Capítulo 5

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/Narra Hipo/
  Pasó el tiempo y cumplí con mi castigo. Por fin estaba libre y pude volver a volar con Chimuelo.

  Le conté a mamá lo que pasó con Viggo y ella comenzó a preocuparse más y más.

Valka: Drago está empezando a tomar las riendas del asunto.

Hipo: Si lo seguimos molestando, se enojara más y más y puede que dañe Berk.

Valka: No, eso ya está decidido. El dañará Berk de todas formas.

Hipo: Hay que detener a los jefes de Drago de una vez por todas. Si no hacemos algo, todos correrán peligro. Y algo más...

  Me quedé callado un rato porque no sabía cómo decirlo.

Valka: *Preocupada* ¿Que pasa Hipo?

Hipo: Yo...

  Me tape la boca. No podía decir nada. Sentía que volvía.

Valka: ¿Volvió?

Hipo: *Asentir*

  Mi mamá solamente me abrazó mientras que trataba de no llorar. En eso llegó mi padre y se preocupó un poco.

Valka: No es nada... No es nada.

  Siempre le pedí a mi mamá que nadie se enterar de esta parte de mí. No quería que se preocuparan y menos que me vieran de esa forma. Era un oscuro secreto que tenía. Yo tenía un problema que causó un poco de dolor en el pasado.

  Me fui a dormir junto con Chimuelo a mi lado. Me puse a pensar en todo lo que hice y todo lo que podría pasar. Antes de dormirme, ya había tomado una desición.

  Me levanté temprano y preparé mis cosas para irme. Traté de irme sigilosamente sin que nadie se enterara. Salí de casa junto con Chimuelo y cerré lenta y cuidadosamente la puerta. Cuando me di vuelta, ví a mi mamá con su traje y su dragón a su lado. Ella estaba de brazos cruzados.

Valka: ¿Hijo de quién crees que sos? Eres mi hijo. Te conozco mejor de lo que te conoces a ti mismo.

Hipo: *Cabizbajo* No me dejaras ir por mi cuenta ¿Verdad?

Valka: Así es.

Hipo: ¿Me vas a delatar si no vienes conmigo?

Valka: Así es.

  Ya rendido no dije nada y dejé que ella viniera conmigo.

  Antes de que el sol saliera por completo, ambos nos fuimos de allí. Dejamos a Heather con los demás para que tuviera una vida normal.

  Volamos durante horas hasta que finalmente llegamos. Cada uno llegó a sus propias islas. Yo me fui a la mía y ví mi cabaña abandonada y a todos los dragones. Me recibieron con alegría y yo los acaricie a todos.

  Me encargué de poner todos en marcha y de iniciar nuevamente la fragua de la herrería. Comencé a hacer nuevas armas y cuchillos mientras que Chimuelo se encargaba de ayudar a todos los dragones.

  Cuando por fin termine, me puse a ordenar mis cosas y a preparar las cosas para el siguiente asalto.

Hipo: Ahora si, Drago. Está vez si nos vamos a poner serios.

  Hice algunas armaduras para algunos dragones y luego de hacerlo, por alguna razón recordé Berk. Cuando eso paso, sentí que me volvía a ir.

Hipo: No, no, no, no, no, no. No ahora, por favor.

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia Diferente) P2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora