar. La partida dió inicio cuando Viggo se sentó en el otro extremo y preparó sus fichas. Viggo y yo empezamos a jugar y nada que no fuera nuestras fichas nos importaba. La partida empezo a ser pareja y a medida que avanzaba el tiempo, tanto el como yo íbamos perdiendo fichas hasta que quedaron las más importantes.

Viggo: ¿Hace cuánto que no juegas?

Hipo: Desde la última vez que no nos vemos. Tuve un encuentro inesperado y me terminé encontrando con Drago. Luego tuve muchos problemas en una isla lejana. No he podido jugar debido a las cientos de cosas que tuve que hacer, pero estoy seguro de que entiendes por lo que estoy pasando ¿No?

Viggo: No tienes ni idea.

Hipo: Bueno, al fin y al cabo, Drago va a perder en este juego, al igual que tú

Viggo: *Moviendo su ficha* No podrás distraerme está vez.

Hipo: Ya lo hice y ni te diste cuenta.

  Viggo vio el tablero y notó que movió una dicha que no debía justo en el lugar en que quería que se moviera.

Hipo: Tranquilo, todavía tienes oportunidad de salir victorioso pero para eso deberás prestar más atención. No quiero que mi mejor rival pierda de una manera tan miserable.

  El comenzó a reírse. Tanto el como yo sonreíamos por la partida que estábamos teniendo. Era una adicción para nosotros sentir la adrenalina de ese modo. Estábamos locos, pero no éramos tontos. Sabíamos que perder para nosotros ese partido no era opción. Nosotros éramos guerreros tanto en fuerza como en intelecto, solo faltaba demostrárselo a todo el mundo.

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia Diferente) P2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora