Capítulo 50

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/Narra Hipo/

  Cuando por fin desperté de mi sueño, entendí que el viaje que Chimuelo y yo comenzamos solos no continuaba con la llegada de nuestros amigos, sino que solo se detuvo por breve momentos. Chimuelo y yo debíamos seguir viajando por nuestra cuenta, sin Heather, ni mi madre, mi padre, mis amigos o mi prometida a mi lado. Era un viaje personal y no podíamos permitir que nadie nos acompañara o se interpusieran en nuestro camino. Como Astrid insistía en acompañarme y me amenazaba con contarle a mi madre, sabía que debía ser muy impredecible y escapar antes de que se dieran cuenta. Como siempre escapaba en medio de la noche, estoy seguro de que iban a esperar para emboscarme mientras todos dormían. Quien más me preocupaba que se enterara era Heather ya que ella era como mi hermana y me conocía casi tanto como mi mamá o quizás más.

  Habían pasado cinco días desde que pasó lo de Berk y mi padre por fin se despertó pero seguía en un estado crítico. Mi madre y yo lo prohibimos levantarse y para asegurarnos de que no lo haga, ordenamos a algunos vikingos y dragones que lo vigilaran. Bocón, mientras su amigo seguía tendido en cama, usaba mi herrería para imitar mis armas y también trataba de hacer algunas otras para equiparnos por si llegaba a ocurrir otro ataque. Patón y otros vikingos de alto rango se encargaban de entrenar a los novatos y organizar grupos de vigilancias. Gothi y algunos dragones con propiedades curativas se encargaron de levantar un puesto de enfermería para los que seguían heridos y los que se herían en los entrenamientos. Berk trataba de levantarse, aunque apenas tuvieran recursos, no tuvieran casas y apenas tenían comida. En mi isla no habían muchas cosas ya que en este lugar solo vivíamos mi antiguo equipo, Heather y yo. Las cosas estaban mal, eran dificiles y estaban por empeorar ya que no faltaba mucho para que Drago, Grimmel y los conquistadores encontraran mi isla y atacaran a todos los berkianos, quienes estaban asustados y vulnerables. Con solo imaginarme lo que harían si nos encontraran, me enojaba mucho y me hacía sentir impotente el hecho de no haber podido proteger el hogar de mis ancestros. Estaba furioso pero mantuve la calma para no perder el control nuevamente. Sabía que si me iba, muchos perderían la esperanza ya que ahora dependían de mí pero si no me iba, entonces nuestra derrota estaría asegurada.

  Con mi elección hecha, tomé una gran cantidad de mi medicina y lo guarde en mi bolsa, preparé varias de mis armas, una armadura que me hizo mi madre, y guarde la receta de mi medicina, por si acaso. Mientras todos estaban ocupados ayudando a los berkianos y sus problemas, aproveché para irme. Para que no sospecharan les dije que iba a estar encerrado en mi cuarto preparando una estrategia, para cuando se dieran cuenta, yo ya estaría muy lejos.

  Chimuelo y yo nos fuimos y cuando cayó la noche descansamos en una isla cercana. Yo me aseguraba de que nadie nos siguiera mientras mi dragón capturaba algunos peces para comer.

Hipo: Chimuelo ¿Crees que sinceramente quee podremos ganarle a Grimmel y a los ortos?

Chimuelo: Ggggg.

Hipo: Si te soy sincero, tengo miedo, pero ya quiero terminar con esto. Quiero vengar a mis amigos, quiero recuperar Berk. *Apunto de llorar* Ya quiero volver a estar con mi familia.

Chimuelo: ¡¡¡GGhauuu!!!

  Ahi me dí cuenta de que Chimuelo me estaba advirtiendo acerca de mi condición y tomé mi medicina antes de perderme.

  Nos acostamos y nos dormimos. Mientras soñaba, volví a ver el mismo sueño, pero esta vez vi a un Furia que nos estaba guíando. Me desperté rapidamente  desperté a Chimuelo y fuimos volando. En poco tiempo llegamos a otra isla y ahí comenzamos a escuchar leves rugidos.

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia Diferente) P2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora