Capítulo 19

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Aviso: Este es un capítulo que he esperado mucho escribir. Es muy especial por muchas razones y espero que realmente les guste. También me gustaría decirles que preparen pañuelos y que si están leyendo este cap. en computadora en su celular, traten de leer mientras escuchan la canción de arriba. La canción es parte del ambiente del capítulo. Eso es todo y espero que lo disfruten.

/Narra Hipo/

  Estaba molesto con Astrid, aunque no era por ella en sí, sino por todo lo que estaba pasando. Realmente me hubiera gustado recibir una respuesta en esa cita. Ahora solo puedo concentrarme en Viggo y sus hombres y en como debo hacer hasta lo imposible para evitar que encuentre a estos Furias Nocturnas y los demás que siguen ocultos.

  Estaba acariciando a esos dragones cuando de repente comencé a ver el cielo y su color anaranjado era tranquilizador y llamativo.

  Chimuelo me dió un pequeño empujón y me pidió volar junto a los demás dragones.

  Heather cuidaba de los huevos mientras que los Furias y yo comenzamos a volar en el cielo. Estábamos en el cielo y se notaba que esos Furias seguían desconfiando de mí. Yo solo mantenía mi distancia pero tanto Chimuelo como yo nos sentíamos triste. Tratábamos de hacer un viaje tranquilo hasta que se me ocurrió una idea. Salté del lomo de mi dragón y abrí mis alas. Ambos jugábamos entre las nubes y nos divertíamos. Poco a poco los demás se fueron acercando y lo que era una situación tensa se volvió en un ambiente alegre.

    Con más confianza, ellos volaron de un lugar otro en el cielo, se acercaban a mi, me lamian, volaban mas rápido y hacían trucos en el aire.

  Todos juntos, caímos en picada y nos elevamos jugando en el aire. sentía como en eso mis recuerdos me inundaron con una gran nostalgia. Podía ver como era un debilucho, como conocía Chimuelo, cuando volé por primera vez, cuando me volví un en lo que soy, cuando me encontré con mi madre y cuando volví a ver a Astrid. Una alegría inexplicable me lleno por dentro. Estar en el cielo con los dragones me hacía sentir libre. Ver el atardecer junto a Chimuelo era algo que llenaba de felicidad y orgullo y él parecía sentir lo mismo.

  Cuando aterrizamos en la isla, fuimos a una de las partes más alta de esta para contemplar el cielo. Los dragones se acercaron a mi y entre todos hicimos algo parecido a un abrazo grupal.

  En eso llego mi mamá con Brincanubes y los dragones retrocedieron. Ella bajo de su compañero y me saludó.

Valka: Hola Hipo ¿Cómo es...?

  Ella se dio cuenta de los Furias y yo trate de explicarle la historia pero, inexplicablemente, las lagrimas comenzaban a caer mientras se lo contaba. Ella me vio y yo la abracé con fuerza. No podía dejar de llorar. Estaba tan feliz que no sabía como explicarlo. 

  Luego de decirle como sucedió todo, la invité a jugar con los Furias y ellos poco a poco confiaron en ella. Era casi como aquel día en que papá y mamá estuvieron juntos y bailaron con alegría. Me sentía como un niño pequeño.

  Tenía muchos recuerdos malos de cuando era ignorado o era la decepción y el desastre de Berk. Pero nada de eso era tan fuerte como la felicidad que sentí cuando me convertí en jinete.

  Sentía que era capaz de hacer cualquier cosa que me propusiera. Y el objetivo que tenia era: que los humanos y dragones vivieran en armonía, y proteger la paz.

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia Diferente) P2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora